El placer del talento
Buenas,
Estaba a puntito de escribir sobre otro tema y, en el último segundo, una idea ha invadido los minutos previos a entrar en Blogger y ponerme a escribir este texto.
Me he dado cuenta usando Facebook: hasta hace muy poquito sólo usaba esta herramienta para compartir comentarios o fotografías con mis contactos, que, en general, es para lo que el asunto ha sido creado (añádase a la ecuación la búsqueda del beneficio de la corporación de turno y ahí lo tienes :-)) pero, creo que motivado por el uso continuado de la herramienta, poco a poco el personal está cambiando la forma de uso, yendo hacia usos más o menos productivos y mucho más personales.
Viviendo en Holanda, y llevando ya 3 años sin fumar, mis gustos hacia la comida se han ido refinando y cambiando: una vez que recuperé la capacidad para encontrar matices de sabor en los alimentos y, una vez que algunos de mis mejores amigos son unos cocinillas quasi-enfermizos, mi aprecio por la buena comida se ha incrementado exponencialmente.
No es broma: tengo a uno en particular que me llama "gafapasta" por usar un Mac, mientras el señorito se gasta pastizales en cuchillos con hojas especiales y mangos de tal o cual gramaje que permiten el correo balanceo de peso en el objeto a la hora de cortar tal o cual ingrediente...
No diremos nombres, que no nos gusta, pero vamos, que todos sabemos perfectamente quién es :-)).
Pero ahí es donde me he dado cuenta de una cosa: la interacción con mis amigos últimamente me está mostrando un torrente de talento e inteligencia que, todos los días, como el niño malacostumbrado a los mejores manjares, casi tomo por supuesta, sin entender el enorme privilegio que tengo.
Hay gente a la que conozco personalmente y gente a la que no: hay gente a la que leo en sus blogs y me enseñan su mundo a través de sus textos: su ventana es lo que mi cabeza es capaz de producir al leerles, rememorando aquello que cuentan y mostrando su capacidad de abstracción al recrear tal o cual evento.
Los hay a los que conozco personalmente pero con los que no tengo mucho contacto: gracias a ese contacto soy capaz de poner voz y expresiones no verbales a sus palabras en blogs, Facebook o Twitter... Ellos poseen la capacidad de ser puestos en sus historias delante de mi: ya no es un narrador omnisciente que me descubre un hecho, sino que son los protagonistas de aquello que me cuentan a través de sus palabras, y su mundo adquiere ciertos matices que me puntualizan más aquello que estoy leyendo.
Finalmente están aquellos a los que conozco personalmente y con los que tengo contacto frecuente: sus textos poseen un contexto profundo, así que no sólo son capaces de aparecer en las recreaciones que mi mente hace de sus historias, sino que el grado de complejidad y color en las mismas alcanza puntos de realidad completa.
Más allá de la parte formal en dichos procesos, a veces tomo por supuesto el grado de inteligencia y cultura que, de forma completamente natural me transmiten, lo cual es injusto e inadecuado, si tenemos en cuenta el desmesurado grado de valor que todas esas personas me ofrecen en su interacción conmigo, sea de forma directa o indirecta, como amigo, conocido o lector.
Tienes a gente que escribe en varios idiomas, gente que viaja y te cuenta aquello que sus sentidos han sido capaces de percibir, personas que comparten sus sentimientos contigo o, simplemente, que ansían hacer entender a los demás lo que su estado de ánimo refleja en ese momento.
Cada uno de ellos posee un talento diferente, además de cualidades altamente destacables: los hay que intentan ofrecer una perspectiva sobre un asunto concreto, mientras otros se esfuerzan en ser regulares y objetivos en sus publicaciones... También los hay que apenas dan señales de vida y que, cuando lo hacen, te abren una ventanita pequeña hacia un mundo lleno de luz, al igual que los hay que transmiten desolación y tristeza en sus silenciosos gritos por atención.
Recientemente he conocido a alguien que viene de un mundo completamente diferente al mío: poco a poco, en mi interacción con esa persona, he descubierto otra parte de este vasto mundo nuestro, lleno de situaciones absurdas y divertidas donde un choque de culturas se intenta resolver con inteligencia, paciencia y sonrisas (método patentado de mi madre, de la cual aprendí que en la vida puedes conseguir muchísimas cosas cuando te diriges a los demás con educación y un gesto amable).
Lo divertido de esta última historia es ver a alguien con una riqueza cultural incomparable y que, dada su naturaleza intrínseca, se asume como completamente normal (uno no sabe lo que tiene si nadie le da contexto o perspectiva).
Gracias a esa persona, en ese ejercicio hacia su auto-comprensión, me ha forzado a mirar de forma diferente a todas las personas que tengo en mis diferentes círculos... Y ahí es donde me he dado cuenta de ese pequeño detalle: estoy rodeado de una enorme plétora de personas cuyo potencial y capacidad excede de largo cualquiera de mis más agresivas pretensiones al respecto.
Me explico: en mis objetivos vitales está subrayado con doble línea la búsqueda de personas lo suficientemente inteligentes y cultas como para ensombrecer los rayos del Sol...
Los hay que buscan belleza, como también los hay que buscan riqueza... Otros buscan lealtad y otros buscan mil otros atributos: uno de mis adjetivos es "inteligencia" y así lo he determinado porque, en mi humilde experiencia, en general las personas muy inteligentes suelen poseer un buen fondo (no confundir "inteligente" con "listo")...
La gente "muy inteligente" en general lo es porque han invertido en ese atributo... Han decidido dedicar tiempo a aprender y cultivar algún (o algunos) area de conocimiento por algún placer personal...
Esa inteligencia se ve luego reflejado en actos más cotidianos: desde modales hasta el comportamiento cívico más básico, pasando por nichos del saber donde uno puede no ser dan ducho, pero donde sabrán guiarle de la mejor forma posible.
Algunos de ellos poseen la (extraña) cualidad de la humildad, contra la cual batallo en ellos... Venimos de una cultura donde no se nos permite disfrutar de nuestras cualidades positivas (la envidia nos puede), así que me encargo de explicarles que estar orgulloso de uno mismo no sólo no es malo, sino que es conveniente, y que si hay envidia, hay personalidad para aguantar lo que, seguramente, ya aguantaron de niños por culpa (o gracias a) de sus envidiables cualidades intelectuales.
El ejercicio también tiene su parte negativa: de igual forma que tendemos a asumir que el talento que nos rodea es casi un derecho, su reverso tenebroso funciona de la misma manera...
Traducción: estamos rodeados de gente que nos resta, que nos hace ser peores y que nos inspira sentimientos contraproducentes.
Deberes para casa: considere las personas que tiene a su alrededor y analice las últimas cinco interacciones que haya Vd. tenido con las mismas.
Si en estas interacciones Vd. ha sentido o ha actuado de forma defensiva o negativa, esa persona le está a Vd. restando potencial de crecimiento personal.
Hay gente que nos aporta, incluyendo aquellos que nos desafían y nos ponen en tensión... Contrariamente a lo que pudieras pensar, estos últimos suelen ser los más valiosos, por cuanto nos dan perspectiva, nos fuerzan a pensar, nos hacen revisar nuestro discurso y nuestras ideas ofreciéndote un punto de vista diferente al tuyo.
Pero los hay que, aún pensando lo mismo que tú, te harán sentir "algo extraño"... Seguro que sabes de lo que estoy hablando: de alguna forma, sientes que no te puedes fiar de esa personas, que aunque compartan tus ideas y/o tu forma de vida, existe algo dentro de ellos que hace te reservar "la carta en la manga", que te hacen guardar algo y que no te permite decir u ofrecer todo lo que sientes o lo que sabes.
Estos últimos son los que, en tu análisis del talento, debes poner en un circulito y pensar: "a la mínima, fuera"...
"¡Coño Paquito! ¡Qué duro eres!"...
Nope: sólo te estoy ahorrando tiempo y energía... No quieres a gente así en tu vida: prefieres a un buen enemigo a algo así. Son peso muerto intelectual: no tengas nunca gente en tu vida a quien no puedas confiar todo lo que sientes.
Si lo haces, entonces no tendrás derecho a la queja: tus problemas empiezan en la gestión de aquellos que te quieren, aquellos que te apoyan, aquellos que escuchan y aquellos que te hablan... Si eliges introducir agentes nocivos en tus círculos, eres responsable directo de lo que ello vaya a causar en tu existencia.
Por si todavía nos quedan dudas y pretendes argumentar sobre esto: "eres lo que comes" y tu dieta determina gran parte de tu estado físico y mental. Si decides comer sano, tendrás probablemente una mejor calidad que aquellos que no lo hacen: si empiezas a comer comida basura, luego no te quejes si tienes problemas de sobrepeso, colesterol, tensión alta, etc. etc. etc...
Tu mente y tu espíritu también requieren ser nutridos: elige cuidadosamente los alimentos que eliges para tu alma.
Y hoy, después de un fin de semana muy interesante, me he dado cuenta de que mi mente ha estado (y está) siendo alimentada por un enorme y diverso compendio de personas extraordinarias y singulares.
A todos ellos, hoy: ¡Gracias! :-))
Eso es todo: ¡Amsterdam prevalece! :-))
Paquito
sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es
Totalmente de acuerdo contigo,sobretodo en lo de alejarte de los que te dan "mala onda"
ResponderEliminarHola :-))
EliminarGracias en primer lugar por tu visita y por tu comentario: todo un placer :-))
Es lo que intento explicarle a la gente (porque tienes toda la razón): "ser negativo" no es malo per-sé (es hasta cierto punto bueno tener a alguien que difiere de tu forma de pensar porque te hace replantear las cosas desde diferentes ángulos).
Es mucho más un tema de actitudes: gente que puede reírte las gracias, pensar como tú y, sin embargo, hacerte sentir que el grado de confianza no puede ser completo (ese sexto sentido que a veces nos alerta de cosas).
Ahí es donde uno debe escuchar a su intuición y actuar con diligencia :-))
Gracias de nuevo por tu visita y por tu comentario :-))
Paquito.