El futuro es ahora

Buenas,

Al final se me quedó en el tintero y no pude publicar mi post semanal (voy con retraso)...

Empecé escribiendo lo siguiente:

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Otro domingo más, enfilando el mes de Marzo, con un Febrero gris que, como colofón, acabó con un poquito de nieve el miércoles pasado...

Bueno, con nieve y con un español, viendo el espectáculo de la naturaleza al grito de: "!Pero no me jodas! ¡Otra vez no!" con un japonés de fondo que, sin entender, creo que captó el mensaje :-))

¿Cómo va la cosa? Pues tranquila, como siempre: esta semana ha pasado rápido, poniendo en orden mil asuntos y con una invitación para una boda, por la que, como básicamente va a ser administrativa, voy a tomarme mediodía en un par de semanas para el evento al que, para seguir en mi costumbre, iré de testigo, por aquello de que quede constancia aquel maravilloso juego de palabras que, una vez, alguien me mandó por e-mail:
Amor: dos vocales, dos consonantes, dos idiotas :-))
Entre los asuntos que he estado poniendo en orden, con aquello de las famosas entrevistas, me ha surgido un viaje, cosa nada rara, salvo por un pequeño detalle: será la cuarta vez en dos años que pisaré el suelo de la capital de la Federación Rusa, lugar con su cierta magia, su locura, sus dimensiones increíbles y ese extraño secreto que tiene la catedral de San Basilio y que, el día que vayas, descubrirás con una pequeña sonrisa :-))

Por tanto: "Episodio 4: Paquito strikes again"... Ya os contaré cómo ha ido y cómo está el lugar en primavera (de momento conocemos el verano, versión ahumada incluida, y el invierno a 19 graditos bajo cero), que dicen que la sangre altera, y yo me veo venir (¡Moo-nuuu-men-toooooooooo! :-)).

En mi día a día, la vida continúa con sosiego y tranquilidad: con eso de que estoy súper organizado, paso mis días siguiendo las instrucciones que me doy a mi mismo, mientras que, maldito desorden obseso compulsivo, no dejo de mirar más formas para poder mejorar, haciendo más efectivo, más rápido, más automatizado e integrado (los que me conocen saben que tardo, pero una vez que la bombillita se enciende, ya no hay marcha atrás :-)).
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Aquí dejé el artículo cuando lo estaba escribiendo: han pasado un par de semanas y, con ellas, mil cosas en este día a día mío que es una locura...

El domingo pasado, caminando por Amsterdam, vi de pronto a una turista cuyos ojos no podré olvidar jamás (olvido nombres, pero rasgos faciales y ojos jamás)...

Era aquella compañera de Rusia que, cuando estaba con el Hopkins dándolo todo en el idioma de Cervantes, me vino a decir un "Hola: ¿Qué tal?" que me hizo indicar que ya podía empezar a rezarle a los dioses para que no hubiera comprendido lo del "Hopkins: esta ciudad es un jamelgódromo"...

Feliz, con la típica mirada de un turista descubriendo un lugar, no supe decirle nada, sólo sonreí y pensé que, en un par de semanas, cuando le diga que ciertas zonas son peatonales y que por poco el tranvía se la lleva por delante, todo esto en castellano, le haré sonreír y pensar en lo pequeñito que es el mundo...

Hablando de Rusia: hace un par de días suceso algo genial... Resulta que, al contactar a la subsidiaria rusa, le pedí a mi Elza (que es un encanto de mujer y un cielo en la tierra) que por favor me encontrara "un hotelito" por Moscú para los días que iba a estar allí...

Su respuesta fue "Tenemos acuerdo con este hotel que está enfrente del Kremlim"...

Al ver la página güeeeeeeerl, lo vi claro...



Desafortunadamente era demasiado caro y tuvimos que declinarlo (aún así, la opción B es alucinante: volvemos al hotel del Episodio 3 :-)).

Pero fue mítico el ver a mis compañeros alucinar conmigo bailando como en el anuncio del Guaraná:



Además de mis días en la Biblioteca y mis estudios nocturnos (ya no leo, DEVORO) el iPad 2 fue anunciado y estoy deseando que llegue a Europa para tenerlo en mis manos (un añito llevo esperándolo: va a ser mítico :-)) y, todo ello, como comentaba en mi primer relato, con una boda de fondo, la cual, iba a suceder entonces en unas semanas y que, por la magia de la escritura (el tiempo es relativo: uno de los zurdos más famosos del siglo XX tenía razón) se ha convertido en mañana...

Sin embargo, el miércoles pasado (ayer: el tiempo es relativo) fuimos a la "preboda" que se celebró en el Consulado Español: lo de "preboda" va sin coña, porque, efectivamente, fuimos recibidos por el señor Cónsul, el cual, entre sus funciones, además de poder casar a gente, tiene que verificar que los contrayentes lo hacen de forma voluntaria y que no hay cosas raras en el proceso (como matrimonios de conveniencia o, más peligroso todavía, una del Madrid y el otro del Barça, que puede acabar como el Rosario de la Aurora :-))).

A los contrayentes les preguntaron los nombres de los padres y demás (ya se sabe, para verificar que se conocen y todo eso) y la cosa iba "más o menos" normal hasta que llegó mi turno...

Entering "Rumbera Mode"...
Paquito: ¡Buenos días!
Cónsul: Buenos días. Puede Vd. sentarse.
Paquito: Gracias :-))
Cónsul: ¿Conoce Vd. a los contrayentes?
Paquito: Sí claro.
Cónsul: ¿Cómo y dónde los conoció?
Paquito: Bla bla bla...
Ahí veo que el tipo me mira fijamente... Está buscando si miento (supongo) pero todo cuadra y, después de unas cuantas preguntas más, justo cuando todo parece acabar, me hace la pregunta.
Cónsul: ¿Tiene Vd. conocimiento de algo que impida la celebración de esta unión?
Entering "Paquito Mode" (¡Rumberaaaaaaaaaaaaaaaaa! :-))...
Paquito: Pues hombre, ahora que lo pregunta (el tipo afila los ojos)... Yo no soy partidario del matrimonio y yo creo que estos dos son unos inconscientes. Pero mire, por más que se lo he dicho no me hacen caso, porque yo se lo digo: "Pero... ¿Para qué os casáis? ¿Ya no os queréis o qué?" Porque, entre nosotros: hay matrimonios que acaban bien y hay matrimonios que siguen juntos y uno, ante todo, quiere el bien para sus allegados...
Nótese que, antes de entrar, además, para "hacerlo más gracioso", cuando ella salió del despacho, dije en voz alta al futuro marido:
Paquito: "Te lo dije: ¡Lo de buscar mujer por correo funciona!".
Lo cual generó el habitual regocijo de la parroquia y la mítica mirada de la funcionaria de Exteriores del tipo "Ya tenemos ganador para el gilipollas graciosillo de la mañana"...
Al salir del despacho, el Cónsul nos llamó a todos (los novios y los testigos) y, cuando ya todo se firmó, me confesó:
Cónsul: he de decirte que yo llevo 40 años casado y pienso como tu :-))
Mañana me toca ir por fin de testigo a la boda: va a ser algo íntimo (yo propuse chandal con zapatos de rejilla, por aquello del "elegante pero informal", pero no prosperó mi propuesta, para mi decepción personal) y, sobre todo, ya nos han avisado, en Ámsterdam (no estoy seguro de si es aplicable al resto de Holanda) no se puede tirar arroz a los novios...

Pero (Spoiler Alert) sí sé cual será mi pequeño regalo: es un símbolo para todos aquellos que nos hemos ido y que, como podemos, con sonrisas, con lágrimas, con buenos y malos momentos, con ilusiones y decepciones, aquí y allí, hoy y mañana, vivimos la vida resistiendo fuera de una patria que añoramos y que, tramposa ella, como nos atrae con cantos de sirena, nos ofrece a su vez el mensaje de los césares a los desertores ("Roma no paga a traidores")...

Y es que, mañana, mis dos tortolitos se tomarán por la noche un vasito de leche caliente con el único cacao "que una persona de bien debería tomar" (¡Cuánto daño ha hecho el Nesquik Dios! ¡Cuánto daño! ¡Casi tanto como los ochenta con las hombreras! :-)) con una tapita del que puede ser, de lejos, el mejor producto que nuestro país haya podido dar al mundo...

Porque, en esta vida, son los pequeños detalles los que nos pueden, como cuando un amigo te manda un link para ver los episodios de una de las series de tu infancia, o alguien te llama para preguntarte "¿Cómo estás?" o tantas y tantas pequeñas cosas que nos mantienen mirando al sur con esperanza, que es lo último que se pierde, aunque a veces, nuestro destino, en realidad, vaya en dirección contraria...

Pero sobre eso, como siempre, guardaré silencio y descubriré una de esas cosas curiosas que uno aprende cuando viaja, uno de esos pequeños detalles de la expresión gestual que te hacen sonreír y te enamoran de un lugar, que no es otra cosa que hacer como aquella chiquilla que me enseñó un Moscú completamente ajeno al que un extranjero suele encontrar y que, ante alguna de mis preguntas, inclinaba suavemente su cabeza hacia la izquierda, apretaba un poco los labios y alzaba levemente los hombros :-))

Y creo que ese gesto tan bonito será lo único que te pueda decir :-))

Eso es todo: ¡Ámsterdam prevalece! :-))


Paquito
sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es

Comentarios

  1. Aquí he tenido que empezar y me parto contigo... como se le puede decir todo eso al señor consul nene? jajajajaja

    Pues ná, que me voy a seguir leyendo por que me da que te me vas lejos...a que si? joer Paquito...joer...

    Rubia, besitos.

    ResponderEliminar
  2. Hola guapetona :-))

    Mil gracias por pasarte por aquí. Sí hija sí, lo di todo con el señor Cónsul (además es el nuevo, que estaba habiendo traspaso de poderes :-)).

    Es decir, que a partir de ahora, las autoridades ya saben de mi existencia y saben cómo me las gasto (el servicio de Exteriores ya me ha visto en acción: la reconquista de tierras herejes ha comenzado :-)).

    Un besotazo y luego te contaré (hoy me toca escribir :-)).

    Paquito.

    ResponderEliminar

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