Detalles y Prejuicios

 Buenas,

Al salir del médico pensé en tomar ese camino: en última instancia, estando justo al lado y ofreciendo la excusa perfecta para ver alguna tiendecita, no me venía tomar esa ruta en lugar de evitar el modo "indoor" de las modernas superficies comerciales.

Es una zona buena de Holanda: no nos podemos quejar y, además, el centro comercial está muy bien, lo cual, unido al modo "ansia viva" que tenía por comprar "un par de cosillas" ("Visa-in-Mouth" is set to ON) decantó la elección...

Un disco duro, lentillas desechables (las llevo ahora mismo: primera vez en mi vida), medicamentos para la alergia y unas vitaminas junto con un take-away del HEMA (bocata, zumo de naranja y dos stroopwaffels por dos Euros: oferta válida de 9 a 10 de la mañana, oído al parche) hicieron del camino algo memorable...

Pero algo sucedió en ese camino que me enseñó una gran lección: la de no mirar un momento determinado de la vida y tomar conclusiones basándote en prejuicios...

Al cruzar por el centro comercial, paso por la zona donde, además de Wi-Fi Gratis, tienen instaladas sillas, sillones y unos iPads empotrados para que el personal los pueda utilizar... Está de coña, de verdad que sí :-))

Al ir caminando, ya digo, veo que un grupito de chicos jóvenes (marroquíes, todos ellos) que se sientan en esa zona y se ponen a juguetear con los iPads...

A mi lado, en ese momento, una pareja holandesa cruza en el mismo sentido en el que voy yo y, sin seguir muy bien lo que dicen, llego a entender lo de "marroquíes" y un tono que me viene a decir que qué es eso de estos aquí zanganeando en lugar de estar haciendo otras cosas (uno lo nota, no sólo por palabras sueltas, sino también por la actitud de quien lo suelta y cómo lo suelta)...

Vivo en una zona adinerada y, hoy, al ir cruzando la zona comercial, me fijé en el personal (gente mayor paseando y/o mujeres más o menos jóvenes con ropa cara de compritas), lo cual confirmó el perfil del visitante del lugar en las horas tempranas donde todo hijo de vecino está trabajando (salvo los que, como yo en mi caso, tenemos una buena excusa, como es tener días libres sin disfrutar como para hacer el camino de Santiago y volver)...

Esos chicos están ahí y uno, efectivamente, puede dar rienda suelta a sus prejuicios a raíz de los cinco segundos contemplando la imagen que os he descrito (sin contexto y con prejuicios, el caldo de cultivo está servido)...

Pero uno, que es ante todo correoso y puñetero como pocos, decide meterse en el Hema, comprar unas cosillas, tomar el take-away por dos euros y seguir observando la escena, porque algo que he aprendido en esta vida es que, precisamente, los prejuicios se rompen observando las escenas con mayor tiempo de exposición al fenómeno (el tiempo, en última instancia, es la variable que lo soluciona todo: no por nada, es la cuarta dimensión del universo y la medida de la entropía del mismo, pero tampoco nos vamos a poner ahora en plan filosóficos o profundos, que se empieza así y se acaba viendo al Punset y utilizando productos de App... ¡Oh! ¡Mierda! :-)).

El caso es que el tiempo es la variable a tener en cuenta aquí, porque en ese momento se cumplen las 9:30 de la mañana y esos chicos, que hasta hace cinco minutos eran unos pseudo-delicuentes, "vagos y maleantes", "ni-nis" y lo que su perversa mente le dé a usted por pensar, se levantan de los asientos y se dirigen hacia las tiendas que empiezan a abrir en ese momento, observando, después de salir de comprar mis medicamentos en el Etos, que ellos en realidad trabajan en las mismas y que, cumplidores como los que más, estaban esperando cinco minutos antes a que abrieran para demostrar un sentido del deber impecable...

Como uno, ya digo que es retorcido, le gusta utilizar el tiempo como variable en todo proceso de observación, comienzo a caminar por los pasillos de la zona comercial con otras tiendas donde, a tenor de sus cartelitos en las puertas, te informan del horario de apertura (09:30) y, con curiosa y extraña sensación carente de sorpresa, me fijo que en aquellos donde precisamente el pelito rubio y los ojitos azules son lo único que te puedes encontrar, la cosa es un poquito más laxa, llegando para abrir a las 9:35 o semi-abriendo (las puertas o rejas del establecimiento a medio abrir) a las 9:45...

A nosotros, que somos de otros lares y nos atribuyen la famosa frase del "mañana mañana" (nota: yo esto no lo he oído en mi puta vida en España) se nos debería caer la cara de vergüenza cuando caemos también en según que tópicos y clichés...

Si bien es cierto que existen problemas en cualquier sociedad con aquellos que son diferentes, el ejemplo que he vivido esta mañana me ha enseñado que, antes de dejar que nuestras lindas cabecitas se pongan a ejercer juicios de valor desde nuestra maravillosa columna de marfil, mejor nos vendría parar unos cuantos minutos y, cual escena de salón de Garci (laaaaaaaaaaargas y cansinas, con garlopa verbal para parar tres trenes, o como lo llaman aquí, "Fyra", jejeje :-)) mirar de reojo lo que está pasando, no vaya a ser que nos la tengamos que envainar...

Porque todos usamos lo del "yo no soy racista pero..." (sí, todos, no mires para otro lado)... Todos vamos de tolerantes, pero la vivienda social que no toque en mi zona y, si toca, que no me toque un vecino gitano o elija Vd. la raza u origen que mejor le venga en gana... El ser humano está programado para rechazar lo extraño y diferente por su sentido de la naturaleza (fuimos diseñados para sobrevivir, no para mantener blogs o escribir e-mails) y la lucha contra ese carácter, los problemas de convivencia y los choques de cultura son y van a ser el pan nuestro de cada día durante toda nuestra vida...

Esos chicos estaban esperando pacientemente a que sus tiendas se abrieran para empezar a trabajar (y los laboriosos y muy comerciantes rubitos, que con tanto desprecio y arrojo se atreven a juzgar a todo aquello que tenga ojos y cabellos oscuros, ya digo, se lo tomaban con más tranquilidad, mientras miraban desconfiados a los primeros).

No caigamos en el mismo error y ojo, que no todos los lechosos son iguales porque, al igual que con lo del "yo no soy racista pero", "yo tengo amigos holandeses y son de lo más majo", que también estoy seguro que lo has escuchado...

El detalle: esa fracción de tiempo en el que alguien abre la boca, rebuzna, se va a su casa y mientras tanto la realidad sigue su turno.

Los prejuicios: el eco de los rebuznos de aquellos que ya no están.

Tenía que decirlo: eso es todo, ¡Ámsterdam prevalece! :-))


Paquito
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Comentarios

  1. A veces tenemos la boca grande, sí..

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    Respuestas
    1. Claro, es que todos somos buenísimos... Vamos, que el aura de bondad de las fotos de la primera comunión todavía no se nos ha borrado de la cara :-))

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