Utrecht

Buenas,

Como últimamente he descuidado un poquito la frecuencia de publicación, empiezo a hacer los deberes justo después de la publicación del episodio en Viena y, ahora, sí, me dispongo a describir más aspectos de mi vida por las provincias "díscolas" (Igor, no hay dinero para pagarte el epíteto :-)) y, con ella, las cosas que me pasan...

Justo después de mi llegada de Viena, con un cansancio de flipar y siendo previsor como soy, decidí, un par de días antes, tomarme un día libre y así poder levantarme a las mil y una en plan "madrugón a las 3 de la tarde" mítico :-))

Pero, como ya tengo tomadas las horas y, dado que los días se empiezan por fin a alargar, mostrando de fondo eso que los locales llaman "el círculo dorado" y que, de cuando en cuando, también aparece por estas latitudes, a las 9 de la mañana ya estaba en pie, siendo incapaz de volver a dormirme y seguir disfrutando de mi día de descanso.

El caso es que, como uno funciona como funciona, después de un ratito despierto, el venazo no se hizo esperar y, con mi casera, emprendí otro viaje de un día para, esta vez más cerca, visitar Utrecht.

Utrecht: la ciudad más antigua de Holanda... Al salir el día era gris y frío pero, justo al salir del enorme centro comercial que contiene su estación de trenes, el círculo dorado volvió a hacer su aparición y, con él, una temperatura alucinante digna de un precioso día de relax...

Como el tamaño de la ciudad puede no hacerle justicia a su historia, lo cierto es que en apenas 10 minutos de tranquila caminata estábamos bajo el Dom, la enorme torre al lado de la iglesia y que, cuando uno es guiri, sirve como perfecto referente a la hora de orientarse.

Utrecht es además un centro estudiantil enorme (es la ciudad universitaria más grande de Holanda), lo cual se nota por la cantidad de chavalería que abunda por las calles y la cantidad de movimientos artísticos que uno ve en la zona, desde chicos rodando películas con un material de alucinar (ya les gustaría a los que estudian Imagen en la Complutense) hasta los bajos de los canales donde, entre otras cosas, se encuentra uno pequeños "ateliers", que dirían los gapastosos adoradores de Eduard Punsét (y que tan bien caen a nuestro "goldito poligonero" favorito) y que, aquellos que venimos de orígenes más humildes venimos llamando "talleres de trabajo" para los "artit-tas" del mañana.

El origen del nombre de la ciudad es curioso: los romanos, sobre el año 50 de nuestra era, construyeron una fortificación en aquella zona, llamándola "camino" ("Traiectum")... Aquel "Traiectum" pasaría un día a ser llamado en la lengua de sus moradores "Trecht" y, usando una vieja acepción del neerlandés antiguo, le añadieron la "U" del principio, partícula que, venía a significar en aquel entonces "zona baja del río" (del original "uut").

Todavía hoy, después de todas las guerras que hubo entre protestantes y católicos (en esto nosotros tuvimos algo que ver, por aquello del emperador alemán, nacido en Gante, eso sí, que no quería que se desmandaran los dominios, a pesar de que en su propia tierra fue donde las famosas 95 protestas surgieron en primer lugar), en Utrecht se puede encontrar uno el arzobispado de dicha región y, como curiosidad, por aquello de que por aquí los distintos credos se financian a sí mismos, entre otras cosas, encontré que la antigua iglesia de San Martín fue desacralizada y, en 1992, reformada para contener dentro de sí apartamentos.

Así que, si tienes pasta y te apetece, puedes comprarte un apartamento dentro de una antigua iglesia (tiene buena pinta, aunque la comunidad debe de ser cara y, como haya derrama, me parece a mi que podría salir por un pico :-)).

Caminando por la ciudad, después de un buen ratito, llegó finalmente la hora de la manduca, que el espíritu se alimenta de lugares y sensaciones pero la vil carne, esa que en polvo se convertirá, también tiene sus necesidades y, jugando a ser holandés, con eso de que soy capaz de articular las frases necesarias para comprar en el súper, creamos un mini-menú "guirigay" consistente en un par de cartoncitos de leche (de medio litro y biológica, para ver si consigo encontrar una leche que iguale al sabor de la marca que tenemos en el trabajo, "De Friesse Vlaag", y que está tremenda), unos panecillos, unas lonchas de queso y una botella de agua (cuando uno va de guiri, va de guiri con todo).

"No hay glamour Fiti... ¡No hay glamour!" podrías pensar, no sin falta de razón, como siempre, pero, siendo españoles como somos, al irnos a comer a la riviera del río, ahí es donde uno nota que, efectivamente, de por aquí por aquí, lo que se dice, "de aquí cerca", no somos...

Detalle al irnos a sentar y limpiar el banco, poniendo tres hojas de periódicos encima para no mancharnos y, como (eso sí) estamos civilizados, todo desperdicio se fue poniendo en una pequeña bolsita que llevábamos con nosotros, creando así la teoría de que uno puede comer (o beber) en un parque y, al terminar, dejarlo tal y como se lo encontró, si no mejor, para que el siguiente lo disfrute.

Insisto: "dejarlo tal y como se lo encontró, si no mejor, para que el siguiente lo disfrute".

De vuelta por la ciudad (y una vez que encontramos una papelera para tirar la bolsa con los desperdicios), volvimos a la plaza del Dom donde, para mi regocijo, vi un pequeño edificio con una bandera que, no sé yo muy bien por qué, me sonaba a mi de algo...

"El Cervantes", dijo mi casera, con esa familiaridad con la que uno se refiere al pequeño representante oficial de nuestra lengua y nuestra cultura en el mundo: "El Instituto Cervantes" para ser más precisos :-))
Nota al margen: Dado que estos días, además, con eso de que tengo tiempo y la temperatura acompaña, estoy escribiendo un poquito más desde (ya lo sabes) mi biblioteca donde, entre otras cosas (detalle Fiti) hay un piano a la entrada donde, el que quiera, puede tocarlo.  
Así que, mientras escribo estas palabras, además de navegar la red a través de la conexión Wi-Fi gratuita, estoy escuchando a alguien tocar, y con cierto talento, uno de los dos instrumentos que me tocan el corazón al escucharlo (el otro es el violín, pero ese es fácil :-)).
Este sitio es impresionante: ojalá la vida te bendiga con un lugar como éste cercano a ti (será de lo muy poquito que echaré en falta el día que me vaya :-)). 
En Utrecht, por tanto, además de callejear y hacer fotografías, sorprende la viveza de la ciudad (más pequeña que Amsterdam pero, a su vez, con una cierta sensación de "más por menos" que me atrajo sobremanera), de ahí que, mi casera, que empezó a ver que me iba la marcha, me empezara a explicar las ventajas e inconvenientes, por si se me pasaba por la cabeza dar al botón de escape y salir corriendo hacia esa ciudad (no es por nada, pero como inquilino no tengo precio :-)).

Son sensaciones curiosas: con el tiempo, uno aprende a identificarlas y entenderlas casi de forma inmediata, de ahí que, por lo que pude ver, o al menos en el centro de la ciudad, no me importaría nada el vivir por ahí.

Claro que Utrecht no es sólo un centro histórico precioso: en cuanto uno sale un poquito de esa pequeña almendra central, se encuentra con que hay mucho edificio moderno y, por ende, bastante feo (una verdadera pena, teniendo en cuenta todo lo que suelen tener en cuenta aquí la estética y el cuidado del entorno en zonas residenciales).

A diferencia de otras zonas de Holanda, aquí se ve una mayor permisividad con respecto a la invasión de los estilos modernos y más racionalistas de la arquitectura contemporanea (es decir, una vez más que la ciudad, en su parte más moderna, tiende a ser "poco agraciada" estéticamente).

Sin embargo, como la cabra tira al monte, al ver las dos tiendas "Premium Reseller" de la marca favorita de nuestro "goldito poligonero" favorito, no pude sino obedecer al mandato divino del tío Steve e ir a preguntar si, por algún casual, por remoto que fuera, les quedaba algún iPad 2 en la trastienda...

"No father" fue la respuesta que recibí en ambas tiendas, siendo un motivo para mi pena y, al mismo tiempo, la excusa perfecta para explicarle a mi casera qué era eso que estaba buscando.

Ahí es donde uno tiene por fin la oportunidad de utilizar sus habilidades como expositor de contenido con algo que de verdad mola (explicar licenciamiento de software o métodos de análisis de venta suele ser complicado y aburrido), así que, cuando le dije a mi atenta observadora lo del "sólo necesito tu dedo índice" y comencé la demo, la mitad de las personas que andaban pululando por la tienda se dirigieron hacia mi, mientras mi casera manejaba el cacharrito y, más de uno y más de dos, me hacían preguntas sobre el mismo (con las miradas extrañadas de los vendedores de la tienda, que se supone que están ahí para eso y que, al menos en los Premium Resellers, estorban más que ayudan).

De esto puede hablar también nuestra rubia favorita, la cual, justo mi última tarde en España, tuvo sesión-demo en la FNAC de Madrid, inconsciente ella, al preguntarme cosas sobre Apple (ahora sabe qué puede hacer con un iMac, un Macbook y un iPad, ¿Verdad? :-)).

Cuando uno comprende la tecnología y sus usos, la explicación de los mismos es sencilla, lo cual sería recordado unos días más tarde cuando, al llegar a casa, me encuentro a mi casera del revés diciéndome que no puede acceder a SKYPE (el sistema que utiliza para hablar con su familia en España y demás).

"Paquito" empezó diciéndome "Sin el SKYPE no soy persona. Por favor ¡Arréglamelo!" fue la orden que recibí y que me hizo sonreír.

Los problemas de la vida moderna: "No me funciona el SKYPE" :-))

Después de una gloriosa demo del iPad 2 (incluyendo bises y Q&A con la audiencia), decidimos volver a casita que, a fin de cuentas, la cosa ya estaba quedando larga y yo estaba agotado. Una sencilla vuelta deshaciendo el camino vespertino y, una hora más tarde, por fin ya en casa, la cosa acababa conmigo en el sofá convirtiéndome en una patata aplatanada y moribunda (¡Qué aparatosos podemos ser a veces cuando estamos cansados! :-)).

La misma patata aplatanada que, siendo ya tarde, empieza a recoger los bártulos para irse a casa: el día en la biblioteca ha terminado y es hora de plegar :-))

Por cierto (para los usuarios de la plataforma de la manzanita y aledaños): este artículo se ha escrito usando un programa de texto llamado "Compositions" y que intenta emular a los famosos cuadernos "Moleskine" en el mundo de los unos y los ceros.

La ventaja de este software es que puedes sincronizar el cliente del ordenador con el iPhone y con el iPad, teniendo así, virtualmente, un cuaderno que, en todas partes, muestra siempre el mismo contenido (puedes escribir en el iPad y luego volcarlo en el Mac, teniendo además controles de versión para ver cómo fue cambiando el documento en cada una de sus iteraciones).

Las fotos del día en Utrecht son estas:


Para los que usan iPad, las fotos están accesibles en: https://picasaweb.google.com/Paquito4everPictures/Utrecht20110406

Eso es todo: Utrecht Prevalece :-))


Paquito
sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es

Comentarios

  1. Por alusiones, la Rubia te manda un fuerte abrazo y te dice que le han encantado las fotos. Eva te espera para una próxima con la manzana, querida serpiente :) .

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  2. Hola "Rubia" :-))

    Mil gracias por tu visita y por tu comentario: todo un placer el leerte por aquí :-))

    Me alegro de que te hayan gustado las fotitos (la de la lámpara la tengo de fondo de escritorio: ¡Me encanta! :-)).

    ¿No me digas que te has convertido a la manzana? Si es que como serpiente no tengo precio :-))

    Ya van unos cuantos en mi entorno que han venido a la luz (me falta Chiflins, que es más duro de roer, por aquello de que es más técnico, pero estoy intentando jugar con él la carta de "Componentes + UNIX" que, en el fondo, le hacen tilín :-)).

    Pero eso es otra historia: Chiflins caerá, "quiera, o no quiera" :-))))).

    Un besazo enorme y, de nuevo, mil gracias por tu visita y por tu comentario :-))

    Paquito.

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