La Haya - El Washington D.C. de Holanda

Buenas,

Estados Unidos y Los Países Bajos tienen algo en común: sus capitales comerciales obnubilan a sus capitales administrativas, de ahí que, Nueva York y Ámsterdam se coman la chincheta de los mapas de la CNN para mostrar las principales ciudades en estos países.

Esto no es nuevo ni un fenómeno exclusivo de ambos territorios: lo mismo le sucede a la pobre Canberra en Australia o a Ottawa en Canadá, pero los primeros dos ejemplos me sirven para explicar un aspecto coincidente entre dichas capitales.

Si alguno ha estado alguna vez en Washington D.C. habrá notado varias cosas peculiares: más allá de la arquitectura de una ciudad "diseñada para impresionar a todos los dignatarios del mundo que la visitaran", existen otra serie de aspectos donde la cosa no es, ni de lejos, con tanto glamour.

Washington D.C. huele mal... Es algo en lo que coinciden varios amigos que han pasado por allí: no sé exactamente dónde o como, pero es algo que me ha llegado en diferentes ocasiones. La suciedad parece ser también algo que se destaca y, a su vez, la ciudad está enclavada en el Distrito de Columbia (cuyas iniciales dan el sufijo a su nombre) junto con la tasa de criminalidad.

En este caso, un reciente análisis sobre la delincuencia en La Haya ha dado como dato destacable que uno de cada tres criminales callejeros en la ciudad tiene una edad inferior a dieciséis años.

Al venir a Holanda, sabiendo que La Haya es la capital administrativa del país (la capital del país, según la constitución, es sin embargo Ámsterdam), sede del Gobierno y de los Jefes de Estado (su monarquía), nunca entendí muy bien el porqué los precios de las viviendas por aquella zona fueran en general baratos y que, al hablar con el personal, aquellos que provenían de por allí solían decirlo con la boca pequeña.

Años más tarde, más metido en la harina que da volumen al pan holandés en el que estamos metidos, empecé a comprender la realidad del asunto: la ciudad tiene una enorme cantidad de población de origen inmigrante (turcos, marroquíes y surinameses) la cual, por los motivos que sean, parece tener problemas de integración (aquí un análisis socio-económico sobre niveles de estudios y renta nos enseñarían más cosas, pero no dispongo de esos datos).

La noticia, en holandés, está disponible haciendo clic aquí.

Analizando el porqué de los actos criminales se encuentra uno con la sorpresa: los chavales lo hacen por una cuestión de mera diversión o como reto para mostrar a sus amigos que son capaces de efectuar actos de carácter delictivo (en general robos del tipo tirón de móvil, bolso o al descuido: apenas se producen hechos delictivos con violencia en estos casos).

La generación Youtube está creando monstruos: zonas deprimidas, población con problemas de integración social y/o económica dan como resultado una sociedad donde los cachorros siguen el camino más básico de la especie, esto es, actos basados en la generación de adrenalina o donde la primacía y el respeto entre iguales no se obtiene a través de un intelecto constructivo, sino a través de actos delictivos que muestran un carácter de macho-alfa.

Esto no es nuevo (váyanse ustedes a los dominios de cualquier ciudad-dormitorio de alguna capital en el mundo occidental y encontrarán casos parecidos) pero lo preocupante es ver un país donde la clase dirigente no sabe qué hacer ante este tipo de situaciones, cuando la respuesta es más que clara: trabajo de base en la integración en el país donde esos chicos viven, procurando los medios para que puedan salir, si lo desean, de un entorno endogámico y condenado al lúmpen social que la ignorancia y la baja educación ofrecen.

A tal punto ha llegado la ceguera que, hace un año, las autoridades se plantearon pagar dinero a los delincuentes de Rotterdam para que no cometieran crímenes (y no es el único problema: el 54% de los jóvenes marroquíes que viven en Holanda han tenido alguna vez contacto con las autoridades, frente al 26% de la población no marroquí).

Para darnos cuenta del problema saliendo de Europa: en Estados Unidos el 56% de los afroamericanos menores de 23 años han sido alguna vez detenidos por la policía.

Tampoco hay que ser marroquí para que te paren: ya conté mi experiencia a ese respecto.

Aquí la cosa se pone difícil por el tema de la corrección política y demás: si uno viene a Holanda, escuchará a muchas personas (incluyendo a miembros de minorías raciales o religiosas) referirse a los marroquíes en términos "poco amistosos" (por ser amable): en última instancia, los humanos somos como somos aquí y en Sebastopol (por más que algunos se empeñen en que el tener el pelo, la piel y los ojos claros les confieren algún tipo de meta-cualidad por encima del común de los mortales), por lo que la solución, en la medida en la que se entienda que las culturas son realmente las claves de nuestras diferencias, suele ser al final una melodía que, según donde se toca, se debe de hacer con diferentes tempos.

Dato: si estudias las partituras de una obra de música clásica y otra de una canción de heavy metal, la diferencia esencial que verás es que, esencialmente, la música es muy similar, con la velocidad a la que se ejecutan las notas.

En otro plano, y al respecto de la incomprensión ante aquello que es diferente o ajeno a lo cotidiano, una amiga mía publicada en su Facebook otro de esos "gloriosos" episodios que los que vivimos por aquí a veces vivimos con los ojos como platos.

Una compañera suya, holandesa, recién llegada de sus vacaciones de las Islas Canarias, lucía un soleado tono de piel al que, cuando cumplimentada por su buen aspecto, respondió que sí, que comparado con los holandeses parecía moreno, pero que en las islas ella era la persona más blanca del lugar, fruto sin duda de la adaptación genética (ojito) de los españoles al sol...

Mi amiga, sonriendo, le preguntó entonces que si no habían españoles blancos, a lo que la tipa, sin duda una experta en cuestiones de índole genética, respondió que no, que, "al igual que los aborígenes de Australia, los españoles habíamos desarrollado un moreno en nuestra piel que nos hacía inmunes al Sol"...

Mi amiga tuvo que reprimir la carcajada por aquello de guardar las formas, pero este tipo de cosas al final, nos demuestran el origen de las causas que provocan los efectos que vemos en las dinámicas de las sociedades en las que vivimos.

Los problemas no son desde luego específicos de una ciudad, sino de todo un entorno y de una situación socio-económica desarrollada a través de años de apilación de entornos urbanos con una pobre planificación (o como lo llamamos por allí abajo: "Costa Marrón: Móstoles, Fuenlabrada y Alcorcón")...

Y sin embargo, cada vez que he estado en La Haya, de he decir que me ha gustado lo que he visto (la casa de M.C. Escher es algo que te recomiendo visitar encarecidamente :-)).

Y Washington D.C. si la puedes visitar también, seguro que te mostrará cosas alucinantes (el 1600 de la Avenida de Pensilvania parece ser un sitio curioso :-)).

Curiosos lugares del mundo...

Eso es todo: ¡Ámsterdam prevalece! :-))







Paquito
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