El bloqueo - Parte 8
Si quieres leer la séptima parte, haz clic aquí . En el capítulo anterior, hablamos de ecografías y salas con temperaturas anormalmente altas, Hasta ahí, la cosa iba más o menos normal. Pero el día siguiente es el día de la verdad: el día en el que tienen que examinar de cerca a mi esófago y mi estomago. Es la hora de entubarse. Instrucciones muy precisas sobre cuando puedes comer por última vez (el día anterior hasta las doce de la noche) o lo que puedes beber (nada a partir de ese momento) acaban conmigo de nuevo en el hospital donde, las amables recepcionistas, esta vez, me piden que haga el registro en las máquinas dispuestas para tal efecto en el hospital. Al llegar a la zona de destino, una sala con una serie de camillas, mi amable enfermero, un señor mayor, me empieza a hablar mientras, con curiosidad, con aquello de que no me entero, le sonrío y le pongo cara de bobalicón, o también llamada “de perro amaestrado esperando a que le lancen una pelota de te...