Keukenhof, ciber-amiguetes y la Apple Store de Amsterdam

Buenas,

El mundo está al revés: según me cuentan, en estos días de linda primavera, por allí abajo el tiempo está siendo un desastre, lo cual, por mucho que nos moleste, es necesario porque, como también he leído, este año apenas ha llovido.

Por la Europa del jodío hereje, el tiempo está tranquilo: aunque suene a tópico, hablar de la climatologia es una forma perfecta para empezar una conversación, evitando el incómodo silencio que se produce cuando no se sabe qué decir ante alguien a quien no se conoce en un espacio íntimo o, como en el caso del ascensor, reducido.

La semana pasada tuve el placer de encontrarme con uno de nuestros visitantes, rompiendo así uno de mis preceptos, que precisamente versa sobre la conveniencia (o no) de encontrarse cara a cara con gente que te lee o, como alguna vez ha sucedido, cuando el sujeto pasivo se convierte en activo y soy yo, el lector, quien se planta en algún lugar para decir “¡Hola!”.

Así que, si te apetece leer otra versión (es necesario leer opiniones diferentes para comprender el mismo hecho) de la vida en Holanda, te recomiendo que te pases por “Ondas Atlánticas”, donde el amigo Alfonso te recibirá y compartirá contigo su parecer sobre los Países Bajos o lo que se le tercie :-))

Como el tiempo, aún siendo bueno, es inestable (pasamos de un “sol que pica” al “nubarrón que amenaza lluvia” en menos de 15 minutos) , tengo que replantear constantemente un pequeño ejercicio fotográfico que me gustaría llevar a cabo, y que no es otro que, como hace casi 11 años, en estas mismas fechas, volver al Keukenhof y, 5d en mano, hacer mil fotos de los millones de tulipanes que conforman uno de los lugares más especiales de los Países Bajos.

¿Keukenhof? Sí amiguetes: “El huerto de la cocina”, o “El jardín de la cocina”, como tengas a bien traducirlo, es un enorme parque cuyo principal atractivo son los millones de tulipanes que, en estas fechas tan señaladas, tienen la genial ocurrencia de florecer todos a la vez...

Has leído bien: “millones de tulipanes”... Es como ver la acumulación de personas en el Metro de Tokio o las Rebajas de El Corte Inglés en su versión “Casa y Jardín”. Si vienes por estas latitudes a hacer un poco de turismo en primavera, el Keukenhof es un lugar que te puede resultar muy atractivo de ver.

Mensaje codificado: a mi me gustan “los jardines cerrados/pareados”, aunque a veces me guste perderme en hermosos parajes de“naturaleza salvaje/abierta” :-))

Para los alérgicos como yo, en cambio, siendo más “rata de ciudad”, lo que me tira de verdad son los paisajes urbanos, mucho más si tenemos en cuenta que, hace un tiempo, un compañero de trabajo, que es un fanático de la fotografía, ha decidido montar su propio negocio alrededor de esta materia y está buscando edificios o composiciones arquitectónicas singulares para hacerles fotos y crear así un atractivo catálogo de imágenes.

No preguntes por su cámara, pero digamos que me va a tener que explicar un par de cosas sobre la mía :-))

Aunque, ahora que no nos oye nadie y estamos en familia, te contaré algo sobre un edificio bastante singular que descubrí hace dos domingos en Ámsterdam.

Porque, hace dos domingos, finalmente, efectué mi primera visita a la Apple Store de la Venecia del Norte, en una de las plazas de referencia de la ciudad, “Leidseplein”.

¿Ataque gafa-pastoso de ego? ¿Dejé de sentir la presencia del mar? ¿Algún mensaje subliminal del Punset? Pues no: sencillamente, con eso de que la batería de mi portátil se ha hinchado un poquito, decidí comportarme como lo haría un usuario normal, así que me fui a la Web de Apple, cerré una cita con el Genius Bar de la tienda en Amsterdam y me dejé llevar....

¿Cita con el Genius Bar? ¿Mande? ¿Ya estamos con los palabros raros?

Calma... Los usuarios de cacharritos con la manzana mordida tienen a su disposición, cuando existe una tienda Apple en su país o en su ciudad, la posibilidad de ir a la tienda a que les resuelvan dudas de forma gratuita o a recibir soporte técnico (esto último también puede ser gratuito, siempre y cuando el arreglo esté dentro de garantía o simplemente sea algo que el usuario no sepa hacer: si el arreglo se hace sin garantía y no está contemplado como fallo del fabricante, te cobrarán, claro está).

En mi caso, ya lo sabía yo, el hecho de que la batería estuviera un poquito hinchada suponía, de facto, que tendría que ser reemplazada (algo ha tenido que ir mal, aunque supongo que es la temperatura a la que se pone el ordenador CUANDO EL PUTO ADOBE FLASH hace de las suyas).

Sí amiguitos... “Adobe Flash”: esa joya que te permite ver molestos anuncios en tus páginas Webs favoritas y que, entre otros, gracias a Youtube, hacen que algo como la visualización de video en un ordenador se convierta en un infierno para un ordenador (guglea “Flash versus HTML5” y luego me cuentas).

A lo que iba: fui a la página web de Apple en Holanda, busqué la sección de su tienda física y, gracias a la Apple ID que (casi) todos los usuarios tienen (es lo que utilizas para comprar aplicaciones para tu iPhone o tu iPad), puedes cerrar casi al instante una cita con el Genius Bar, que es una parte de la tienda donde, a modo de barra de bar, un grupo de empleados te ayudan con preguntas o con problemas que puedas tener con alguno de sus productos.

¿Por qué esto mola? Sencillo: mucha gente no tiene un hijo, amigo o vecino que sepa de ordenadores, así que, mejor que nadie, te vas a la tienda del fabricante a que te ayuden (y, si el producto está dentro de la garantía y tienen que repararte o cambiarte algo, te lo hacen sin cargo).

Al llegar a la tienda, un chico a la entrada, con un iPad, te da la bienvenida y te pregunta si puede ayudarte en algo.
- Tengo una cita con el Genius Bar.
- Ok. ¿Me puede dar su nombre por favor?
- Paquito.
- A ver... Sí: “Paquito”. Suba por favor a la primera planta y, en ella un compañero mío, con un iPad de tapa negra, le indicará qué hacer.
- Gracias.
Pues nada: ¡Vamos p’allá!

La escalera circular es de cristal y posee una patente de nuestro fabricante de cacharritos favorito: con eso de que hacen tiendas y les gusta el cristal más que a un tonto un lápiz, han desarrollado métodos de construcción singulares con dicho material, excusa más que perfecta para, por una parte, hacer maravillosas composiciones arquitectónicas y, de paso, dejar constancia de que han sido ellos los creadores, por eso de “hacerte pasar por caja” si algún día alguien quiere hacerlo en otro edificio (si te dejaran, cosa que dudo).

Efectivamente: al final de la escalera un chico con un iPad de tapa negra te recibe, verifica que eres tu, “tacha” tu nombre en el iPad y te acompaña a una “mesa de espera” donde, para que pases el rato, hay un Macbook Pro esperando ser usado.

Si está ocupado y tienes tu propio dispositivo (tu ordenador o lo que sea), la tienda te da conexión a internet inalámbrica gratuita: todo pensado para que tu espera sea lo más agradable posible.

Finalmente, después de un ratito (está “abarrotado”: es domingo a las 5 de la tarde) una agradable empleada se sienta contigo y te pregunta qué sucede (inteligente: antes de llevarte “a la barra”, se sienta contigo, se presenta y te pregunta qué sucede porque, muchas veces, el usuario sólo tiene una duda que se puede resolver al instante).

Mi problema requiere acción, así que me lleva al mostrador y comenzamos a hablar... Le explico todo lo que sé: le cuento que he mirado los registros del sistema y que mi batería está casi nueva (a pesar de tener 3 años: cuando ella verificó los registros de la máquina me felicitó, porque no ha visto una batería tan vieja que estuviera tan bien conservada).

Conectó mi ordenador a un cable de red y a un cable de alimentación: gracias a ello, accedió a un menú que no había visto nunca y que, para un amante de la tecnología, es el Nirvana tecnológico, porque, ahí, en ese momento, pude ver el sistema de análisis de Apple, el software que utilizan para evaluar si existe algún problema físico en alguno de los componentes, añadiendo, de paso, todo tipo de datos sobre mi ordenador (números de serie de cada uno de los componentes, fecha de fabricación, etc. etc. etc.).

Descubren de esta forma dos cosas:

1. Mi batería está en un estado de conservación excepcional (tienen una matriz de colores donde, un puntito sobre el cuadrante verde, así lo indica): profundizando en este menú, confirman lo que ya les he dicho (85 ciclos de carga en 3 años: una batería de las antiguas tiene unos 300 ciclos de carga y, a partir de ahí, la batería poco a poco va perdiendo capacidad... Las nuevas, tecnología exclusiva de Apple, tienen 1.000 ciclos: ningún otro fabricante es capaz de dar esos números, para que te hagas a una idea).
2. El RAM que tengo les da como “no original” (normal: el día anterior, en un sobre azul acolchado, llegó, vía Suecia, un paquete de los Estados Unidos con dos zócalos de memoria de 4 Gigas cada uno para mi cacharrito).
- Esto sale como que no está bien.
- Tranquila: es normal... Se lo cambié ayer.
- ¿Y eso no ha tenido nada que ver?
- Nop: de hecho, con eso de que la máquina se pone muy activa cuando UTILIZO GOOGLE CHROME PARA VER CONTENIDO CON EL PUTO FLASH, pensé que, ampliando el RAM, seguramente pasaría.
A petición mía, (el cliente siempre tiene razón y ellos lo aplican bastante bien), sigue haciendo más pruebas a la máquina, pero el diagnóstico es claro: la batería está dañada, hay que cambiarla y, el ordenador, a nivel componentes, está bien.

Como el cambio, además, es fácil, de la factura retiran un pequeño coste de instalación y, en la incidencia que introduce la empleada indica que, cuando me instalen la batería, que me hagan algunos tests más, porque yo lo pido.
- Ahora mismo no tenemos este tipo de batería en stock: lo vamos a pedir y, cuando llegue, recibirás un e-mail invitándote a que vengas a la tienda... Esta vez no esperes nada, sólo ven directamente y ya esta.
- Estupendo.
En todo momento el tono ha sido extremadamente atento y amable: la persona ha sabido ver que no soy un usuario normal que, en este caso, ha hecho los deberes pero, y ahí está el detalle, me llama la atención la última parte del proceso, la parte en la que escribe la incidencia y describe todo sobre mi máquina.

En el registro de la incidencia inscribe el número de serie de mi máquina pero, no contenta con ello, describe físicamente mi máquina (no tiene ralladuras, tiene buen estado de conservación, tiene una pegatina en el frontal...): puede parecer estúpido, pero buscan correlación entre posibles problemas (ejemplo: imagina que pudieran saber que el 90% de las máquinas que tienen problemas de batería tienen golpes en la parte posterior del ordenador)...

Apple está recopilando datos de sus máquinas para detectar posibles partes débiles en sus diseños, de tal forma que, quizás, si así lo consideran necesario, pueden mejorarlos en sus futuros productos (la tienda es una forma espectacular de entender a sus clientes, el uso de sus productos y los problemas de ambos): gracias a ofrecerte un gran servicio al cliente, recopilan, de primera mano, a través de sus propios empleados, todo tipo de detalles que uno, aunque nos hicieran una encuesta y tuviéramos ganas de contarles todo lo que nos preguntaran, seguramente no les sabríamos decir.

Por eso, al día siguiente, cuando me mandaron un e-mail para darme las gracias por mi visita y preguntarme si tendría a bien evaluar cómo me trataron y demás, sólo pude responder “10 sobre 10” en todas las categorías.

Y ya que estábamos, en la tienda les dejé un regalito: antes de ella, en Holanda, una empresa que poseía el carácter de Premium Reseller, era la única forma de acceder a algo parecido a la experiencia Apple.

Digo “algo parecido” porque, honestamente, el servicio y la atención que te ofrecen en esas tiendas rozan el insulto (vamos: como te tratan aquí en general), de ahí que, después de un par de añitos esperando pacientemente, decidí comentarle a la atenta empleada los pormenores de mis experiencias con sus queridos “Premium Resellers” en Holanda.

Además (obviamente), no soy el único y, Apple, con eso de que jueguen con su marca y su prestigio, lo lleva mal, así que espero que tomen nota pronto y lean la cartilla a los susodichos (de momento, por mi parte, ya se pueden olvidar de mi aunque, la verdad sea dicha, sólo los he usado dos veces en mi vida y, en ambos casos, por casi casi “extrema necesidad”).

¿Los productos de Apple son perfectos? Nop... ¿Qué pueden tener fallos? Pues claro... Pero si algo va mal (y es raro) sabes que hay algo o alguien detrás que intentará solucionarlo (la pasión por hacer las cosas bien ha sido el sello que su fundador ha dejado en su cultura empresarial: “insanely great”, como solía decir).

¿Por qué te cuento esto? Porque cuando uno afronta según que postulados en su vida, debe recordar eso que dicen en inglés del “Good enough is never enough” (”Lo suficientemente bueno nunca es suficiente”) y que, al igual que no aceptamos que nuestro coche no funcione correctamente, de igual forma que no permitiríamos que nuestra televisión no se encendiera o cambiara de canal cuando le apeteciese, el mismo nivel de exigencia debería ser aplicado para cosas como un ordenador.

Y para mi, como otros aspectos de mi vida, yo procuro dejar bien claro que "esto no es negociable" y que, de igual  forma que soy exigente conmigo mismo, soy exigente con mis proveedores de tecnología (cosa que poco a poco se ha ido simplificando, una vez que "un sólo proveedor" parece sistemáticamente, demostrar que, en eso, ellos son la mejor opción posible).

Mi compañero de casa ha encargado un iPhone... Apenas hace dos meses no tenía ni una cuenta de GMAIL pero, ahora, tiene un Macbook Pro (también una cuenta de Gmail :-)) y a puntito de comprar un precioso teléfono que, "debidamente asesorado", estoy seguro de que disfrutará (el iPad es nuestro compañero de cenas, cuando hablamos de cosas que no conocemos o palabras que no sabemos traducir al inglés y nos ponemos a buscarlas en el mismo... Un iPhone o un iPad, cuando vives con gente de otras culturas y otros idiomas, es la solución perfecta para comprender al otro).

Perder el miedo y aventurarse hacia un mundo diferente: un mundo donde las cosas funcionan (salvo extrañas impresoras creadas por compañías con absurdas políticas de drivers para Mac :-)) y donde los usuarios no tienen miedo a usar los electrodomésticos que adquieren "porque está pensado para eso"...

Un mundo sencillo, donde al principio el cambio cuesta (que me lo digan a mi o, directamente, a todas las personas que, en las primeras semanas, están perdidas) pero donde encontrarás cursos en línea para que aprendas a manejarlo, cursos gratuitos en sus tiendas que te ayudarán a comprender qué cosas puedes hacer con tu ordenador para, por fin, dar el salto y ser independiente, utilizar una herramienta sin miedo a romperla y, de paso, disfrutar del proceso.

Gotitas que van llenando el vaso... Poco a poco, sin prisa, sin pausa :-))

Actualización: me acaba de llegar un e-mail... Que ya les ha llegado y que me pase por la tienda en los próximos cinco días (si no puedo, me piden que les llame y les avise, para que lo tengan en cuenta y sepan cuando esperarme: tu experiencia se cuida hasta en el último detalle).

Un abrazo: ¡Ámsterdam Prevalece! :-))


Paquito
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Comentarios

  1. Gracias por la mención!!! A pesar de que ya conocía tu experiencia Leidseplein, me ha encantado leerla. Disfruta de estos Passdagen si es que no trabajas. Nos ve(re)mos

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    Respuestas
    1. Hola :-))

      Gracias por tu visita y comentario: todo un placer, como siempre :-))

      Es que tu la escuchaste "recién salida del horno" (incluso viste a mi "peculiar cacharrito" que lo diferencia de los demás :-)).

      Hoy escribo: a ver si sale como creo que puede sonar fuera de mi cabeza :-))

      Un abrazo,


      Paquito.

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