Sin fronteras
Buenas :-)) ¡Menuda semanita! En apenas unos días, aquí en Holanda, el personal se pondrá a celebrar "El día de la Reina", que es, a groso modo (no voy a entrar en tecnicismos) una masa enorme de gente borracha y vestida de naranja correteando por las bonitas calles de las antiguas Provincias Rebeldes (desde el cariño :-)). Están siendo unos días curiosos: en primer lugar, después de lo del volcán con las cenizas (sonaba a broma lo de que media Europa estaba paralizada por el amigo "Eyjafjallajoekull", pero me parece que a los de Iberia, British y compañía, al final no les hizo tanta gracia), mi casero consiguió llegar a Holanda y, en estos días, es donde uno descubre, con cierto sentido de la ironía, las paradojas del mundo en el que vivimos... Ejemplo ejemplar: ¿Cómo puede uno ponerse moreno en estas latitudes? Siempre he llevado a gala ese "amarillo Simpson" mío, esos años debajo de luces fluorescentes en estériles oficinas, sin ver el sol, siempre d