Adaptación
Hola :-))
Ya se me estaba haciendo tarde y, ante todo, intento ser fiel a mi mismo publicando de forma regular (soy un desastre: mea culpa :-)).
El título de hoy ha sido sugerido por una honorable lectora que, en estos momentos, pasa sus días en las lejanas tierras de oriente, "al calorcito", en plan "Capitán capitán: ¿Vd. cree que tomaremos tierra? No te preocupes: ¡Te vas a hartar!" :-))
Cuando vives fuera del terruño, cuando uno echa de menos ese "Jefe, ¿Tienen gazpacho?" o cuando uno imita, sin ningún éxito además (todo dicho sea de paso) a Chiquito de Calzada para explicar la mecánica cuántica del humor español, sueles sufrir unas fases muy definidas y reconocibles que, como ya digo, si has vivido lejos del hogar, se reconocen fácilmente.
ADVERTENCIA: lo siguiente es el resultado de mi experiencia personal y de las experiencias de algunas personas con las que he hablado. Como decía el maestro Gallo: "En España hay gente pa tó", así que, si después de leer esto, me vienes refunfuñao/á con el "Ñiñiñiñiñiñiñiñi... ¡Pues yo no!", me parece estupendo y, si quieres, te insto a que te abras un blog y lo cuentes o, en su defecto, que escribas lo que sientas y ya está en la sección de comentarios :-))
Las fases son las siguientes (lo haremos divertido, por aquello de reírnos para no llorar y estas cosas).
FASE 1 - Descubrimiento...
Cuando uno se va a vivir a un lugar nuevo, las primeras semanas (normalmente el primer mes o el tiempo en el que tardas en instalarte y que algún sofá empiece a tomar las medidas de tu trasero, todo depende) uno se siente como Heidi en la Montaña con el abuelito: todo es nuevo, todo es gracioso, todo es curioso y, además, existe un grado de exotismo en cada una de las cosas que ves que, por costumbre, te obligan a utilizar el terruño como referente (a lo "Índice Big Mac" del The Economist pero en plan tortilla de patatas).
Es la fase más bonita: uno se siente como en un extraño cuento del que, además, eres el protagonista. Los primeros días visitas, como buen guiri, los lugares turísticos y, como no, das el cante con el mapa de turno intentando buscar tal o cual calle, mientras tu pareja (si te vas con ella: si estás solo, es otro cantar) te dice aquello de "¡Manolo que te estás equivocando!" y tu te pones nervioso intentando situarte (¡Qué gran invento el GPS niño! ¡Qué gran invento!" :-)).
En la fase de descubrimiento, además, el desfase económico es notorio: con la broma de que estás instalando y eres nuevo en el lugar, pagas todas las novatadas (contratas los servicios más caros, te estafan cual turista a la mínima...) y eso todavía en la Zona Euro, que como vayas a un país con una divisa distinta y un tipo de cambio un poco raro, el "Palito Jiménez" que te va a meter la VISA a los 30 días será recordado en los "anales" de la historia (esto, además, muy bien traído por el dolor en sálvese la parte al ver el extracto de la famosa tarjetita de crédito).
Pero eres feliz: descubres SKYPE y/o servicios de comunicación alternativos para que tu familia (o tus amigos o tu pareja o quien te dé la gana) pueda contactarte y, como no, en esos primeros días hay un montón de cosas que contar (porque uno está tomando con una realidad nueva y hasta los colorcillos de las aceras son motivos de alegres conversaciones telefónicas o de Voz sobre IP :-)).
Ojalá la vida fuera una eterna Fase 1: yo creo que no hay una mejor forma de ser feliz que vivir perpetuamente en esta fase, en la que uno siempre aprende cosas nuevas y siente como un mundo nuevo se abre ante sus ojos...
Quizás ese sea uno de los ingredientes de la fórmula para ser feliz (y quizás por eso los niños sonríen más que nosotros los mayores): mantener los ojos abiertos e inocentes para aprender cosas todos los días...
FASE 2 - Adaptación
Todo cuento, historia o película de Sandra Bullock, Meg Ryan o Hugh Grant tienen una fase dos, que es donde el lío toma forma.
En ella, una vez acabado el cuento de hadas (la presentación de los personajes, la musiquita alegre y el mundo lleno de sonrisas y de cincuentonas jugando a ser treintañeras sexualmente liberadas) empieza la realidad del asunto: poco a poco la rutina aparece en tu vida, los horarios se estabilizan, el tiempo parece ralentizarse un poquito y, aquel curioso color de las aceras, aquellas cosas que en los primeros días te llamaron la atención, empiezan a pasar desapercibidas... Las cosas positivas se empiezan a dar por supuestas y, como no, las cosas malas empiezan a aparecer en tu camino.
En el SKYPE, además, uno empieza a ser menos positivo y hay menos sonrisitas: las caras estilo Mel Gibson en "El Patriota" (con Rachid diciendo en el cine: "No Mel: no pongas caritas que no te van a dar el Óscar") aparecen en la webcam de forma regular...
El tema de conversación con el terruño empieza a ser más rutinario y preguntas del tipo "¿Y qué has comido hoy?" aparecen de forma recursiva...
Empiezas a aprender algunas palabrillas o modismos del lugar en el que vives: poco a poco vas siendo parte del paisanaje, pero suele ser duro, porque a veces, en esta fase, la mente (que es tan mala como la película "Eraser" de Arnold Schwarzenegger) te tira hacia el terruño como nunca, comparándote situaciones de allá y de aca y, si el clima además no es favorable, ni te cuento (los inviernos aquí son aterradores y no precisamente por el frío, sino por la falta de luz... Eso no se lo deseo ni a los Guionistas de "Papá Piquillo" :-)).
Esta es la fase donde la máxima "resistir" aparece en todo su esplendor: esta es la fase donde uno crece como persona, a pesar de que todo parezca malo y difícil... Es donde uno descubre sus límites, donde aprendes donde están tus límites, donde tus valores salen a flote y donde lo mejor y lo peor de ti luchan por tomar el rumbo de tu vida.
Sueles vivir en ella unos cuantos meses, aunque hay excepciones (sobre todo la segunda o la tercera vez que te vas fuera: las cosas tienen tiempos distintos).
También depende de la receptividad de la fauna local (los aborígenes, ya se sabe) y de toda una serie de factores, pero, en general, suele ser un momento de crecimiento personal en la vida (lo que uno es aparece a lo bestia: no hay grises ni los quieres, porque la vida se convertirá en blancos y negros).
Si todo va bien, pasarás a la Tercera Fase y esa, quizás, es aquella en la que uno sonríe "de una forma distinta".
FASE 3 - Integración
Dicen que cada una de las etapas de la vida de una persona se definen por hechos de alta trascendencia: estoy seguro de que tu recuerdas con absoluta nitidez lo que hiciste el 11 de Septiembre de 2001 o, si eres de Madrid, lo que sucedió el 11 de Marzo de 2004 con los atentados en los trenes.
Mi primera fase de integración tardó en llegar 9 meses: estaba en París, "In the Ghetto"y, después de, ya digo, 9 benditos meses mencionando a las madres de los hijos de patria gala, un día me levanté y me sentí uno más...
Fue una sensación extraña: de pronto, aquel se convirtió en mi sitio, aquel era mi país, aquella, era mi tierra y, sin ser nunca mi hogar (como ya te he contado yo y cantado Sabina, mi hogar está "allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir") simplemente lo adopté como lugar válido para vivir...
Aún hoy recuerdo, quizás con cierto sentido de la congoja, mis últimas horas en París y las lágrimas que me cayeron justo cuando el avión despegó: "Au revoir París!" le dediqué en un pequeño susurro, mientras la chica de mi derecha, que no entendía nada, me preguntaba si me encontraba bien...
Esta es la fase más fructífera, porque es la que, poco a poco, te hace parte del lugar en el que vives... Si el lugar es idoneo y conectas con los distintos factores que te rodean, es la clase de sensación que, de pronto, te hace plantearte una hipoteca o, quizás, una visión a largo plazo de tu vida con ese lugar como centro de operaciones...
Quizás el éxito más rotundo en esta fase es cuando tu corazón adopta el lugar como "hogar" y, cuando ese momento llega, yo creo que uno no es más feliz que antes, pero de pronto el color de la lluvia cambia, como cambia el color de los árboles, de la arena, de las carreteras y los coches, como cambia el reflejo de los edificios en las calles o, simplemente, como tus ojos comienzan a ver la vida con las lentes de la madurez...
Es la parte de la película en la que Sandra Bullock descubre que Hugh Grant es el hombre de su vida, o la temporada en la que Maddy Hayes descubre que David Addison al final no es tan capullo y que, además, a pesar de la alopecia (Bruce Willis tenía pelo en "Luz de Luna / Moonlighting" chicas :-)), tiene ese puntito a lo Han Solo que lo hace irresistible (los macarras galácticos y/o de Nueva Jersey jugando a ser tipos duros son un imán para las chicas y/o las princesas de galaxias muy muy lejanas :-))...
Meg Ryan en esta parte de la historia descubre lo importante que es el amor y, sobre todo, es la parte donde tu pareja, que le va el rollito de la comedia romántica cosa fina, lo da todo con alguna lagrimilla o, en su defecto, apoyando su cabeza sobre tu hombro en el cine (no te pongo la sintonía de Médico de Familia porque el olor a pastelazo en este párrafo ya es excesivo :-))
Dado que mi experiencia en las todavía Provincias Rebeldes (desde el cariño) no ha seguido los derroteros de las dos experiencias anteriores (los galos y los teutones, con todo, son al final majetes), he conseguido con el tiempo desarrollar una variación de la Fase 2 que, si no se amortiza en un plazo razonable, se puede considerar un semi-estado de "Gangrena Social" o, como lo narró Oliver Stone, en plan "Nacido el 4 de Julio"...
Fase 2 Prima - No...
Vale. Lo has intentado todo, has puesto de tu parte y, si bien es cierto que como el Ibérico de Bellota no hay nada, también es cierto que el Ovejarige Kaas está tremendo (es un tipo de queso "sobre-curado" que está muy rico: en plan manchego súper curado pero con el sabor del queso de aquí: curiosamente no lo consumen mucho porque, vaya hombre, resulta que es caro... Vaya vaya: jijijiji)...
Reconoces las ventajas de vivir en el lugar en el que estás e intentas ser racional en tus conclusiones: existen pros y contras y, como ya digo, aunque en general estés bien, te falta algo, como si en la película no estuviera el entrañable personaje del Secundario Cómico o como si en la Jungla de Cristal o sus secuelas, John McClane no dijera lo del "Yippie-Kai-Yai..." (tu terminas la frase :-))...
Es una fase triste: tu camino ya simplemente es la distancia que tu quieras seguir recorriendo... Nunca llegarás a Itaca y, en realidad, la historia se convierte en un viaje interior, en plan película española (que transcurre generalmente en Otoño y/o Invierno principalmente) en 1936...
Película con gran fotografía (siempre nos quedará la fotografía ;-)), mucha nostalgia y mucho drama alrededor de la figura de algún inocente pipiolo que descubre la complejidad del ser humano a través de los pétalos de las flores de Dios-sabrá-qué-flor de la mano de alguna vieja gloria a punto de cascar que, en caso de así suceder, merecerá un "Informe Semanal" con todos sus compañeros de la profesión, los cuales te confesarán, muy compungidos eso sí, que le querían mucho y le reconocían como figura y modelo a seguir, a pesar de que, curiosamente, en los últimos años le hubieran dejado solo en alguno de esos corrales olvidados de la mano de Dios tipo "La casa del Actor" u hospicio de monjitas con extraños contratos de prestación de servicio (tipo "nosotros le limpiamos las babas y Vd. nos lega TODOS sus bienes cuando casque víctima de nuestros indigestos purés de zanahoria").
Es una carrera, ya digo, que no te llevará a ninguna parte y de la que, al final, o sales Budista en plan Richard Gere, o sales en plan Richard Gecko en "Wall Street", despreciando cualquier forma de vida y, por supuesto, cualquier tipo de sentimiento positivo por o hacia la raza humana...
Dentro de lo extraño de este purgatorio vital (ya digo, como una película española :-)) existe un pequeño paréntesis y una luz al final del tunel: la denominada "Película Almodóvar" donde el color a veces aparece y, detrás de una extraña historia como esta, existen personajes únicos (como una entrañable casera que sería digna de la mejor interpretación de Chus Lampreabe, un japonés gay digno de ser interpretado por Guillermo Montesinos en "Mujeres al borde de un ataque de nervios", protagonistas dignas de "Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón" entre otros muchos que, por aquello de no ser muy descriptivo, dejaré que se desvanezcan en el sueño de los justos)...
Porque, y esa es quizás la conclusión, a veces, en todas estas fases, comprenderás al fin al amigo manchego (he tenido que recorrer una pequeña porción del mundo para, al fin, apreciar su talento y sus películas... Mejor tarde que nunca :-)) y, por lo menos, eso será algo que te llevarás de este extraño viaje a ninguna parte, porque ya lo dice el poema: lo importante no es llegar a Ítaca, sino todo aquello que habrás visto en el camino...
¿Mi película? Esa es una muy buena pregunta... A mi me gusta recordar el 5 de Noviembre ;-))
Un abrazo: ¡Amsterdam Prevalece!
Paquito.
¡¡¡ Carallo !!! que diría un gallego.
ResponderEliminarUn 9 a esta entrada.
¡¡¡Dabuti colega!!!
armando.
Ostras! tanto tiempo hacía que no venía por aquí?
ResponderEliminarNo he leido el post, voy después a ello, solo he hecho esta pequeña incursión para decirte que estoy bien, los contratiempos de la falta de curro...y que no te he olvidado, ok, a la rubia tampoco...
Conozco esa sensación, de pronto un día estás en casa - que no hogar -, ayer no pero hoy sí.
ResponderEliminarEstimados Armando, Sara y Julian :-))
ResponderEliminarMil gracias por vuestras visitas y vuestros comentarios: todo un placer el leeros por aquí :-))
@ Armando: Gracias hombre :-))
@ Sara: ¡Abandonado me tienes! ¡Qué desastre! :-)) Me alegra saber que estás bien (informaré a la rubia convenientemente :-))
@ Julián: sobre todo, la sensación es reconfortante... Es duro encontrar un hogar lejos de lo que uno considera "la base", de ahí que, cuando suceda, como ya digo, cambie hasta el color de los árboles :-))
Gracias a los tres de nuevo por vuestras visitas y comentarios :-))
Un saludete,
Paquito.