Las charlas TED y la cancamusa 2.0

Muy buenas,

Hace más o menos 10 años, cuando este blog se escribía en español y en inglés, comentaba que, en mis ratos de asueto, me gustaba meterme a vena unas muy interesantes conferencias de una organización llamada "TED".

Por aquel entonces, en los albores de lo que sería la explosión del vídeo en Internet, "nosotros, los amos de la red", empezábamos a descubrir el verdadero potencial de Internet como medio para divulgar conocimiento, ideas o, simplemente, formas para hacer el arroz sin que se te pegara al cazo de turno.

Recientemente, mi periodista de divulgación científica de cabecera, Antonio Martínez Ron (o "Aberrón", como se le conoce en la red) ha escrito un artículo hablando de este tipo de conferencias y de la fauna que, en los últimos años, ha empezado a pulular a su alrededor, creando la "economía de la engañifa" o, como uno de mis escritores favoritos escribió, allá en el 2008, "la economía de la cancamusa".

Me gustaría hoy hablar de esto, básicamente por entender qué es lo que está pasando en los diferentes ámbitos de la divulgación cultural, científica, técnica o empresarial.

El TED

Tirando de Wikipedia, entendemos un poco la historia de esta organización: "Tecnología, Entretenimiento y Diseño": así se forma el acrónimo que da nombre a una conferencia, creada en 1984, donde se pretendían unificar y demostrar el progreso en cada una de esas áreas.

Entre otras cosas, en aquella conferencia, se demostraron cosas como el Apple Macintosh o la tecnología de una revolucionaria tecnología de almacenamiento de datos, llamada "Compact Disc".

La cosa no fue bien (traducción: perdió pasta), así que, hasta 1990, no se volvería a celebrar.

A partir de ese momento, hasta el año 99, la conferencia empezó a crecer, aglutinando cada vez a más gente de diferentes campos que, de alguna forma u otra, tenían relación con los tres términos primigenios que le daban su nombre.

En el año 2000, su fundador decide ceder el testigo y aquí aparece su actual "conservador", Chris Anderson, el cual adquirió su propiedad por unos 6 millones de Libras Esterlinas.

Hasta más o menos 2007, el contenido y los asistentes a la conferencia permanecieron en un discreto silencio y secreto: como la inmensa mayoría de las conferencias elitistas de la época, lo interesante era recibir información de primera mano sobre tal o cual cosa, a cambio del precio de un ticket bastante elevado y donde, además, sólo se podía acceder a través de invitación (es decir: no valía sólo con pagar la entrada: el objetivo de este tipo de cosas es seleccionar muy bien a los asistentes, lo cual a su vez redunda y justifica en el precio de la conferencia).

A partir de ese año, deciden empezar a publicar algunas de sus charlas en Internet y el éxito es instantáneo: eso de tener acceso a peña descomunalmente brillante contándote cosas en un lenguaje sencillo en menos de 18 minutos es pornografía dura para aquellos a quienes nos gusta aprender cosas.

En el camino, se les ocurre que eso de que sea un sólo evento es aburrido, así que permiten la creación de eventos independientes, los famosos TedX, donde gente de diferentes países o lugares, de forma independiente, crean conferencias parecidas bajo el abrigo del formato original.

Y llegamos hasta hoy

Detrás de las bonitas palabras de difusión del conocimiento y las ideas, en realidad no hay nada más que la vil pecunia: esto hay que tenerlo clarinete.

En la expansión de esa conferencia, sobre todo, lo que aparecen son tickets cada vez más caros, mayor número de asistentes, más sponsors, colecciones de libros y, sobre todo, tasas y todo aquello que rodea a la marca que, sí o sí, pagará quien sea si desea utilizarla para fines comerciales y demás.

Es decir: esto es una fabulosa máquina de crear dinero, lo cual no es malo per sé, pero, cuanto más dinero mueves, más dinero necesitas (es lógico: si una empresa empieza a vender más, probablemente necesite comprar más materias primas o contratar a más empleados para poder controlar todo).

El problema, supongo, empieza aquí: hay un número limitado de gente brillante en el mundo y, sobre todo, los avances científicos son los que son y, sobre todo, no responden al ritmo de una conferencia, ni al apetito quizás de las audiencias de las personas que asisten o, simplemente, consumen los vídeos de las conferencias.

Una parte interesante del asunto es que los oradores no cobran por sus presentaciones: esta historia ha hecho que muchas personas se hayan negado a participar, por la falsa premisa de que, lo que no se te da en dinero, se te da en exposición a la audiencia y a los medios.

A su vez, lo que en principio fue concebido como una conferencia de divulgación, se ha ido configurando en una suerte de personajes que, a groso modo, lo que hacen es contarte bonitos cuentos de cosas que pueden o no pasar, junto con entrevistas o charlas de multimillonarios u hombres / mujeres de negocio contando su vida y milagros (es decir: se responde al interés de la audiencia, no al fin de la conferencia en sí mismo).

El problema de crecer rápido y a toda costa

Toda organización, sea Médicos sin Fronteras, sea la Organización Mala Maligna de Cojones, tiene un principal desafío a la hora de gestionar su éxito: como manejar el crecimiento sin que se te vaya de las manos y acabe siendo contraproducente e incluso dañino.

Una organización como TED vive, esencialmente, de sus ingresos y de, sobre todo, el contenido de sus conferencias, de ahí que, tarde o temprano, el contenido sea el motor de la misma (una cuestión de reconocimiento y valor de marca). Dada, además, la enorme difusión de los eventos independientes, en el camino, te entrarán oradores o invitados que traerán, inevitablemente, estándares de contenido más bajos que aquellos que conformaron la idea original.

Y ese es el problema: el TED, así como programas de televisión y otras conferencias, se han ido llenando de personas que, quizás con toda la buena intención del mundo (debemos dar el beneficio de la duda), empiezan a difundir ideas o conceptos, sino erróneos, probablemente cuestionables.

Cancamusa 2.0

Contaba el amigo Fuckowski (ese autor favorito del que hablaba antes), en el artículo ya citado, que:
"...La cancamusa es eso que es más complicado de lo que parece, eso que ni usted ni yo sabemos porque no somos expertos en nueva economía; la cancamusa es eso en lo que se basan los discursos inspiradores, son esos datos que manejan los expertos y que resultan incomprensibles a los mortales..."
El autor hablaba entonces, en 2008, de la banda de listillos que, con el rollo Web 2.0, intentaron hacer caja en España (algunos siguen con la historia, años más tarde, haciendo juicios de valor sobre las personas a las que les han ido a contar historias u "oportunidades de negocio" bastante cuestionables, en particular sobre todo de aquellos que, en cuanto les olieron las intenciones, básicamente les mandaron a hacer puñetas)...

Pero eso era en 2008 y en España: ahora estamos en 2017 y hablamos de un fenómeno planetario, donde la cosa adquiere otro nivel.

El aceite de serpiente

"El aceite de serpiente" era aquella supuesta medicina que curaba todos los males y que los charlatanes vendían de forma ambulante a través de los pueblos del incipiente y próspero oeste de los Estados Unidos a finales del siglo XIX: hoy en día, ese concepto se aplica a todo tipo de cosas, desde la homeopatía hasta "Wishful Thinking", expresión inglesa que intenta explicar el momento en el que la explicación de un concepto se convierte en un deseo, en lugar de una descripción de una realidad concreta y posible.

En nuestra época, la palabra de moda (lo explica bien "Aberrón" en su artículo) es la "ruptura" (del inglés "Disruption"), concepto con el cual eres capaz de convencer a los suizos para comprar portaaviones o neveras a los esquimales.

En Silicon Valley existe una especie de BINGO para detectar frases o conceptos recurrentes en cualquier gilipollez que les intentan vender a las compañías de capital riesgo (que son las que acaban financiando la incipiente expansión de las que, quizás, acaban siendo compañías como Google o Facebook, por poner un ejemplo): "Change the World" (cambiar el mundo) cae, como "Disruption" (ruptura) también es palabro actual (las últimas tendencias son "Machine Learning", "Virtual Reality" o "Augmented Reality").

En otra ocasión, si me llego a acordar, podremos hablar de lo que "ruptura" supone para algunas de esas compañías (básicamente pasarse las leyes por donde la espalda pierde el nombre, pero todo ello con bonitas aplicaciones y páginas web que muestran a personas sonriendo), pero ese no es el punto.

El tema de los charlatanes en la Cancamusa 2.0 es, esencialmente, mezclar churras con merinas, poner vocecita compungida, mezclar datos sin ton ni son y meter "Wishful Thinking" (Google Translate dice que en es castellano es "Ilusión") en la mezcla como si te fuera la vida en ello.

El resultado es fantástico: gente que pronostica que seremos capaces de ser inmortales en 20 años, o que seremos capaces de hacer cualquier burrada, físicamente posible, pero de la que carecemos los medios o la ciencia para incluso explicar el fenómeno en sí, todo ello en plazos muchísimos más cortos, con libros (escritos por el mismo charlatán) explicándotelo todo y a través de empresas u organizaciones de las que el mismo es el máximo responsable, fundador o accionista.

El contenido, como a su vez es súper innovador, positivo, ilusionante y bla bla bla, atrae un montón de tráfico a los vídeos de esas conferencias (vídeos monetizados en Youtube, ojo), lo cual a su vez redunda en la expansión del mensaje, que crea el círculo vicioso donde oferta y demanda se retrotraen.

Queremos creer

Nunca fui un fan de "Expediente X", pero sé que uno de los protagonistas tenía un póster que, si no recuerdo mal, decía "I want to believe" ("Quiero creer"), como símbolo de que, lo que los investigadores de la serie buscaban, además de resolver enigmas, era encontrar indicios de extraterrestres o de algo sobrenatural.

Los humanos estamos programados para querer creer: nuestros mecanismos de supervivencia se basan en el reconocimiento de patrones, los cuales, a su vez, se refuerzan cuando dichos patrones resultan en situaciones positivas para nosotros.

Ejemplo: si tengo hambre, busco comida... Veo a varios animales comiendo el fruto de un árbol: los animales parecen no enfermar, así que me acerco y como del fruto... No sólo no enfermo, sino que me encanta el sabor y me da un montón de energía: a partir de ahora, comeré de ese árbol.

Otro ejemplo: tengo hambre y busco comida... En el bosque veo una enorme y espléndida seta, ahí solita, como una campeona, esperando que alguien se la zampe... Veo a varios animales caminando por la zona, pero ninguno la toca... Es más: parecen evitarla... Quizás sea por algo... Pero tengo hambre: comeré un trocito muy pequeño "por si las moscas" y, a las tres horas, estoy enfermo como un perro y me da una diarrea digna de hacerse un maratón de programas de cotilleo español... Resultado: no vuelvo a tocar una puta seta que tenga el mismo aspecto en mi vida.

Cuando la ciencia o el estudio de la naturaleza era impracticable, impreciso o incluso calificado como el conjuro de brujas e infieles, creímos que un Ser Superior todo poderoso regía nuestras vidas...

Pero un día empezamos a estudiar a la naturaleza, y un montón de cosas se fueron explicando: poco a poco, ese ansia por creer nos llevó a nuevos campos de auto-convencimiento para dar sentido a nuestras vidas.

Decidimos creer entonces que los objetos resolverían nuestra necesitas de auto-actualización (pirámide de Maslow, niños y niñas): decidimos utilizar esa pasta de dientes que nos hacía más guapos, el pintalabios que volvía a los hombres locos, el desodorante que hacía que las mujeres perdieran la cabeza por nosotros y el coche que, indefectiblemente, hacía que nuestros vecinos, amigos y compañeros supieran que nuestro pene era de un tamaño capaz de satisfacer sexualmente a una ballena azul.

Pero eso, un día, descubrimos que no era verdad... Y decidimos seguir buscando...

Hay cosas positivas o constructivas: hay gente que decide apostar por estilos de vida, o posiciones políticas...

Y luego hay cosas menos positivas o constructivas: gente que quiere creer que las vacunas son un invento inútil, o que las líneas que dejan en el cielo las turbinas de los aviones son en realidad un plan maligno para gasear a la población y hacerla "tonta o moderna".

Queremos creer que podemos desafiar a la muerte, o que los mundos que nuestros libros de ciencia ficción nos contaron se cumpla pronto... Queremos creer que el agua con azúcar puede curar el cáncer, o que el ser positivo y creer que, con tan sólo pensar mucho en algo, podemos obtenerlo.

Queremos creer que todo es más sencillo de lo que parece, que en realidad todas las ecuaciones y miles de páginas que un investigador pueda parir para explicar algo no son más que estúpidas convenciones elitistas para aislarte a ti, "alguien normal, con sentido común", de la verdad...

Queremos creer que eligiendo a una determinada persona para dirigir nuestro país resolverá todos los males que padecemos: queremos creer que echándole la culpa de nuestras desgracias a aquellos que son diferentes a nosotros todo volverá a ese pasado idealizado que tu memoria y la televisión te han creado.

El pasado... El pasado era maravilloso...

La cancamusa 2.0 mezcla todo esto y te lo pone en bandeja a través de cosas como el TED, donde ya existe un reconocimiento de marca que, inconscientemente, asocias a calidad.

¿O te crees que la tía buena que te ponen en el anuncio del coche está ahí porque hace bonito con el paisaje?

¿Por qué te cuento todo esto?

Te cuento todo esto porque, en la vida, hay que saber diferenciar el grano de la paja...

Un ejemplo claro es cuando el personal extrapola el fruto o el talento de una persona con su carácter personal... Esto ha sucedido desde que el hombre es hombre.

Las pirámides quedan cojonudísimas como fondo en las fotos que posteamos en el Facebook, para restregárselo a los amigos, con el título "Aquí sufriendo", sin plantearnos jamás la cantidad de miles de esclavos que murieron para, simplemente, que un señor tuviera un sitio donde dejar que sus huesos se pudrieran al morir.

Cuando uno mira "El Guernica" de Pablo Picasso, mira el fruto de la sensibilidad del artista para reflejar el horror de una guerra, sin plantearse jamás que, el mismo autor, según parece, fue un bastardo de tres pares de cojones con las mujeres que pasaron por su vida.

Michelangelo Buonarrotti fue un genio (un auto-proclamado escultor que, sin embargo, es principalmente conocido por los frescos de la Capilla Sixtina), pero un tipo que tenía un carácter bastante peculiar (un tipo que le hacía desplantes al Papa, líder religioso que, en la época, disponía de un ejército: "cuadraos" los tenía el amigo).

Diego Velázquez es considerado como el mejor pintor de la Historia de nuestro país, sino quizás el mejor de la Historia, pero fue un hombre consumido por sus ansias de estatus social, donde su sensibilidad artística sólo respondió a un único objetivo: ser reconocido socialmente (la famosa Cruz de Santiago que muestra sobre su pecho, en "Las Meninas" es un toque de calidad, teniendo en cuenta que, cuando lo pintó, no gozaba de tal título).

Isaac Newton ha sido, probablemente, el tipo más inteligente que haya caminado sobre la faz de este planeta y, sin embargo, si le hubieras conocido, quizás te habrían dado ganas de mandarle a la mierda.

Éste último, además de tener un carácter bastante arisco, era un hombre que, en sus ratos libres, además de inventar el cálculo diferencial (ojito: inventó el cálculo diferencial para explicar el movimiento en elipse de los planetas y, justo después, cumplió 26 años), se dedicaba a buscar mensajes ocultos en La Biblia.

Con estos ejemplos quiero decir que, a veces, las cosas no son lo que parecen, ni que nuestras proyecciones o percepciones reflejan una cierta parte de la realidad: ninguno de los mencionados pierde un sólo ápice de genialidad por sus historias personales, quede esto muy muy muy clarito, pero sí te dan una perspectiva de quienes fueron como individuos, sobre todo para aquellos que creen que alguien, por el simple hecho de ser genial en un campo, está libre de todo pecado.

Una idea o un concepto puede ser maravilloso, pero hay que evaluarlo bien y no dejarse llevar por las primeras impresiones: el TED tiene ponencias maravillosas, pero también tiene mucho vende-humos, y hay que andarse con cuidado.

La última que vi me heló la sangre: en un TedX de México (uno de esos independientes) apareció un ponente, propietario de una enorme cadena de productos para la salud "multinivel"...

Ahí dejé automáticamente de escuchar: habían invitado a alguien que había creado una empresa de ese tipo, cosa que, como nos contó en su día John Oliver, sería conveniente hacérselo mirar.

Así que, para despedirme hoy, utilizaré la frase que decía aquel venerable personaje de una de las series más maravillosas de los años ochenta:



Paquito
Emilio: sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es
Twitter: @paquito4ever

Comentarios

  1. Gran post, y muy preciso. Al respecto te recomiendo esta apología del emprendedor de hoy día, cancamusero a más no poder: https://www.youtube.com/watch?v=b-oQ-hT_7gI

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    1. Muy buenas,

      Mil gracias por la visita y por el comentario: un placer.

      Sí: de éstos he conocido a varios (los peores son los más jovencitos: me encantan los que te vienen sin tarjetas de visita, en el que caso de que quieras tener sus datos o poder contactarles y te vienen con que ellos "vienen del mundo online, así que no usan"...

      Si no eres ni capaz de tener unas puñeteras business cards con tus datos, empezamos mal, mucho más cuando alguien te la pide para tenerlos y/o contactarte (sí: se podría resolver por email, pero el gesto pierde).

      En fin: el vídeo es fantástico (mil gracias por compartirlo :-)).

      Saludos.

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  2. He visto alguna de las conferencias Ted (o Tedx, ahora no estoy segura) y me ha parecido entretenida. Pero es que yo eso lo he visto "por entretenimiento" y no por aprender cosas, porque, será que soy rara y eso, pero me pones un tío hablando, en un medio popular, de cosas sobre las que yo no tengo ni idea, y que no puedo comprobar en detalle (o que no tengo ganas de usar el tiempo en comprobar cada detalle), y me lo tomo como eso, un entretenimiento, no como una Biblia....

    Buen post :)

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    1. Buenas:

      Algunas charlas son muy buenas, pero el problema es que, en cuando baja el nivel de control, empiezan los vende motos.

      Y, honestamente, estoy muy mayor, así que, en cuanto huelo "la sangre", sé a dónde vamos a acabar (por más que intentan disfrazar a la mona, mona sigue siendo).

      Por eso, cuando uno ve las charlas originales, el nivel es ESPECTACULAR (de verdad: flipantes), pero con los años, poco a poco, ha entrado mucho más contenido que, honestamente, es cuestionable (no todo, obviamente, pero hay cosas que, como lo del multi-nivel, es para echarse a reír).

      Y ahora sí, he contestado a todos tus comentarios :-))

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    2. Pues yo aún no me he puesto al día con todos los posts que no he leido...así que tendrás más para contestar :p

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  3. https://www.youtube.com/watch?v=-ZVnQxFZ3BM

    Tienes que verla hasta el final. Te emocionará. Yo he conocido a Óscar

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    Respuestas
    1. Buenas,

      Mil gracias por la visita y el comentario: lo he escuchado atentamente... Una historia muy interesante, sin duda: éste tipo de testimonios son interesantes, pero no sé donde la Tecnología, Entretenimiento y Diseño cuadran con el contenido de la misma (sin quitar un ápice de valor a la charla y a su ponente).

      Este chico, al menos, tiene un mensaje bonito y positivo: no quiere nada, no vende nada, sólo te quiere contar su inspiradora historia.

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