Paquito en Rusia - Parte 3 de 3 - "¡Su puta madre!"
No English below (this is a pure Spanish-only Trilogy, sorry :-))
Previously, on Paquito's World:
Parte 3 de 3 - ¡Su puta madre!
El tercer día en Moscú tiene uno de esos despertares pesados que indican que, de verdad, de verdad, DE VERDAD, necesitas urgentemente un poco de tiempo libre para descansar...
Como siempre, duchazo largo mientras Russia Television te canta los titulares de la mañana en la Federación (suena a libro de Asimov) y en el resto del mundo.
Por supuesto, cuando, ya preparado para la batalla, llego al desayuno, la amable chica del día anterior me espera preparada para el envite...
Ya me conocéis: sólo necesito 5 minutos para coger confianza con el personal, así que, como es habitual, le pregunto como va todo, qué tal la vida, la familia... Y la pobre alucina, aunque, ya digo, hay que hacerlo siempre con educación y una gran sonrisa, para que el personal no pulse el botón de seguridad y dos armarios empotrados 2x2 vengan a explicarte exactamente cómo funciona la cosa...
Repetimos desayuno de campeones (soy una persona de costumbres) y, en unos 35 minutos, estamos enfilando hacia la puerta donde, esta vez, una persona enviada por la empresa nos espera para llevarnos a la oficina...
De nuevo, la sensación de velocidad y stress por las calles de Moscú es indescriptible: las avenidas son enormes, casi como autopistas... Me siento como en la M-40 sin radares y rodeado de enormes edificios: es una gozada y, como no, mi sonrisa lo delata (lo de conducir en modo suicida a más de 120 por el centro de una ciudad es lo más próximo que estaré del Gran Premio de Fórmula 1 en Mónaco, así que mejor disfrutarlo :-))
Me lo estoy pasando teta...
Otro día más de reuniones, tomando notas como loco, escuchando interesantes ideas y, sobre todo, entendiendo el carácter ruso y su interacción con gente de otras culturas...
Es genial, de verdad, el poder ser testigo este tipo de cosas: observas porqué todos los seres humanos somos iguales y, al mismo tiempo, como todos somos a la vez diferentes pero, en cierto modo, categorizables según el tipo de cultura en la que hayamos vivido o vivamos...
La hora de la comida es brutal: ya le tengo pillado el truco al lugar, así que voy directo a por mi sushi (que estaba de llorar de bueno) y mi ensalada "con todo"... La chica que nos cobra ya me conoce (el día anterior fue un show, y eso que no hablo ruso ni ella habla inglés), así que, con paciencia, me cobra, se ríe porque he pedido exactamente lo mismo (ítem por ítem, incluyendo la bebida) y sus ojos lo delatan (ese pequeño gesto de medio segundo que todos tenemos cuando algo nos resulta familiar)...
Mi respuesta es una enorme sonrisa y un guiño, buscando su complicidad, mientras ella me dice algo incomprensible que, mi compañero que viene detrás sí que entiende (al fin y al cabo es su idioma)... Nunca me tradujo lo que ella me dijo... Sólo espetó un "Interesting" con una gran sonrisa...
Un pueblo cuyo deporte nacional es el ajedrez tiene estas cosas: son estrategas hasta en la cosa más nimia...
Terminamos un poco tarde y nos dirigimos de vuelta al hotel... Uno de nosotros tendrá que tomar un avión a las 3 de la mañana, así que decidimos pasar un buen ratito juntos en el lobby... Es una gozada compartir velada con dos alemanes altamente educados: uno de esos placeres personales que tanto valoro y que a veces la vida pone en mi camino. Es una gozada escuchar su idioma pero, quizás lo más importante, es sentir que lo estás comprendiendo, que tienes que responder en inglés, pero sigues sus conversaciones...
Me recuerda cuando tenía 19 años y entré en aquella clase de alemán con aquella entrañable profesora suiza... Y también me recuerda a alguien que conocí en esa clase... Lo que son las cosas: y pensar que al principio me cayó mal...
¿Verdad Saltamontes? ;-))
Sobre las 21:00 nos separamos... Nos queda el día siguiente para volver a Amsterdam y, sin embargo, aún no he podido hacer dos cosas que tengo en mi cabeza desde que la azafata de KLM nos anunció que habíamos llegado a Moscú...
No he visto el Kremlim y, mucho peor, no he visto el Metro...
Le propongo el plan a mi jefe (el darnos una vuelta por la plaza roja y tomar el Metro) y la idea le encanta... Enfilamos hacia una boca de metro cercana (impresionante la entrada, por cierto) y lo primero que detectamos es que, finalmente, empezamos a enfrentarnos con la realidad rusa...
Vamos: que éstos no hablan inglés, nosotros no hablamos ruso y, mucho peor, no entendemos los caracteres en cirílico, así que estamos más perdidos que el Fari en la NBA...
Paquito (en piquinglis): Hola... Queremos 2 tickets de Metro.
Señora del Metro: joroña que joroña (o algo así, quien sabe)
Según parece indicarnos, la taquilla (que en ruso es algo así como "Kassa") está abajo y que eso no es la taquilla (no sé porqué, me recuerda a un puesto para echar la quiniela de un lugar donde estuve una vez... Es España hace 15 años, recordadlo).
Cuando llegamos a la caja "de verdad", repito número.
Paquito (en piquinglis, como si valiera de algo): Hola. Querría 2 tickets de Metro.
Señora del Metro güena bien: Joroñe que joroñe!
Jefe de Paquito: Dos tickets de Metro. Uno (señalándome a mi) y dos (señalándose a sí mismo).
La táctica funciona (de aquí a enviados para resolver el conflicto palestino, dos días: unos máquinas estamos hechos :-)), pago los 44 rublos que nos cuestan los billetes (dato: un Euro son unos 45 rublos) y recibimos dos tarjetitas de cartón que, sin embargo, tienen algún tipo de tecnología por imantación o algo así, porque simplemente se acercan a un lector y entonces una lucecita se enciende...
Pero si la cosa no funciona, entonces el lugar por donde pasas se cierra de pronto y suena una estridente pero bonita melodía rusa...
Es la caña: en cualquier lugar del mundo pondrían esos típicos pitidos absurdos tipo alarma antirrobo de un coche, pero ellos en cambio ponen una bonita melodía (tipo Tetris, que ya sabéis que es un juego de invención rusa) que indica que algo raro pasa para la señora que controla los accesos...
Pregunta de control (a ver si me estás siguiendo): ¿A quién crees que la cosa le pitó y por poco las puertas lo desgracian?
Exacto... Al tate.
Accedemos al Metro y nuestra estación es... Normalita: los pasillos son enormes, se ve que en su día tuvo que ser muy lujosa (todos los pasillos están recubiertos de mármol y ciertos detalles en los blancos techos delatan que, en su día, ahí había pinturas)... Los andenes tienen huecos que también delatan que, en su momento, albergaron estatuas...
La crisis económica y la falta de recursos económicos para mantener uno de los Metros más lujosos del mundo han hecho mella: han pasado a simplemente mantener la funcionalidad eliminando aquellas partes o detalles que, aunque bellos, cuestan demasiado esfuerzo (y dinero) el mantenerlos...
Detalle también el de la profundidad de las estaciones... Es casi casi como bajar a la línea 6 en Cuatro Caminos (y eso me lo conozco muy muy muy bien, creedme)...
Así que, cuando el tren llegó (un tren antiguo y viejo), obviamente no pude dejar de pensar en cómo habría sido ver la misma cosa unos 20 años antes, cuando el sistema lubricaba, sostenía y mantenía una verdadera joya del transporte público...
Unas 3 paradas más tarde, llegamos al fin a nuestro destino... Estamos en pleno centro de Moscú y, ante nosotros, la Plaza Roja nos espera, junto a la famosa muralla o "fortaleza" (que es lo que en realidad significa "Kremlim")...
Accediendo a la Plaza Roja, al fin, puedo ver ante mi el icono ruso por antonomasia (y no estoy hablando del Mausoleo de Lenin, que también está allí), sino de la Catedral de San Basilio, la cual, a parte de su belleza, es un verdadero monumento para el diseño de volúmenes y perspectivas (el día que la veáis en primera persona os daréis cuenta del detalle: no es lo mismo verla de lejos que de cerca... Los rusos son unos genios :-)).
Justo al lado, uno de los centros comerciales más lujosos y antiguos de Rusia, así que nos decidimos a visitarlo...
Como ya os he contado, Rusia es una economía neo-capitalista en estado incipiente, de ahí que el consumo conspicuo y el fenómeno del lujo a través de la marca, sean una constante...
Si pensabas que Serrano está lleno de pijos, me parece que no has visto eso... Las mejores (y más caras) marcas del mundo están allí dentro, incluyendo una tienda con delicatessen de todo el planeta (paté de hígado de pato francés, champán y unos cuantos ibéricos de bellota allí expuestos así lo demuestran)...
Tu mejor no preguntes el precio... Pero estaba lleno...
Dándonos un garbeo alrededor de la muralla, observamos varios aspectos de la ciudad... Una vez más, las proporciones son gigantescas: es una ciudad enorme, con edificios enormes y, desde luego que les encanta mostrarlo...
Es una capital de la que un gran país estaría orgulloso... Y se nota que en su día ésta gente eran (y siguen siendo, aunque ahora menos) una súper-potencia económica y política.
Cuando nos queremos dar cuenta, son las 22:30... Estamos demasiado lejos de todo y no conocemos la ciudad como para ponernos a buscar un buen restaurante... En ese momento estamos enfrente de los restos de muralla que sobrevivieron a la invasión de Napoleón, cuando el amigo, al que le jodieron la entrada triunfal, la estancia y la salida, quemándole la ciudad, decidió (los franceses, siempre haciendo amigos) que, como le habían fastidiado el momento para la historia, pues nada, se detonan unos cuantos explosivos y nos cargamos el símbolo de Rusia (el amigo voló varias partes del complejo del Kremlim)...
No tenemos tiempo, así que nos zampamos una hamburguesa y nos volvemos hacia casa, con show incluido en la estación de Metro pidiendo los ya famosos ¨dos tickets"...
Pero mi jefe tiene una genial idea: visitar una por una las estaciones de camino a nuestro destino...
Así que, una por una, como ya digo, nos vamos bajando en cada estación y descubrimos el Metro de Moscú... Las 3 primeras estaciones (hasta la nuestra) son peculiares (cada estación tiene su estilo y cada una es diferente de la anterior)... Denotan grandeza y un pasado glorioso, donde en su día tuvo que haber arte, pintura y una sensación demencial de riqueza...
Cuando llegamos a nuestra estación, mi jefe dice que sigamos hasta la siguiente, que coincide con una correspondencia de la línea circular, la cual fue diseñada en tiempos de Stalin (la leyenda dice que la linea fue creada después de que, preguntado por los ingenieros sobre como debería ser la nueva línea, el amigo pusiera una taza de café sobre el plano, creando una marca circular que daría origen a dicha línea de Metro)...
Incluso, para hacer más verídica la leyenda, durante muchos años, la línea circular fue representada en los planos de Metro con el color marrón pero, ésta, como tantas otras cosas, son sólo leyendas urbanas que se crearon como culto a la personalidad del dirigente soviético (que, una vez muerto, eso sí, entonces sí se atrevieron a decir estas cosas de él y sus aires de grandeza... En vida, según parece, el señor llevaba mal que le contradijeran y, a la mínima, acababas o muerto o deportado en Siberia)...
Pero ese periodo corresponde además con la época de mayor esplendor del Metro de Moscú (el cual, en su día, por miedo a la invasión nazi, fue plagado de bombas, esperando la orden para detonarlo, puesto que los rusos nunca hubieran aceptado que semejante monumento bajo tierra fuera utilizado para malos propósitos) así que, cuando nos bajamos en la siguiente parada, lo primero que observamos es una muy peculiar decoración y riqueza de detalles...
Capiteles con formas de hojas de trigo, insignias con estrellas y pasarelas en madera y mármol, en lo que parece que es un homenaje al trabajo agrícola... Una estación muy bonita, antigua, con un sistema de iluminación digno de hacerle fotos (antiguas lámparas en los laterales junto con pasillos elevados para facilitar la salida de pasajeros, mientras la entrada de los mismos se produce a través del andén central: una vez más, los rusos cuando piensan, lo hacen bastante bien)...
Pero esta es sólo la primera línea... Decidimos visitar la otra, que está mucho más profunda y, después de tomar unas enormes escaleras mecánicas hacia el centro de la Tierra (flashback hacia la línea 6 de Cuatro Caminos), observamos el delicado proceso de limpieza del sistema de iluminación (con un mimo casi exquisito, como el que restaura un cuadro muy antiguo)...
Al llegar al final de la escalera, un enorme mosaico representando el escudo de Rusia nos recibe...
"¡Wow!" es lo único que sé articular en ese momento...
Al entrar en la estación, un busto de Lenin nos acoge... La estación es enorme, decorada con una riqueza impresionante, colorida, bien conservada... Unas lámparas dignas del mejor palacio de San Petersburgo con unos enormes andenes de mármol con columnas y, el detalle más impresionante, una serie de mosaicos en los techos que representan varios episodios de la historia de Rusia (San Basilio, la invasión francesa, Lenin en un discurso a las masas y por último, La Madre Patria Rusia caminando victoriosa sobre una esvástica nazi)...
Es tan, tan, tan, tan espectacular que, abrumado por lo que estoy viendo, sólo soy capaz de soltar un muy sonoro: "¡Su puta madre!" mientras, como no, mi jefe, que algo va entendiendo del idioma de Cervantes, se parte de la risa viendo a Paquito flipar en colores...
Creo que la estación que vi es ésta, pero no estoy seguro (desde luego que era muy parecida: no me preguntes el nombre, porque estaba en cirílico, aunque, creo que era ésta)...
Te recomiendo que busques en Internet imágenes del Metro de Moscú: de verdad que merece la pena...
Tanto merece la pena, que después de ver esa estación, siento como el cansancio desaparece y quiero seguir viendo estaciones de Metro, pero, desafortunadamente, son ya las 12 de la noche, estamos cansados y tenemos que irnos a dormir, porque al día siguiente tendremos que terminar unas cosillas y salir hacia casa...
Nadie podrá borrar mi recuerdo del Metro de Moscú...
El día siguiente es el último de este viaje: en la oficina, desde que alguien pronunció una palabra en italiano ("bastardo", la pillé al vuelo y, cuando se quisieron cuenta, ya estaban diciéndome frases en español preguntando qué significaban) ya me he hecho notar y el personal conoce a "ese chico español que tantas cosas raras dice"... De pronto todos quieren enseñarme cosas, pero ya es tarde: a las 15:45 mi vuelo sale y apenas tenemos tiempo para dar las gracias a todo el mundo por su amabilidad y por todas las cosas que nos han mostrado...
Pero antes de irme, eso sí, habré recibido un e-mail de una persona y, dado mi estado de ánimo, que es espectacularmente positivo, escribiré una de esas respuestas gloriosas que soy capaz de dar...
Y por fin, después de tres días increíbles, con un déficit de sueño considerable, de haber disfrutado de una ciudad increíble y de haber conocido uno de esos lugares que, al menos, hay que ver y vivir al menos una vez, abandono Rusia para volver al hogar dulce hogar, donde el mal tiempo me recibe para, quizás, despertarme de esa extraña realidad en la que he vivido durante los últimos cuatro días...
Una ciudad increíble, una vida que echo de menos, un lugar donde, gracias a la ocasión, habré tenido la oportunidad de conversar y escuchar a gente muy inteligente y, de paso, distanciarme de mi realidad cotidiana: una vida tranquila y apacible en las afueras de una pequeña ciudad de un pequeño país ganado al mar por sus tenaces habitantes...
Quizás por ello esté mirando ahora vuelos hacia Madrid... Creo que es la hora de volver a visitar a los amigos, aunque todavía no sepa cuando (veremos a ver cuando tengo un par de días libres para escaparme :-)).
Espero que os haya gustado y que, junto conmigo, hayáis disfrutado del viaje a Moscú... He intentado describirlo a través de mis vivencias pero, como todo en esta vida, no hay nada como probarlo por ti mismo para que entiendas quizás alguna de mis sensaciones (o que puedas contrastarlas y, por supuesto, discutirlas :-)).
Se hace tarde en la Europa que nos prometieron en Maastricht: un abrazo enorme y, por supuesto, Ámsterdam Prevalece :-))
Paquito.
Previously, on Paquito's World:
... todo me es tan familiar, tan próximo...
... en Rusia el verano es sofocante y en Moscú la cosa, créeme, no es mucho mejor...
... bellas mujeres te aparecen con preciosos y ligeros vestiditos mostrando sus muy bellos cuerpos... entrar en modo López-Vázquez cuando veía a las suecas en Benidorm ("¡¡¡Mo-nu-men-toooooooooooo!!!" :-)), mientras tu jefe... se parte de la risa...
"¡Esto es un jamelgódromo!"
Parte 3 de 3 - ¡Su puta madre!
El tercer día en Moscú tiene uno de esos despertares pesados que indican que, de verdad, de verdad, DE VERDAD, necesitas urgentemente un poco de tiempo libre para descansar...
Como siempre, duchazo largo mientras Russia Television te canta los titulares de la mañana en la Federación (suena a libro de Asimov) y en el resto del mundo.
Por supuesto, cuando, ya preparado para la batalla, llego al desayuno, la amable chica del día anterior me espera preparada para el envite...
Ya me conocéis: sólo necesito 5 minutos para coger confianza con el personal, así que, como es habitual, le pregunto como va todo, qué tal la vida, la familia... Y la pobre alucina, aunque, ya digo, hay que hacerlo siempre con educación y una gran sonrisa, para que el personal no pulse el botón de seguridad y dos armarios empotrados 2x2 vengan a explicarte exactamente cómo funciona la cosa...
Repetimos desayuno de campeones (soy una persona de costumbres) y, en unos 35 minutos, estamos enfilando hacia la puerta donde, esta vez, una persona enviada por la empresa nos espera para llevarnos a la oficina...
De nuevo, la sensación de velocidad y stress por las calles de Moscú es indescriptible: las avenidas son enormes, casi como autopistas... Me siento como en la M-40 sin radares y rodeado de enormes edificios: es una gozada y, como no, mi sonrisa lo delata (lo de conducir en modo suicida a más de 120 por el centro de una ciudad es lo más próximo que estaré del Gran Premio de Fórmula 1 en Mónaco, así que mejor disfrutarlo :-))
Me lo estoy pasando teta...
Otro día más de reuniones, tomando notas como loco, escuchando interesantes ideas y, sobre todo, entendiendo el carácter ruso y su interacción con gente de otras culturas...
Es genial, de verdad, el poder ser testigo este tipo de cosas: observas porqué todos los seres humanos somos iguales y, al mismo tiempo, como todos somos a la vez diferentes pero, en cierto modo, categorizables según el tipo de cultura en la que hayamos vivido o vivamos...
La hora de la comida es brutal: ya le tengo pillado el truco al lugar, así que voy directo a por mi sushi (que estaba de llorar de bueno) y mi ensalada "con todo"... La chica que nos cobra ya me conoce (el día anterior fue un show, y eso que no hablo ruso ni ella habla inglés), así que, con paciencia, me cobra, se ríe porque he pedido exactamente lo mismo (ítem por ítem, incluyendo la bebida) y sus ojos lo delatan (ese pequeño gesto de medio segundo que todos tenemos cuando algo nos resulta familiar)...
Mi respuesta es una enorme sonrisa y un guiño, buscando su complicidad, mientras ella me dice algo incomprensible que, mi compañero que viene detrás sí que entiende (al fin y al cabo es su idioma)... Nunca me tradujo lo que ella me dijo... Sólo espetó un "Interesting" con una gran sonrisa...
Un pueblo cuyo deporte nacional es el ajedrez tiene estas cosas: son estrategas hasta en la cosa más nimia...
Terminamos un poco tarde y nos dirigimos de vuelta al hotel... Uno de nosotros tendrá que tomar un avión a las 3 de la mañana, así que decidimos pasar un buen ratito juntos en el lobby... Es una gozada compartir velada con dos alemanes altamente educados: uno de esos placeres personales que tanto valoro y que a veces la vida pone en mi camino. Es una gozada escuchar su idioma pero, quizás lo más importante, es sentir que lo estás comprendiendo, que tienes que responder en inglés, pero sigues sus conversaciones...
Me recuerda cuando tenía 19 años y entré en aquella clase de alemán con aquella entrañable profesora suiza... Y también me recuerda a alguien que conocí en esa clase... Lo que son las cosas: y pensar que al principio me cayó mal...
¿Verdad Saltamontes? ;-))
Sobre las 21:00 nos separamos... Nos queda el día siguiente para volver a Amsterdam y, sin embargo, aún no he podido hacer dos cosas que tengo en mi cabeza desde que la azafata de KLM nos anunció que habíamos llegado a Moscú...
No he visto el Kremlim y, mucho peor, no he visto el Metro...
Le propongo el plan a mi jefe (el darnos una vuelta por la plaza roja y tomar el Metro) y la idea le encanta... Enfilamos hacia una boca de metro cercana (impresionante la entrada, por cierto) y lo primero que detectamos es que, finalmente, empezamos a enfrentarnos con la realidad rusa...
Vamos: que éstos no hablan inglés, nosotros no hablamos ruso y, mucho peor, no entendemos los caracteres en cirílico, así que estamos más perdidos que el Fari en la NBA...
Paquito (en piquinglis): Hola... Queremos 2 tickets de Metro.
Señora del Metro: joroña que joroña (o algo así, quien sabe)
Según parece indicarnos, la taquilla (que en ruso es algo así como "Kassa") está abajo y que eso no es la taquilla (no sé porqué, me recuerda a un puesto para echar la quiniela de un lugar donde estuve una vez... Es España hace 15 años, recordadlo).
Cuando llegamos a la caja "de verdad", repito número.
Paquito (en piquinglis, como si valiera de algo): Hola. Querría 2 tickets de Metro.
Señora del Metro güena bien: Joroñe que joroñe!
Jefe de Paquito: Dos tickets de Metro. Uno (señalándome a mi) y dos (señalándose a sí mismo).
La táctica funciona (de aquí a enviados para resolver el conflicto palestino, dos días: unos máquinas estamos hechos :-)), pago los 44 rublos que nos cuestan los billetes (dato: un Euro son unos 45 rublos) y recibimos dos tarjetitas de cartón que, sin embargo, tienen algún tipo de tecnología por imantación o algo así, porque simplemente se acercan a un lector y entonces una lucecita se enciende...
Pero si la cosa no funciona, entonces el lugar por donde pasas se cierra de pronto y suena una estridente pero bonita melodía rusa...
Es la caña: en cualquier lugar del mundo pondrían esos típicos pitidos absurdos tipo alarma antirrobo de un coche, pero ellos en cambio ponen una bonita melodía (tipo Tetris, que ya sabéis que es un juego de invención rusa) que indica que algo raro pasa para la señora que controla los accesos...
Pregunta de control (a ver si me estás siguiendo): ¿A quién crees que la cosa le pitó y por poco las puertas lo desgracian?
Exacto... Al tate.
Accedemos al Metro y nuestra estación es... Normalita: los pasillos son enormes, se ve que en su día tuvo que ser muy lujosa (todos los pasillos están recubiertos de mármol y ciertos detalles en los blancos techos delatan que, en su día, ahí había pinturas)... Los andenes tienen huecos que también delatan que, en su momento, albergaron estatuas...
La crisis económica y la falta de recursos económicos para mantener uno de los Metros más lujosos del mundo han hecho mella: han pasado a simplemente mantener la funcionalidad eliminando aquellas partes o detalles que, aunque bellos, cuestan demasiado esfuerzo (y dinero) el mantenerlos...
Detalle también el de la profundidad de las estaciones... Es casi casi como bajar a la línea 6 en Cuatro Caminos (y eso me lo conozco muy muy muy bien, creedme)...
Así que, cuando el tren llegó (un tren antiguo y viejo), obviamente no pude dejar de pensar en cómo habría sido ver la misma cosa unos 20 años antes, cuando el sistema lubricaba, sostenía y mantenía una verdadera joya del transporte público...
Unas 3 paradas más tarde, llegamos al fin a nuestro destino... Estamos en pleno centro de Moscú y, ante nosotros, la Plaza Roja nos espera, junto a la famosa muralla o "fortaleza" (que es lo que en realidad significa "Kremlim")...
Accediendo a la Plaza Roja, al fin, puedo ver ante mi el icono ruso por antonomasia (y no estoy hablando del Mausoleo de Lenin, que también está allí), sino de la Catedral de San Basilio, la cual, a parte de su belleza, es un verdadero monumento para el diseño de volúmenes y perspectivas (el día que la veáis en primera persona os daréis cuenta del detalle: no es lo mismo verla de lejos que de cerca... Los rusos son unos genios :-)).
Justo al lado, uno de los centros comerciales más lujosos y antiguos de Rusia, así que nos decidimos a visitarlo...
Como ya os he contado, Rusia es una economía neo-capitalista en estado incipiente, de ahí que el consumo conspicuo y el fenómeno del lujo a través de la marca, sean una constante...
Si pensabas que Serrano está lleno de pijos, me parece que no has visto eso... Las mejores (y más caras) marcas del mundo están allí dentro, incluyendo una tienda con delicatessen de todo el planeta (paté de hígado de pato francés, champán y unos cuantos ibéricos de bellota allí expuestos así lo demuestran)...
Tu mejor no preguntes el precio... Pero estaba lleno...
Dándonos un garbeo alrededor de la muralla, observamos varios aspectos de la ciudad... Una vez más, las proporciones son gigantescas: es una ciudad enorme, con edificios enormes y, desde luego que les encanta mostrarlo...
Es una capital de la que un gran país estaría orgulloso... Y se nota que en su día ésta gente eran (y siguen siendo, aunque ahora menos) una súper-potencia económica y política.
Cuando nos queremos dar cuenta, son las 22:30... Estamos demasiado lejos de todo y no conocemos la ciudad como para ponernos a buscar un buen restaurante... En ese momento estamos enfrente de los restos de muralla que sobrevivieron a la invasión de Napoleón, cuando el amigo, al que le jodieron la entrada triunfal, la estancia y la salida, quemándole la ciudad, decidió (los franceses, siempre haciendo amigos) que, como le habían fastidiado el momento para la historia, pues nada, se detonan unos cuantos explosivos y nos cargamos el símbolo de Rusia (el amigo voló varias partes del complejo del Kremlim)...
No tenemos tiempo, así que nos zampamos una hamburguesa y nos volvemos hacia casa, con show incluido en la estación de Metro pidiendo los ya famosos ¨dos tickets"...
Pero mi jefe tiene una genial idea: visitar una por una las estaciones de camino a nuestro destino...
Así que, una por una, como ya digo, nos vamos bajando en cada estación y descubrimos el Metro de Moscú... Las 3 primeras estaciones (hasta la nuestra) son peculiares (cada estación tiene su estilo y cada una es diferente de la anterior)... Denotan grandeza y un pasado glorioso, donde en su día tuvo que haber arte, pintura y una sensación demencial de riqueza...
Cuando llegamos a nuestra estación, mi jefe dice que sigamos hasta la siguiente, que coincide con una correspondencia de la línea circular, la cual fue diseñada en tiempos de Stalin (la leyenda dice que la linea fue creada después de que, preguntado por los ingenieros sobre como debería ser la nueva línea, el amigo pusiera una taza de café sobre el plano, creando una marca circular que daría origen a dicha línea de Metro)...
Incluso, para hacer más verídica la leyenda, durante muchos años, la línea circular fue representada en los planos de Metro con el color marrón pero, ésta, como tantas otras cosas, son sólo leyendas urbanas que se crearon como culto a la personalidad del dirigente soviético (que, una vez muerto, eso sí, entonces sí se atrevieron a decir estas cosas de él y sus aires de grandeza... En vida, según parece, el señor llevaba mal que le contradijeran y, a la mínima, acababas o muerto o deportado en Siberia)...
Pero ese periodo corresponde además con la época de mayor esplendor del Metro de Moscú (el cual, en su día, por miedo a la invasión nazi, fue plagado de bombas, esperando la orden para detonarlo, puesto que los rusos nunca hubieran aceptado que semejante monumento bajo tierra fuera utilizado para malos propósitos) así que, cuando nos bajamos en la siguiente parada, lo primero que observamos es una muy peculiar decoración y riqueza de detalles...
Capiteles con formas de hojas de trigo, insignias con estrellas y pasarelas en madera y mármol, en lo que parece que es un homenaje al trabajo agrícola... Una estación muy bonita, antigua, con un sistema de iluminación digno de hacerle fotos (antiguas lámparas en los laterales junto con pasillos elevados para facilitar la salida de pasajeros, mientras la entrada de los mismos se produce a través del andén central: una vez más, los rusos cuando piensan, lo hacen bastante bien)...
Pero esta es sólo la primera línea... Decidimos visitar la otra, que está mucho más profunda y, después de tomar unas enormes escaleras mecánicas hacia el centro de la Tierra (flashback hacia la línea 6 de Cuatro Caminos), observamos el delicado proceso de limpieza del sistema de iluminación (con un mimo casi exquisito, como el que restaura un cuadro muy antiguo)...
Al llegar al final de la escalera, un enorme mosaico representando el escudo de Rusia nos recibe...
"¡Wow!" es lo único que sé articular en ese momento...
Al entrar en la estación, un busto de Lenin nos acoge... La estación es enorme, decorada con una riqueza impresionante, colorida, bien conservada... Unas lámparas dignas del mejor palacio de San Petersburgo con unos enormes andenes de mármol con columnas y, el detalle más impresionante, una serie de mosaicos en los techos que representan varios episodios de la historia de Rusia (San Basilio, la invasión francesa, Lenin en un discurso a las masas y por último, La Madre Patria Rusia caminando victoriosa sobre una esvástica nazi)...
Es tan, tan, tan, tan espectacular que, abrumado por lo que estoy viendo, sólo soy capaz de soltar un muy sonoro: "¡Su puta madre!" mientras, como no, mi jefe, que algo va entendiendo del idioma de Cervantes, se parte de la risa viendo a Paquito flipar en colores...
Creo que la estación que vi es ésta, pero no estoy seguro (desde luego que era muy parecida: no me preguntes el nombre, porque estaba en cirílico, aunque, creo que era ésta)...
Te recomiendo que busques en Internet imágenes del Metro de Moscú: de verdad que merece la pena...
Tanto merece la pena, que después de ver esa estación, siento como el cansancio desaparece y quiero seguir viendo estaciones de Metro, pero, desafortunadamente, son ya las 12 de la noche, estamos cansados y tenemos que irnos a dormir, porque al día siguiente tendremos que terminar unas cosillas y salir hacia casa...
Nadie podrá borrar mi recuerdo del Metro de Moscú...
El día siguiente es el último de este viaje: en la oficina, desde que alguien pronunció una palabra en italiano ("bastardo", la pillé al vuelo y, cuando se quisieron cuenta, ya estaban diciéndome frases en español preguntando qué significaban) ya me he hecho notar y el personal conoce a "ese chico español que tantas cosas raras dice"... De pronto todos quieren enseñarme cosas, pero ya es tarde: a las 15:45 mi vuelo sale y apenas tenemos tiempo para dar las gracias a todo el mundo por su amabilidad y por todas las cosas que nos han mostrado...
Pero antes de irme, eso sí, habré recibido un e-mail de una persona y, dado mi estado de ánimo, que es espectacularmente positivo, escribiré una de esas respuestas gloriosas que soy capaz de dar...
Y por fin, después de tres días increíbles, con un déficit de sueño considerable, de haber disfrutado de una ciudad increíble y de haber conocido uno de esos lugares que, al menos, hay que ver y vivir al menos una vez, abandono Rusia para volver al hogar dulce hogar, donde el mal tiempo me recibe para, quizás, despertarme de esa extraña realidad en la que he vivido durante los últimos cuatro días...
Una ciudad increíble, una vida que echo de menos, un lugar donde, gracias a la ocasión, habré tenido la oportunidad de conversar y escuchar a gente muy inteligente y, de paso, distanciarme de mi realidad cotidiana: una vida tranquila y apacible en las afueras de una pequeña ciudad de un pequeño país ganado al mar por sus tenaces habitantes...
Quizás por ello esté mirando ahora vuelos hacia Madrid... Creo que es la hora de volver a visitar a los amigos, aunque todavía no sepa cuando (veremos a ver cuando tengo un par de días libres para escaparme :-)).
Espero que os haya gustado y que, junto conmigo, hayáis disfrutado del viaje a Moscú... He intentado describirlo a través de mis vivencias pero, como todo en esta vida, no hay nada como probarlo por ti mismo para que entiendas quizás alguna de mis sensaciones (o que puedas contrastarlas y, por supuesto, discutirlas :-)).
Se hace tarde en la Europa que nos prometieron en Maastricht: un abrazo enorme y, por supuesto, Ámsterdam Prevalece :-))
Paquito.
Wow vaya pedazo de crónica, casi que podía ver el metro de Moscú aún sin haber visto una sola fotografía. Veo que te lo has pasado como un enano... es que Moscú tiene que impresionar. Incluso, o precisamente, en la decadencia de la capital y el país hay parte del encanto, como esas grandes civilizaciones caídas... aunque salvando las distancias claro.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Bueno, bueno y bueno! Primero, gracias, acabo conocer gran parte del majestuoso metro de Moscú, de su gente, cultura, colapso automovilistico y tantos pequeños detalles que han hecho de estos tres días un deseo casi pernicioso por venir, aún con el sueño que arrastro, a mirar parte por parte esta historia que solo voy calificar como MA-RA-VI-LLO-SA
ResponderEliminarY yo que sigo pensando que te quedan tantas cosas buenas por llegar... niño, eres muy especial.
Buenas noches amigo. Ah! tu jefe me encanta! jajajaj
Ya iba siendo hora :-))
ResponderEliminarQueridos German y Sara,
Mil gracias por vuestras visitas y comentarios: un verdadero placer como siempre el leeros por aquí :-))
@ Germán: Un lugar para ver: el resurgir de un gran país en un cambio de sistema... Al estar allí, créeme, uno es consciente de estar en medio de un cambio histórico, como vivir en España en los 80...
@ Sara: pensar que, con todo el lío que tienes, he conseguido sentarte durante 3 días para leer mis pequeñas historias en la tierra de los zares, créeme, me deja perplejo y me hace sonreír :-))
Lo mejor está aún por llegar :-))
Si le digo a mi jefe que gente que nunca nos hemos visto físicamente le mandan recuerdos, le da un jimaquillo y acto seguido me manda al carajo :-))))
Pero "algo le comentaré"(veremos a ver la reacción :-))
Seguiremos informando :-))
Una vez más, mil gracias por vuestras visitas y comentarios y un cordial saludo desde Amsterdam :-))
Paquito
J'adorerai voir des photos !
ResponderEliminarIl y avait aussi la visite de la maison de Gorki à Moscou, c'est magnifique.
Merci pour nous faire partager ces moments Paquito, c'est un régal de te lire en espagnol pour moi.
J'adorerai voir des photos !
ResponderEliminarIl y avait aussi la visite de la maison de Gorki à Moscou, c'est magnifique.
Merci pour nous faire partager ces moments Paquito, c'est un régal de te lire en espagnol pour moi.
Salut Princesse!
ResponderEliminarMalheureusement il n'a pas des photos et, malheureusement, j'ai pas eu le temps de visiter tous les endroits que j'aurais voulu voir :-(((
En tout cas, c'est génial de te lire ici aussi :-))
Bisous depuis Amsterdam,
Paquito.