El Senado Holandés quiere escucharte

Muy buenas:

Una de las cosas que he apreciado siempre de Holanda ha sido el aspecto formal sobre la cual el país trata el aspecto de la privacidad de las personas.

Hablo del "aspecto formal" y excluyo a la sociedad, la cual tiene un particular sentido de la misma: el famoso "control social" que justifica los enormes ventanales (erróneamente atribuidos a un aspecto práctico en términos lumínicos) y que permite (en su sentido original) la aplicación de la doctrina calvinista de la comunidad, donde "no hay nada que ocultar" y donde los vecinos ejercen un velado y silencioso rol de monitorización sobre cada uno de nosotros.

Pero, antes de empezar, me gustaría darte unos cuantos datos que, quizás, te permiten tener un cierto contexto para que entiendas lo que viene.

Un poco de contexto 

Con respecto al estado de las cosas, en lo que se refiere a la privacidad en cada país, existen muy pocos recursos para hacerse una composición de lugar.

Una de las primeras fuentes que intento consultar es "Privacy International", una organización situada en Londres, donde se ofrecen varios índices y análisis sobre cómo cada país se comporta respecto del derecho fundamental a la privacidad de los ciudadanos.

Desafortunadamente, la última vez que hicieron un ranking de países en lo referente al respeto y protección de la privacidad de sus ciudadanos, fue en 2007, es decir, hace una década, tiempo en el cual, desafortunadamente, las cosas no sé si han ido a peor, pero desde luego donde hemos aprendido de los dimes y diretes que las diferentes agencias de seguridad del mundo con respecto al control del uso de los medios electrónicos como fórmula para espiar y monitorizar a los ciudadanos.

Este índice se encuentra accesible aquí y, como digo, se dejó de actualizar en 2007.

Por más que intento buscar datos, nada aparece: es extraño que, en un tema tan controvertido, haya casi un silencio sepulcral (lo poquito relevante que he encontrado es algún estudio, de alguna compañía, con respecto a la percepción de la privacidad de los usuarios de los países), lo cual es, cuanto menos, destacable, sabiendo como está el patio.

Así que, me temo, tuve que tirar de los amigos de la "Gran G", que en su día, disfrazando el asunto como un tema de transparencia (la realidad es que la confianza de un usuario disminuye cuando empieza a entender que su buscador, correo electrónico o servicio de confianza, está recibiendo requerimientos para acceder a los datos de sus usuarios), decidió publicar dicho número de peticiones.

Los datos, accesibles para su análisis, están disponibles haciendo click aquí.

Después de descargarme los datos y dedicarme a hacer el gamba con ellos (la pivot table da un juego tremendo), descubro interesantes cosas, como por ejemplo:

  1. Desde que empezaron a hacer públicos estos datos, el Top 5 de países haciendo este tipo de requerimientos son Estados Unidos, Alemania, India, Francia y Reino Unido.
  2. España está en décima posición y Holanda está en la vigésimo segunda (justo debajo de Rusia y por encima de Méjico).
  3. Si analizamos sólo los datos del último periodo publicado (el año 2016), el Top 5 sigue igual (salvo que Francia supera a India), España sigue en décima posición y Holanda sube hasta la décimo séptima, justo por debajo de Bélgica y por encima de Rusia.
Esta es la parte cuantitativa del asunto: si hacemos un análisis cualitativo (qué tipo de requerimientos se producen), casi todos los países piden acceso a los datos de esos usuarios por requerimientos legales (la excepción es Estados Unidos, donde no existe ese concepto tal, sino que se hace un desglose más fino, incluyendo otro tipo de órdenes judiciales, órdenes de búsqueda e incluso pinchazos a dichos usuarios para escucha o monitorización de sus actividades).

Nota: los requerimientos de acceso a datos de usuarios forman parte del normal ejercicio de la aplicación de la ley. El volumen y tipo de requerimientos es sólo indicativo de lo que es "la parte visible" con respecto a lo que los gobiernos acceden.

Mira que te enrollas...

Tienes razón: me enrollo como las persianas... Vamos al turrón, que es lo que interesa.

El Senado Holandés acaba de pasar una nueva ley de escuchas, donde la cosa empieza a tomar tintes Orwellianos.

Podéis leer la noticia haciendo clic aquí (está en Holandés, pero Google Chrome te lo puede traducir y darte una idea del asunto, si no hablas el idioma).

Me explico: hasta el momento en el que esa ley se pasó, en Holanda, la monitorización o escuchas de ciudadanos residentes en este país estaba regulada por la ley, pasada en 2002, donde la ley establecía que dichas actividades sólo se podían ejercer de forma individual.

Me explico con un ejemplo: pongamos que en tu vecindario alguien se dedica a algún tipo de actividad criminal chunga chunguísima... El Servicio Secreto Holandés cree que puede ser algo más que simple criminalidad local y decide entonces investigar junto con las autoridades. Una vez que las investigaciones progresas, las autoridades creen tener a uno o varios sospechosos en la zona, así que articulan el requerimiento judicial y, una vez otorgado, pueden monitorizar lo que los sospechosos hacen con sus teléfonos o en su actividad en Internet, pero sólo las personas que estaban siendo investigadas y declaradas como sospechosas, en el ejercicio de una investigación concreta, con un fin claro.

La ley ahora cambia y, desafortunadamente, para peor: la nueva legislación permite aumentar el objetivo de las escuchas, haciéndolas más amplias e indiscriminadas, lo cual tiene implicaciones éticas, motivo por el cual, varias organizaciones de derechos civiles se han opuesto a ella (de momento sin éxito, una vez que la ley ha sido aprobada por el Senado).


¿Qué cambia? Volvamos al ejemplo anterior... Alguien en tu vecinario se está dedicando a algún tipo de actividad criminal... Mismo caso: el Servicio Secreto cree que es algo chungo de cojones, así que empieza a articular los diferentes mecanismos legales para saber qué está pasando... Con la nueva ley, como más o menos saben dónde sucede la cosa, no tienen por qué ceñirse a los que presumen como sospechosos, sino que, simplemente, pueden monitorizar a todo el vecindario, a toda la ciudad, la provincia o el propio país y a ver qué sale.

Y esto es preocupante...

Pero... ¿Por qué va a ser preocupante? El fin es el mismo, ¿No?

Comparto cumpleaños con un señor que, en el Siglo XVI, escribió un muy interesante tratado, basado en un español (un señor que decidió casarse con otra señora y que, con paciencia y muy buen hacer, crearían el primer estado moderno de Europa, además de ser testigo del nacimiento de lo que después se daría en llamar "Imperio", que cubrió a la mitad de Italia, Holanda, Bélgica, América y las Filipinas) donde explicaba, así a groso modo, que los fines justificaban los medios.

El planteamiento es eficaz, pero no eficiente: funciona, pero deja un montón de cadáveres (figurativos o reales) tras de sí, muchos de ellos, en la inmensa mayoría de los casos, como consecuencia de inadvertidos efectos en el análisis inicial del problema y del impacto de las soluciones.

En el ejemplo anterior, por tanto, estábamos buscando a un señor, o señores (e incluso señoras, ojo) que podían estar ejerciendo actividades ilícitas malas de cojones... Con la aplicación de la ley, empiezo a monitorizar todo el tráfico de Internet de la ciudad donde viven, y ahí empieza el festín: sí, quizás sea capaz de captar lo que están haciendo ellos, pero también estaré viendo lo que tu haces y eso, lo creas o no, tiene consecuencias.

"Yo no tengo nada que ocultar, así que mientras pillen a esos cabrones, ¿Qué más da?"

Existe una frase (cuyo origen no recuerdo) que dice que "aquellos que renuncian a su privacidad por su seguridad, no merecen ni lo uno ni lo otro".

Pensar que, como uno no tiene nada que ocultar, no le importa que le monitoricen, es como decir que, como no tienes nada que decir, pues que nadie hable.

Y la realidad es que sí: tienes mucho que ocultar... Más de lo que tu crees...

Quizás no quieras que nadie vea las fotos íntimas de tu familia, como tampoco querrás que alguien vea fotos íntimas tuyas.

Probablemente no quieras que nadie vea o conozca el acceso a tus datos bancarios.

Tampoco creo que te gustará que nadie sepa tus búsquedas de enfermedades en Internet, en especial cuando sientes un extraño picor en "tu cosita"...

Hablando del Rey (o Reina) de Roma: probablemente no quieres que nadie sepa qué haces o qué tipo de contenido consumes cuando "tu cosita" pide atención y cariño (para que nos entendamos: es el tipo de contenido del que jamás hablarás con tus padres y, dependiendo de tu grado de pudor, ni siquiera quizás con tu pareja).

Probablemente creas que ese nick inventado que utilizas en Internet para hablar de política, ciencia o trucos de cocina es suficiente para mantenerte anónimo, pero si soy capaz de asociarle una IP y combinarlo con otros datos, seré capaz de saber exactamente quién eres.

Y todo esto, quizás, creas que os relevante (el objetivo de la monitorización era la búsqueda de esos temidos criminales) pero el hecho de que el Estado y sus Servicios Secretos puedan acceder a (y probablemente almacenar) tus datos y actividad en la Red, no es baladí.

¿Algo más?

Sí... La figura del informante pasa de restringirse de personas individuales, dispuestas a colaborar con las autoridades, a involucrar a organizaciones y empresas, momento en el cual abres la puerta para, básicamente, tener todo tipo de facilidades en el acceso a esos preciosos datos.

A cambio, se supone, se establecerá un comité especial que actúe como supervisor de este tipo de actividades, pero todos sabemos, gracias al amigo Snowden, que este tipo de mecanismos no sólo no son efectivos, sino que pueden ser puenteados o directamente mentidos sin ningún tipo de problema.

Conclusión

Pues me temo que esto no es sino otro signo de cómo está la cosa en estos tiempos: el derecho a la privacidad, que es un derecho reflejado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, detallado en su artículo duodécimo:
"Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques."
No sólo eso, como miembros de la Unión Europea, todos los Estados Miembros se rigen por la Carta de los Derechos Fundamentales de la misma, cuyos artículos Séptimo y Octavo, establecen que:
Artículo 7 - Respeto de la vida privada y familiar: Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de sus comunicaciones. 
Artículo 8 - Protección de datos de carácter personal: 
  1. Toda persona tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que la conciernan.
  2. Estos datos se tratarán de modo leal, para fines concretos y sobre la base del consentimiento de la persona afectada o en virtud de otro fundamento legítimo previsto por la ley. Toda persona tiene derecho a acceder a los datos recogidos que la conciernan y a su rectificación.
  3. El respeto de estas normas quedará sujeto al control de una autoridad independiente.
Resulta curioso y triste ver como los derechos fundamentales se desvanecen como una aspirina efervescente en un vaso de agua. Hemos decidido vender nuestro derecho irrenunciable y, de paso, las instituciones que se presume que velan por nosotros, han decidido apuntarse a la fiesta, sometiendo a sus ciudadanos, en nombre de la seguridad, a registros electrónicos indiscriminados.

Y desafortunadamente, el principal conductor de estos cambios es la comodidad y el miedo: la comodidad de que este tipo de cosas son absolutamente invisibles, además de ser técnicamente factibles a un precio irrisorio, sin contar al factor del miedo, al que sólo hay que agitar cada vez que una desgracia sucede entre nosotros.

De ahí mi consejo habitual: utiliza servicios encriptados, encripta el disco duro de tu ordenador, de tu teléfono móvil (si no eres usuario de iOS: éste viene así por defecto) y, sobre todo, entiende que, a partir de ahora, cada vez que hagas algo en la red, piensa que puede haber alguien al otro lado de la línea...



Seguiremos informando.


Paquito
Emilio: sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es
Twitter: @paquito4ever

Comentarios

  1. En toda Europa, en todos los países en los que haya elecciones, en todos en los que se cobren impuestos, hay un elemento básico a proteger y que nos afecta: El Censo.
    Tiene mucha razón Paquito otra vez en su entrada "El Senado Holandés quiere escucharte".
    El poder de acceder a un censo, e.g. el electoral, el municipal, el empresarial,...confiere grandes poderes a quien tenga poder para procesar esos datos.
    El articulado de la carta de los derechos humanos y del doc. fundacional de la UE se supone que protegen esos derechos.
    ¿Porqué llegan a vuestros navegadores, buzones, etc. spams com propaganda?
    Ese es el uso más burdo.
    ¿Cómo es que os llaman por teléfono para campañas comerciales?
    Eso ya es un paso algo más sofisticado.
    ¿Podéis hacer algo semejante con vuestros empleados, los funcionarios públicos?
    No.
    Las leyes de protección de datos son una farsa. Lisa y llanamente.
    Manejar las leyes de la Democracia Liberal hasta hacer de ella una caricatura es lo que estamos viendo.
    Conformarnos con ello hace que vivamos en campos de concentración blandos. Impresiona ver lo que se parecen entre sí. Haced turismo y lo comprobaréis. No he dicho viajar. He dicho hacer turismo.
    Una cosa más: No hay nada desencriptable.
    Besos desde el Gulag sector cálido España.

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    1. Hola otra vez:

      Gracias una vez más por las visitas y los comentarios.

      Después de la Segunda Guerra Mundial, los estados de por aquí aprendieron del error y la importancia del correcto manejo y control de según qué datos (el censo de ciudadanos en Holanda, junto con su afinidad religiosa, fue lo primero que los vecinos, cuando entraron hasta La Cocina, tomaron para comenzar a hacer sus desmanes).

      Dato: en España, si no recuerdo mal, los datos de miembros de asociaciones y partidos políticos legalmente registrados están recogidos en el Ministerio de Defensa (cosa que, cuando me lo explicó una brillante abogada de nuestra tierra, levantaba cejas entre el asombro, la perplejidad y el miedo).

      Los ejemplos que pones son situaciones alegales, ilícitas y, en algunos casos, una interpretación abusiva de la ley (¿Quiere Vd. usar mi servicio? Pues firme ohaga clic aquí y, de paso, me da su expreso consentimiento para hacer con sus datos lo que me plazca).

      Este tipo de historias es mucho peor: con una excusa baladí, el servicio secreto y la rama similar del ejército holandés obtienen barra libre para escasear, leer y escuchar a sus ciudadanos de una forma poco clara y sin un fin precisó que era lo que la anterior ley buscaba: se puede hacer siempre y cuando haya un fin y un objetivo muy concreto.

      Me temo que las leyes de protección de datos crean la trampa, pero este caso supera el ámbito de dichas protecciones: se vulnera el derecho a la privacidad, la inviolabilidad de las comunicaciones y algo más que se me acaba de ir a cientos o miles de personas, en un marco jurídico no concretó, abierto a laxas interpretaciones (y eso, cuando uno tiene fabulosos medios, ya sabemos cómo acaba).

      El calorcito por allí abajo tiene que ser rico rico :-))

      Un abrazo y, de nuevo, mil gracias por pasarte por aquí.

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  2. Lo peor de los que "no tienen nada de ocultar" es que generalmente esgrimen ese argumento porque nadie que ellos conozcan sabe lo que tiene que ocultar.

    Poco saben de lo mucho que sabe el gran ojo.

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    Respuestas
    1. El problema es no entender la profundidad de este tipo de reflexiones: en la vida, es verdad, la transparencia es un agente positivo (y lo vemos en los diferentes ámbitos en los que actuamos: en cuanto en el trabajo veo a alguien que rehuye exponer lo que hace o cómo lo hace, la alerta me salta), pero la privacidad de las comunicaciones es otro rollo.

      Es como lo del chiste: el cornudo suele ser el último en enterarse (y, efectivamente: el personal no es consciente de lo que los diferentes servicios que utilizan en Internet saben de ellos).

      En fin: sólo podemos intentar explicar las cosas lo mejor que sepamos y esperar que el personal ponga de su parte...

      De eso debería hablar alguna vez: qué hacer cuando alguien se encuentra a alguien que no sólo no razona, sino que defiende postulados que lesionan sus propios intereses.

      Un saludo y gracias por pasarte por aquí.

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