La anécdota de Múnich
Buenas, "Alguien" (no quiero mirar a nadie) me ha recordado en Facebook una de las anécdotas y momentos más maravillosos que vivo cada vez que, en Alemania, interactúo con alguien. Imagínenselo: Múnich, Domingo 5 de Abril, 20:00 Horario Central Europeo. Paquito ha estado dándolo todo bajo un terrible tiempo en la germánica ciudad, visitando incluso un par de castillos en los Alpes, "con lo puesto" (nevando estaba) y con un hambre del copón, a punto de cenar, en una de las cervecerías más conocidas de la ciudad. ¿La escena? El típico restaurante alemán donde la gente comparte mesa y banco... Paquito, esta vez muy bien acompañado, está mirando atentamente la carta, dudoso sobre qué pedir (la cabra tira al monte: si no sé qué pedir y estoy en Austria o Alemania, cae Schnitzel vienés con masivo vaso de cerveza de trigo), hasta que, mi sentido arácnido, detecta a una entrañable parejita en la esquina de la mesa... Muy grata compañía: No... Paquito