"El cazo" Made in Holland

Buenas,

Voy a intentar escribir más a menudo y, para ello, voy a hablar de cosas que lea, que escuche o que me interesen.

Esto cambiará un poquito la orientación del blog (hablar menos de mi y hablar más de otras cosas) así que, en el fondo, si somos pragmáticos (estamos en Holanda, niños y niñas) ganaremos con el cambio.

El título de hoy se refiere a que, cuando las naciones sureñas (como la nuestra) se auto-comparan con democracias de otras latitudes, tendemos a sacar la pala de mierda y enterrarnos en la misma, ensimismados todos por las bondades de las tierras de Jauja, donde todo es maravilloso y donde nunca ocurre nada, no hay escándalos, no hay corrupción...

Y no es así exactamente...

La última de la que me he enterado es de cómo en su día le metieron el cazo al gobierno holandés un consorcio de empresas (entre ellas, uno de los principales bancos del país, el antiguo Postbank, actualmente ING) para, vía licitación, construir un túnel cerca de Rótterdam con peaje-encubierto, esto es, que mientras que el conductor no paga peaje, el Estado abona una cantidad x por cada coche que usara la infraestructura a la empresa concesionaria.

Esto no es nuevo, obviamente: ha pasado (y pasa) en muchos países, aunque, en el caso de España, en particular en Madrid (véase hospitales o el proyecto Calle 30), este método, recientemente descubierto por nuestros amados gobernantes, resultó ser una particular y creativa forma de conseguir fotos en la zanja, rollito "construimos Holanda / España / Lo que sea" mientras se alegaba que, al contribuyente, le costaría menos que hacerlo directamente desde la iniciativa pública (que es malísima, ya se sabe: ¡Dónde va a parar!).

La noticia (en inglés), es accesible pinchando aquí (si el inglés no lo pilotas, le pides al Google Chrome que te traduzca la página y santas-pascuas).

¿Qué ha pasado? Pues lo que sucede con estas cosas: se ofrece una concesión de una infraestructura, se dan datos conservadores de uso de la misma (para mostrar que al final no costará tanto) y después dejas que el tiempo demuestre lo contrario, esto es, que si uno pone un puente para cruzar de un lugar a otro y ese puente te ahorra tiempo frente a otras alternativas, un montón de gente lo acabará utilizando.

"El cazo" que aquí mis amigos le metieron al Estado, se llama 722 millones de Euros... La construcción costó 185 millones y en su día las empresas concesionarias y el gobierno (que se la comió doblada) estimaron que la broma costaría unos 335 millones  en peajes encubiertos (de ahí, no seamos demagogos, también hay que deducir, espero, costes de mantenimiento de la infraestructura, cosa que, aquí sí, los holandeses pueden presumir de tener una red de carreteras con un grado de conservación envidiable).

Lo más divertido (Ley de Transparencia en mano) es que, en su día, justo al principio de la construcción, el Gobierno auditó la viabilidad del mismo y encontró que la broma acabaría costando mucho más dinero de lo previsto (nadie lo paró, eso sí).

Claro, aquí es cuando el gobierno de turno (dan igual los colores, no seas sectario) se pone de perfil y dice (como explica la noticia) que ese método de construcción ya no se utiliza... Sin embargo, bajo esa misma Ley de Transparencia que este país SÍ tenemos (otro punto de donde SÍ deberíamos aprender) resulta que actualmente hay previstos unos veinte proyectos con el mismo método de financiación.

Las comparaciones son odiosas, pero es paradójico que aquí al menos este tipo de cosas se puedan hablar e investigar bajo la premisa de la accesibilidad de la información...

La diferencia, con respecto a nosotros, es que aquí todo esto sucede a la luz del día, con luz y taquígrafos, como el fiasco de la Estación Central de Ámsterdam, que acabará costando cuatro veces más de lo presupuestado y un retraso acumulado de unos 7 años.
Nota mental: de esto tengo que hablar...
La diferencia es que, con esa filosofía de transparencia, si la cosa va a mayores, alguien dimite, se investiga, se deja reposar y al final no sucede nada (no hay que engañarse: de esto podría hablar)... En nuestro caso, se monta la de Dios, los periódicos de turno se van cada uno a su trinchera, nadie quiere dimitir, porque "al parecer" dimitir supone aceptar que sí lo has hecho, se medio investiga con todo tipo de cortapisas, filtraciones y problemas de por medio y, al final, no sucede nada.

Esto es: mismo resultado, pero mientras que en uno la cosa se lleva de forma tranquila y civilizada (y ya digo, al final poco o nada sucede), en el otro se produce circo y la sensación de inseguridad jurídica o república bananera (con, ya digo, el mismo resultado).

"Meter el cazo" aquí, ya digo, es por tanto una cuestión de mantener las formas, por una parte y, en caso de pufo, intentar taparlo lo antes posible, todo ello de forma sosegada y tranquila.

Lo mismo sucedió con ABN-Amro cuando tuvo que ser nacionalizada, o con en escándalo de Royal Ahold (el grupo que posee la cadena de supermercados más grande de Holanda, "Albert Heijn") cuando encontraron que su contabilidad se había pasado de "creatividad" y sus auditores la habían aceptado con el "todo correcto, aquí no hay nada que ver"...

¿La lección? Aprender a mantener más las formas quizás y empezar a quitarse según qué complejos: no son mejores que nosotros, ni más buenos, ni más honrados, porque de todo hay en todas partes...

Lo único que cambian, eso sí, son las formas.

Eso es todo: ¡Ámsterdam prevalece!


Paquito
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