La noticia
- Será mejor que te sientes - me dijo con voz seria. Se venía venir: las señales eran inequívocas y, en última instancia, supongo que hay un momento en la vida de toda persona en el que, estas palabras, caen con aplomo sobre uno. - Estoy embarazada. Vale: no reaccioné como un hombre, manteniendo la compostura, aceptando la noticia como a uno le dicen que debe aceptarla: con alegría y todas esas cosas que uno ve en las películas ochenteras de John Hughes... - ¿Estás ahí? Catatónico... Estar, lo que se dice estar, técnicamente estaba, aunque mi cerebro dejó de funcionar y, por poco, también dejo de respirar. Dicen que este tipo de noticias tienen su belleza y su encanto: "el milagro de la vida", "la perpetuación de la especie", "una rama más en la dinastía familiar"... No seré yo quien diga lo contrario: respeto los instintos con los que todo mamífero nace aunque, en mi caso, creo que me faltan. Eso o, como mi padre suele resumir en l...