Es Domingo

¡Hola! :-))

Antes de que los de la famosa revista me demanden por uso indebido de su marca registrada, debo aclarar que los puntos de exclamación expresan un pequeño estado de mini-euforia, en gran parte atribuible a la portentosa cualidad de que, ¡Oh, Campos de Soledad! ¡Mustios Collados!, durante este fin de semana, al fin, he podido dormir a pierna suelta...

Después de un mes trabajando como una bestia parda hasta las tantas, el viernes, por fin, me metí en cama a las 9 de la noche y me levanté al mediodía, felonía en la que, debido al “maravilloso” y restrictivo sistema comercial de este país (las tiendas cerradas a las 18:00 de lunes a viernes, salvo los jueves, donde, ¡Uuhhhhh! ¡Pégate la jartá! “éstos” se permiten el inexplicable lujo asiático de cerrar, atención que ahí vamos, a las 8 de la tarde) te puede costar cara...

Conste que, eso sí, los supermercados cierran a las 22:00, lo cual es un puntazo, al César lo que es el del César... Estaría muy bien que los supermercados, por tanto, vendieran perfume, zapatos, camisas y cualquier otro objeto que, por norma general, no suelas adquirir en un carrito con la hoja de lechuga reglamentaria incorporada.

Esto que puede parecer anecdótico, en realidad es un problema para la gente que trabaja, por cuanto, al salir de la oficina, las tiendas ya están cerrando (y no, esto no es España: a las 17:58 seguramente no te dejarán entrar, porque empiezan a cerrar a las 17:50)...

De ahí que, desde el cariño (que nadie vea una indebida acritud en mis palabras), me acuerde de las públicas de sus madres cuando, en actitud casi chulesca, me dicen que en España dormimos siesta y que eso de pegar sello, como que no nos gusta...

Antes me mordía la lengua: los acomplejados del lugar, sin duda influidos (nota del escritor: he borrado “idiotizados” porque quiero ser respetuoso, por más que piense esto último) por el hecho de que aquí han prosperado un poquito más que en sus países de origen, justificaban las acciones y actos de "aquí mis amigos", llegando a absurdos propios de la auto-negación por sodomía cultural (resulta que la soberbia y la falta de educación se pueden traducir como "auto-confianza”: les recomiendo encarecidamente que me lean a un tal Orwell ,que escribió algo sobre un anuncio de Apple o algo así ;-))))))...

Cierto es que no todo el monte es orégano: mi relación con ellos, profesionalmente, es general buena y, los poquitos que he tratado gracias a ese entorno, en general, me han resultado amables (hay gente a la que, particularmente, le tengo un especial aprecio personal: al César lo que es el César)...

Alguno que otro también me ha enseñado los dientes  (con uno incluso tuve un mucho más que desagradable incidente), pero no hay nada como poner “La Rendición de Breda” como fondo de pantalla en el ordenador para dejar claro que, al menos conmigo, tienen que ser un poquito más comedidos (y de paso les enseño algo de Diego Velázquez, que nunca es mal momento para tan noble descubrimiento cultural :-))...

Fuera del trabajo, eso sí (bienvenido a Holanda) mi relación es inexistente y, aunque al principio Dios sabe que le puse voluntad, he aprendido a entender que no hay forma, así que vivo aislado y recluido en mis pensamientos, mientras en mi camino se cruzan otras personas que, ¿Por qué no? Tienen su ratito de atención garantizado conmigo.

Por cierto (soy un maleducado: me estoy incivilizando en la tierra del jodío hereje... Poco a poco voy perdiendo los resabios de cortesía que una vez tuve en la Villa y Corte), os saludo desde la Biblioteca Central de Ámsterdam, desde mi segunda planta, donde tantas horas pasé al principio de mi aventura, escribiendo cartas y currículos mientras trabajaba en otras cosas (en esto, no todo es malo, nos dan una pasadita por la izquierda pero bastante interesante: ¡Qué envidia de bibliotecas tienen aquí! ¡Ojalá aprendiéramos ésto de ellos!)...

No tengo Internet: no sé qué ha pasado con mi usuario pero no puedo acceder a la Wireless, así que, esta tarde, me he puesto a trastear con el SDK del iPhone (el Kit de Desarrollo de Software) y bueno, la verdad es que es complicado, pero de todo se sale y de todo se aprende :-)).

El poder dormir me ha hecho persona: al fin he podido descansar como merecía y, el sábado, me dediqué en exclusiva a tareas del hogar, incluyendo el atestiguar el proceso de construcción de un ordenador, la reparación parcial del software del otro y los habituales procesos de mantenimiento de mis cacharritos, aunque el Mac sólo necesite quitarle el polvo, porque, aunque a alguno que yo me sé le ponga pegas, es una gozada (y también es bonito o, como a él le gusta que le diga: “And it’s beauuuuuuutiful” :-)).

Y entre esas tareas, al fin, pude afeitarme y raparme... En mi otra vida, donde las apareciencias eran absolutamente innecesarias (según fuentes fidedignas, hoy en día lo van perdiendo y de pronto el personal mira la marquita de tu camisa), me lo podía permitir, pero después de un mes sin parar de trabajar, tal era la viva imagen de las barbas de Javier Bardem en “Los Lunes al Sol” mezclado con la calvorota de Pepe Viyuela haciendo de Filemón en la famosa película de Javier Fesser (barba y alopecia amigos: los misterios de la caprichosa distribución capilar y de bello de nuestro cuerpo).

Por tanto, después de dormir otras 12 horas del tirón, esta mañana, al levantarme, mi casera (que está este mes en la casa) me dijo que había perdido 10 años con el rapado y el afeitado, cosa que le agradecí de inmediato, porque eso de levantarse y que te suelten un piropo, aunque uno sea comedido (“contención”, como diría nuestra reciente expatriada haciendo las Américas y de la que espero crónicas en forma de blog o lo que sea) también es de carne y hueso :-))

Lo cual me recuerda que, el jueves por la tarde, al volver a mi mesa (mis compañeros de división me recibieron en plan “Hombre, ¡Cuánto tiempo!”), me encontré un paquete con la imagen de la Ópera de Sidney en su exterior... Un regalito de Australia de mi antigua casera (tan malo no será vivir conmigo al fin y al cabo :-)).

Fue un puntazo: desde los turrones que recibí en navidades (y que voy distribuyendo de forma tranquila y pausada, por aquello de que no se me acostumbren a lo bueno) hasta Teru-Terus, Doraemons y demás, poco a poco mi pequeño mundo va adquiriendo un tamaño un poquito más grande, lo cual es curioso, si tenemos en cuenta que, precisamente, procuro no tener nada para, de esa forma, estar listo para partir en cualquier momento.

La nieve (o “mierda blanca”, según quiera verse) sigue apareciendo de forma intermitente en la Europa que nos prometieron en el Tratado de Lisboa: el fresquito te levanta por las mañanas y, por las noches, cuando vuelvo a casa andando, es alucinante ver el viento helado azotando el suelo y los árboles pero, como vivimos en negación, quejarse es muy malo y bla bla bla (los libros de auto-ayuda: ¡Cuánto daño a la sociedad!), diremos que "es que es muy bueno para el cutis"...

Se empieza así y se acaba uno volviendo vegetariano (ovo-lácteo, para más INRI: la introducción de la proteína animal en nuestra dieta dio lugar al crecimiento exponencial de nuestro desarrollo físico e intelectual, para que me vengan ahora con que comer carne es de asesinos... Claro: se me había olvidado que las lechugas no sienten, como las piedras)...

Hablando de azotes: las oleadas de la crisis en Ejjjjjjpaña (mireujté) me llegaron el viernes, cuando mis compañeros me dijeron que el terruño se iba al garete como Grecia...

Tuve que hacer uno de esos complicados encajes de bolillos para explicarlo todo sin ningún tipo de connotación política: les expliqué la situación, la dimensión de la economía española y, que, en realidad, debido a los años de bonanza, el total de la deuda acumulada del Estado era baja, aunque, eso sí, la cosa se estaba yendo de madre y, efectivamente, venían curvas (me vine arriba cuando les expliqué que, eso de recortar gasto en un país con tres administraciones, nacional, autonómica y local que luchan por su independencia entre sí, iba a ser algo muy divertido y digno de ser visto)...

Si algo he aprendido, es que al hablar de mi país tengo que hacerlo de forma racional, de tal forma que, ante todo, aquello que cuente sea lo más objetivo y claro posible para gente que, como casi todos nosotros, conocemos muy poquito otras realidades a la nuestra...

Porque (nunca te olvides de esto) a la mínima, a la mínima, te dirán “España, mañana mañana”, “siesta”, “sangría” y lo que se tercie (o como me dijo uno: “las mujeres en España viven en casa de sus padres y sólo abandonan la casa el día que se casan”, lo cual tuvo que ser matizado con un “y los hombres también, porque dime tu como lo harías en un país de bajos salarios y altos costes de vivienda”)...

Son las 17:25 de la tarde y mi día en la biblioteca toca a su fin:  creo que me he enrollado un poco pero bueno, donde hay confianza da asco y, como todo el mundo está invitado a unirse a la conversación, pues nada, que no se diga que luego discrimino.

Esta biblioteca es la caña.

Un abrazo: ¡Amsterdam Prevalece!

Paquito.

Comentarios

  1. Un poco tarde llego, pero dicen que más vale tarde que nunca, no?
    Como estas ninet? eso de adaptarse con según quien debe ser jodidillo, no quiero imaginarme a mi mismamente en tu pellejo, amos! Paquito, a mi me echan! jajajaja
    Wueno guapi, como ves, me conecto solo de vez en cuando y es que mi estado de ánimo, el weno, brilla por su ausencia.
    Un besote, ya sabes, de esos de ruido..

    ResponderEliminar
  2. Hola Sara,

    Como siempre: mil gracias por tu visita y tu comentario. Todo un placer el leerte por aquí :-))

    Pues aquí andamos, poquito a poquito, sobreviviendo, ya me lees :-))

    Espero que vaya todo bien y que en breve vuelvas a por todas... Recuerda mi verbo favorito: "Resistir" :-))

    Todo saldrá bien... Siempre sale bien: sólo es cuestión de esperar y resistir :-))

    Un abrazo enorme y, de nuevo, mil gracias por tu visita y tu comentario :-))

    Paquito.

    ResponderEliminar

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