Old Blog - Vamos a hacer un experimento...
¡Hola! (3 Posts en un día: estoy creativo que te pasas :-))
Si te parece bien, me gustaría hacer contigo un experimento muy divertido... Espero que puedas dedicarme 3-4 minutos de tu tiempo (prometo que no es más) y prometo que al final habrás aprendido una gran lección de Marketing... ¡Y GRATIS TOTAL! (en un Seminario en Stanford, por lo mismo, te clavan la breva) :-)
Vamos a jugar a una cosa bastante divertida... Para ello, en primer lugar y antes de seguir leyendo todo el Post, tendrás que ver (y sobre todo, escuchar) este vídeo del Youtube que te pongo a continuación... Recuerda, no sigas leyendo el post hasta que lo hayas visto, ¿Ok? (hazme caso: es un experimento curioso...)
Muy bien... Espero que no hayas seguido leyendo y que hayas visto/escuchado el vídeo (si no lo ves, el experimento no tendrá sentido)...
Ahora quiero que respondas de corazón (no me digas las respuestas si no quieres, no te preocupes) a las siguientes preguntas que te voy a formular... Pero, ¡Plis Plis Plis! sé completamente sincero: responde lo que de verdad sientas (sino esto no molará ni será divertido)...
Las preguntas son:
Quizás, tu respuestas habrán sido algo así como: "Sí, está bien... Aunque hay muchos en el Metro que tocan igual de bien o incluso mejor... Probablemente no me habría quedado escuchándole por las prisas de la mañana... Quizás le habría dado un Euro aunque habitualmente no lo hago... O, ¡Seamos sinceros! Seguramente no se lo hubiera dado"...
No te culpo: no te preocupes... Habrás visto que la gente que pasa durante el vídeo ignoran completamente al tipo, salvo un par de personas al final...
Pero... ¿Y qué es lo que vieron ese par de personas? Pues vieron que el chico que estaba tocando el violín es Joshua Bell, que es un monstruo del violín, un virtuoso (o lo que comúnmente yo apelaría como "El Puto Amo") que formó parte de un experimento en Washington D.C. para comprobar si la gente era capaz de discernir o valorar la belleza de un arte (en este caso la música) dependiendo de un entorno...
Es decir: un tipo por el que los que van de cultos (y que incluso algunos lo son) pagan 100 dólares por entrada para poder escucharle (y éstas se agotan en un periquete), ¿Sería igual de reconocido y/o apreciado si tocara en el Metro gratis y cobrara sólo lo que la gente quisiera darle?
El terrible descubrimiento es que la respuesta es "No"... Sólo una persona (la del final del vídeo) lo reconoció y le felicitó porque hacía 2 semanas que lo había visto/escuchado en un concierto ofrecido en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (evento musical de corte elitista, supongo)...
¡Y lo que es peor!: después de una horita en el Metro tocando como un campeón, apenas recaudó unos pocos dólares... Muy triste para un tío que, cada vez que toca, recauda varios millones de dólares...
Cuestión de percepción: si te piden 100 pavos para ver al tipo, los pagas encantado, te pones tus mejores galas, metes tripa para que te entre el fajín del esmoquin y disfrutas como un enano de una noche memorable (e incluso, si has invitado a una mujer para ir contigo al concierto, por aquello de mostrar tu vena artístico-cultural de culo-fino intelectual y/o culto, puede que mojes esa noche)...
En cambio, por la mañana vas al Metro y en la entrada ves a un tío tocando un violín con vaqueros y casi lo desprecias (porque por las mañanas no estás para "ruiditos de aspirantes a Mozart")...
Es la famosa "Percepción de Valor" que tantos quebraderos de cabeza da a la gente de Marketing amiguetes...
Una última cosa, antes de despedirme (y que es mi guiño de hoy): si yo fuera tu, escucharía un par de veces más al tipo tocando... No es porque toque como lo que es (un virtuoso del copón), ni por el excelente repertorio que seleccionó para esta experiencia, ni porque quizás encuentres en las imágenes a alguien conocido (que ya te digo yo que no)...
Me gustaría que lo hicieras porque, y ojalá me equivoque (espero equivocarme en ésta), quizás será la única vez en tu vida que verás a una persona tocando un violín Stradivarius en la calle... Y quizás (también quiero equivocarme aquí) ésta será la primera vez en tu vida que tienes el privilegio de poder escuchar un Stradivarius...
Y eso, amigo mío (haz clic aquí para saber porqué), créeme, eso sí que es como lo de la MasterCard...
¿Verdad que ahora sí que lo volverás a escuchar con más atención?
Eso es, otra vez más, lo que los vendedores de Pachuli de la New-Age (gracias Dr. House por la mejor frase que he escuchado en mucho tiempo) llamamos "Percepción de Valor"...
La historia completa puedes encontrarla en el THE WASHINGTON POST:
Y ahora es cuando piensas/asumes que terminaré este post diciéndote que deberías abrir más los ojos en tu vida cotidiana para no perder esos pequeños momentos de gran belleza... Pero como soy de Marketing no te lo diré... ;-)
Un abrazo con menos polen (y no me vengas ahora en plan vengativo con lo de que las flores son muy bonitas, ¡Que sí! Pero odio el jodío polen)...
Paquito-babá y los 40 microgramos por centímetro cúbico de los cojones...
Si te parece bien, me gustaría hacer contigo un experimento muy divertido... Espero que puedas dedicarme 3-4 minutos de tu tiempo (prometo que no es más) y prometo que al final habrás aprendido una gran lección de Marketing... ¡Y GRATIS TOTAL! (en un Seminario en Stanford, por lo mismo, te clavan la breva) :-)
Vamos a jugar a una cosa bastante divertida... Para ello, en primer lugar y antes de seguir leyendo todo el Post, tendrás que ver (y sobre todo, escuchar) este vídeo del Youtube que te pongo a continuación... Recuerda, no sigas leyendo el post hasta que lo hayas visto, ¿Ok? (hazme caso: es un experimento curioso...)
Muy bien... Espero que no hayas seguido leyendo y que hayas visto/escuchado el vídeo (si no lo ves, el experimento no tendrá sentido)...
Ahora quiero que respondas de corazón (no me digas las respuestas si no quieres, no te preocupes) a las siguientes preguntas que te voy a formular... Pero, ¡Plis Plis Plis! sé completamente sincero: responde lo que de verdad sientas (sino esto no molará ni será divertido)...
Las preguntas son:
1. ¿Te ha parecido lo que has visto/oído algo fuera de lo normal?
2. ¿Le habrías dedicado unos minutos de tu tiempo por la mañana antes de ir trabajo al tipo que estaba tocando el violín o habrías pasado de largo como el resto de gente?
3. Al tipo del violín, ¿Le habrías dado un Euro?
2. ¿Le habrías dedicado unos minutos de tu tiempo por la mañana antes de ir trabajo al tipo que estaba tocando el violín o habrías pasado de largo como el resto de gente?
3. Al tipo del violín, ¿Le habrías dado un Euro?
Quizás, tu respuestas habrán sido algo así como: "Sí, está bien... Aunque hay muchos en el Metro que tocan igual de bien o incluso mejor... Probablemente no me habría quedado escuchándole por las prisas de la mañana... Quizás le habría dado un Euro aunque habitualmente no lo hago... O, ¡Seamos sinceros! Seguramente no se lo hubiera dado"...
No te culpo: no te preocupes... Habrás visto que la gente que pasa durante el vídeo ignoran completamente al tipo, salvo un par de personas al final...
Pero... ¿Y qué es lo que vieron ese par de personas? Pues vieron que el chico que estaba tocando el violín es Joshua Bell, que es un monstruo del violín, un virtuoso (o lo que comúnmente yo apelaría como "El Puto Amo") que formó parte de un experimento en Washington D.C. para comprobar si la gente era capaz de discernir o valorar la belleza de un arte (en este caso la música) dependiendo de un entorno...
Es decir: un tipo por el que los que van de cultos (y que incluso algunos lo son) pagan 100 dólares por entrada para poder escucharle (y éstas se agotan en un periquete), ¿Sería igual de reconocido y/o apreciado si tocara en el Metro gratis y cobrara sólo lo que la gente quisiera darle?
El terrible descubrimiento es que la respuesta es "No"... Sólo una persona (la del final del vídeo) lo reconoció y le felicitó porque hacía 2 semanas que lo había visto/escuchado en un concierto ofrecido en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (evento musical de corte elitista, supongo)...
¡Y lo que es peor!: después de una horita en el Metro tocando como un campeón, apenas recaudó unos pocos dólares... Muy triste para un tío que, cada vez que toca, recauda varios millones de dólares...
Cuestión de percepción: si te piden 100 pavos para ver al tipo, los pagas encantado, te pones tus mejores galas, metes tripa para que te entre el fajín del esmoquin y disfrutas como un enano de una noche memorable (e incluso, si has invitado a una mujer para ir contigo al concierto, por aquello de mostrar tu vena artístico-cultural de culo-fino intelectual y/o culto, puede que mojes esa noche)...
En cambio, por la mañana vas al Metro y en la entrada ves a un tío tocando un violín con vaqueros y casi lo desprecias (porque por las mañanas no estás para "ruiditos de aspirantes a Mozart")...
Es la famosa "Percepción de Valor" que tantos quebraderos de cabeza da a la gente de Marketing amiguetes...
Una última cosa, antes de despedirme (y que es mi guiño de hoy): si yo fuera tu, escucharía un par de veces más al tipo tocando... No es porque toque como lo que es (un virtuoso del copón), ni por el excelente repertorio que seleccionó para esta experiencia, ni porque quizás encuentres en las imágenes a alguien conocido (que ya te digo yo que no)...
Me gustaría que lo hicieras porque, y ojalá me equivoque (espero equivocarme en ésta), quizás será la única vez en tu vida que verás a una persona tocando un violín Stradivarius en la calle... Y quizás (también quiero equivocarme aquí) ésta será la primera vez en tu vida que tienes el privilegio de poder escuchar un Stradivarius...
Y eso, amigo mío (haz clic aquí para saber porqué), créeme, eso sí que es como lo de la MasterCard...
¿Verdad que ahora sí que lo volverás a escuchar con más atención?
Eso es, otra vez más, lo que los vendedores de Pachuli de la New-Age (gracias Dr. House por la mejor frase que he escuchado en mucho tiempo) llamamos "Percepción de Valor"...
La historia completa puedes encontrarla en el THE WASHINGTON POST:
Y ahora es cuando piensas/asumes que terminaré este post diciéndote que deberías abrir más los ojos en tu vida cotidiana para no perder esos pequeños momentos de gran belleza... Pero como soy de Marketing no te lo diré... ;-)
Un abrazo con menos polen (y no me vengas ahora en plan vengativo con lo de que las flores son muy bonitas, ¡Que sí! Pero odio el jodío polen)...
Paquito-babá y los 40 microgramos por centímetro cúbico de los cojones...
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