Un poquito menos...

Buenas,

En primer lugar, por aquello de mantener los buenos hábitos: ¡Feliz Año nuevo! Espero que todo el mundo haya tenido un fin de año acorde a sus gustos y sus deseos: en mi caso, fue una noche más, quizás un poquito más ruidosa, pero normal a fin de cuentas…

Eso sí: las campanadas las vi en RTVE (como Dios manda) y, aunque no comí uvas, sí es cierto que me encantó ver la Puerta del Sol puesta de gala para recibir al 2011.

Antes de que se me olvide: he cambiado el fondo de pantalla del blog para incrementar su legibilidad (y estoy pensando en hacer más cambios, así que, si tienes alguna buena idea, aquí siempre se menciona a quién las genera y, como no, las sugerencias son siempre recibidas con agrado).

Dicho lo cual: vamos a meternos en faena, que este post viene cargadito.

No me gustan las Navidades: hay algo en ellas que me pone triste y, a veces, de mal humor… Supongo que va en mi carácter: no me gusta eso del “ahora a celebrar porque toca” o “Es Navidad, así que, de pronto, después de un año siendo un perfecto (o “perfecta”, que los de igualdad no se mosqueen) bastardo, ahora de pronto, sin saber muy bien a cuento de qué, toca hermandad y paz entre los pueblos”.

Ya sabéis cuál es el mantra oficial: “Estoy de lo mío y tengo una edad” para según qué cosas aunque, en este caso, en mi fórmula personal, le añado que, en estas fechas, de pronto, me acuerdo de los que ya no están, sea porque “ya no están” o, simplemente, porque el tiempo y la distancia han hecho de las suyas…

El otro día, en el trabajo, con eso de que estábamos casi solos, un par de compañeros y yo, durante la comida, nos pusimos a hablar de lo humano y de lo divino. Entre otras cosas, hablamos de nuestra capacidad para aceptar gente en nuestro entorno de amistades: con la edad, llegamos a concluir, parece que te cuesta un poco más eso de que entre gente en tu círculo y, con la edad, precisamente, las pérdidas duelen más…

Ahí es donde, para variar, me puse a buscarle los tres pies al gato… El cuerpo me lo pide constantemente, en esa vertiente, puñetera como ninguna, que me define y que, a veces, afortunadamente, me protege de muchas cosas…

Analizando mi comportamiento me doy cuenta de que, con los años, sigo reaccionando igual a la hora de ser aproximado por alguien… Cualquiera se puede acercar a mí y hablarme, no suele haber problema alguno, pues uno nunca sabe lo que el destino te depara cuando conoces a alguien nuevo.

Sin embargo (una maravillosa forma de evitar decir el tan consabido “peeeeeeeeero”) dicho lo cual, lo cierto es que en cuanto veo algo que no me gusta, paro de raíz, con la correspondiente perplejidad de la persona que, ante mi comportamiento, no sabe reaccionar o, simplemente, explicarlo.

Quizás esa es la parte más difícil o más dura: para entender la pura legitimidad de la persona en su modo de comportamiento, no puedo intervenir, sino que debo dejar hasta el último segundo que la persona haga lo que crea que tiene que hacer...

"¿Y esto por qué?" Tiene una explicación "más o menos lógica": durante muchos años, fruto de mil y una historias que no te voy a explicar, me he plegado a todo tipo de situaciones, por aquello de no molestar a la otra persona, por aquello de satisfacer a los demás, aún a costa de que dicha acción u omisión no sólo no me aportara nada, sino que me provocara un perjuicio.

Así por tanto, desde hace un tiempo, decidí poner en marcha un “protocolo de actuación”, el cual, indefectiblemente, se ha ido aplicando progresivamente hasta acaparar todos los distintos entornos que me rodean (personales, profesionales, sentimentales o familiares: la primera regla es no hacer excepciones de ningún tipo).

Decía el padre de una amiga mía que “somos como somos” (la sabiduría gallega: esa cosa mitad “Refranero Español” mitad “Expediente X”) para explicar que las personas no cambian y que, cuando uno se enfrenta al carácter de una persona, o bien se acepta lo que esa persona representa “tal cual” o, con el tiempo, las cosas que uno en su día decidió “pasar por alto” vuelven para preguntar si sigues pensando lo mismo…

Las personas que me rodean “en la distancia” son muy poquitas: los años han hecho una limpia espectacular, dejando en el camino a gente que nunca pensé que dejarían de estar ahí, por una parte, o con aquellos que, llegado el punto, sólo he aplicado la consabida regla hasta las últimas consecuencias…

Pero nada es eterno: el tiempo, como el mar, a veces devuelve a tierra a aquellos barcos que, una vez, se perdieron en el camino.

Ésa es quizás la lección más bonita: un día la gente reaparece y todo vuelve casi al mismo lugar de dónde una vez se partió.

El destino es curioso, caprichoso y suele poseer un cierto sentido de la ironía.

Me contaba hace poco un amigo que, de cuando en cuando, le pega una pulida al Facebook para, simplemente, desconectarse de gente con la que no habla desde hace un tiempo: bien es cierto que es fantástico eso de que la tecnología te permita mantener un cierto “contacto” (yo lo llamaría “conexión” por aquello de que, como mi amigo asevera, una vez aceptada la amistad virtual, hay gente que no dará señales de vida) pero, también es cierto, quizás las definiciones de “amistad” con el tiempo, cambian, adoptando la forma más adecuada para cada persona y cada contexto…

Mi amigo es selectivo: en cuanto pasa un tiempo y se da cuenta de que hay gente con la que no habla nunca, de la que nunca sabe nada y de la que, en el fondo, tampoco tiene ya nada en común, más allá del punto en el pasado en el que coincidieron,  pues decide eliminar a esa persona de su lista y punto.

Hay gente que lo lleva bien, hay gente que lo lleva mal y, por supuesto, hay gente que ni se entera: de igual forma tengo amigos que aceptan a casi cualquier persona para acceder a esa “amistad virtual / conexión” donde unos y otros comparten sus datos, sus experiencias, sus imágenes o,  para resumir, su vida.

Me parece que, dentro de un tiempo, empezaré a hacer algo parecido: si bien todo el mundo es bienvenido a mi vida, “por sus actos los conoceréis” y, si hay gente de la que nunca sé nada, si hay gente de la que, en el fondo, tampoco me interesa nada su presente, quizás el tiempo sea una buena forma de hacer que, la vida, en otro punto del futuro, nos vuelva a juntar…

Hace unas 3 semanas estuve escuchando en el PodCast de un programa estadounidense llamado “60 Minutes” (que es como el Informe Semanal en España) la historia de unas personas que tenían como peculiaridad, la capacidad para recordar todos y cada uno de los días de su vida (tienen “hipertimesia”, para aquellos a los que le guste guglear cosas interesantes)…
Nota al margen: la palabrita no tiene artículo en castellano en la Wikipedia... Creo que es el momento de que me ponga la capa de "Súper Coco" y traduzca el artículo del inglés a nuestra maravillosa lengua... A ver si me lo aceptan, que la última vez me tiraron una traducción por, exactamente, eso (que mandan eggs, por cierto).
Más allá de la parte divertida de estas personas (“No puedes perder ninguna discusión en pareja, porque se acuerdan a la absoluta perfección de lo que se dijo” decía uno de ellos) el documental explicaba que, hasta cierto punto, puede ser negativo para el desarrollo como persona, por cuanto nuestra mente está diseñada para olvidar u obviar fragmentos de información, de tal forma que puede priorizar y aprender a aplicar la intuición (la inteligencia) en lugar de la memoria (donde no existe proceso creativo por parte de la mente, salvo “leer del disco duro” lo que se ha vivido en otras ocasiones).

De igual forma, con las amistades, uno siempre sabe cuál es su “núcleo duro”, ese grupo de personas que se pueden contar con los dedos de una mano, aquellos a los que comunicas antes que a nadie según qué cosas (como cuando vuelves a casa) o aquellos que sabes que estarán ahí, que no te fallarán, que representan mil y una cosas para ti y por los que, si fuere necesario, harías cualquier cosa.

No sé qué hacer… Este año está empezando con cambios: a partir de ahora quiero interactuar con más gente, quiero empezar a utilizar cosas distintas (me estoy acostumbrando a utilizar cada vez más las mismas cosas y, si algo he aprendido en este viaje, es que, precisamente, debo ser flexible para, si algún día un cambio es requerido, poder hacerlo sin apenas curva de aprendizaje de por medio) y, además, me embarcaré en la creación de algo (que todavía no sé muy bien qué o cómo será, pero tiempo al tiempo).

También escribiré más: tengo que hacerlo, porque es una de esas pequeñas pasiones que, debidas al día a día, parece que se van quedando relegadas en la famosa “Lista de quehaceres” que tan de moda están en la Apple Store para el iPhone/iPad (por cierto: “Evernote” forever, aunque he oído que Reqall también es alucinante).

Por tanto, para este 2011:
  1. Aprender cosas nuevas (en la Pipeline están):
    1. Aprender Java
    2. Aprender Python (nativo en MacOS: ¡La caña!)
    3. Aprender a manejar Apache/MySQL/PHP para implementaciones Web
    4. Utilizar nuevos servicios / reducir dependencia de servicios actuales
    5. Enumeración de todos mis servicios.
      1. Unificación.
    6. Incrementar mi conocimiento de holandés.
  2. Incrementar mi nivel de disciplina en todos los aspectos.
  3. Venir más a la Biblioteca (aquí se escribe de fábula).
    1. Trabajar más aquí en temas personales
    2. Leer todos los libros que tengo pendientes.
  4. Proyecto “Sensaciones”.
  5. Más interacción con las distintas audiencias y grupos virtuales a los que pertenezco.
  6. Como Obama: “Change, we believe in”.
  7. Más disponibilidad para “el núcleo duro”.
  8. No lamentar lo que sé que tengo que hacer, por duro que sea.
  9. Escribir más.
  10. iPad 2 (que va a caer como hay un Dios: ¡Ya te lo voy avisando!)

Y creo que eso es todo: nos hablamos en breve pero, si tienes algún comentario adicional, bien lo dejas justo aquí debajo o, si lo deseas, me escribes (a partir de ahora, en la firma, irá el correo electrónico del blog para que podamos conversar más directamente, si así lo deseas :-))

Un abrazo: ¡Amsterdam Prevalece! (y la Biblioteca ni te cuento :-))



Paquito
sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es

Comentarios

  1. ME HA LLEGADO, JOSE :) .......Me ha llegado y de qué manera ( snif). Ah! La 7 me encanta y espero que tomes acción.Lo del holandés no lo veo como "cosas nuevas". Estarás perdiendo el tiempo y lo sabes ( punto 8).
    Un abrazo
    P.D:.... fans de Paquito: dejad de buscarme porque no tengo blog

    SALTAMONTES

    ResponderEliminar
  2. Hola Saltamontes :-))

    Mil gracias por tu visita y por tu comentario: todo un placer como siempre :-))

    Pues nada: me alegro de que te haya gustado y espero que tu también hayas creado tu "To-do List" para este año (en cuanto uno se plantea un objetivo, lo más importante es intentar a ir a por el "como sea" :-)).

    Un abrazote y, de nuevo, mil gracias por tu visita y por tu comentario :-))

    Paquito.

    ResponderEliminar
  3. Molt be con tus promesas!
    Tu amiga saltamontes me hizo reir con eso de que "FANS" tuyos dejenla de buscar jajja

    ResponderEliminar
  4. Hola Hola S.S.

    Mil gracias por tu visita y por tu comentario: como en cada ocasión, es un placer leerte por aquí :-))

    Alucinarías de lo que uno puede encontrar en las estadísticas del blog (entre ellas, que hay un montón de visitas buscando el blog de Saltamontes :-))

    Ahora, a mantener mis promesas :-))

    Un abrazo y, de nuevo, mil gracias por tu visita y por tu comentario :-))

    Paquito.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Todo comentario, siempre y cuando sea educado, es bienvenido.

Quizás te pueda interesar...

Tener un coche en Holanda

Es cuestión de organizarse

ChatGPT - Ahora empieza lo bueno

"No hay huevos" - La compra de Twitter por Elon Musk

Para mí Tanya es Ucrania