Sobre Cataluña y su independencia

Muy buenas:

Ya hacía tiempo que no escribía: entre mil cosas que se van acumulando y "la que está cayendo", entre unas cosas y otras, al final, se secó el blog y hasta aquí hemos llegado.

Nada como una bloguera dicharachera para, SMS de por medio, se le recuerde a uno sus obligaciones blogueriles, gesto que obviamente agradezco.

Así que, allá vamos.

Si has estado viviendo debajo de una piedra o, simplemente, no sigues la realidad política europea, quizás no te hayas enterado de un hecho "peculiar" que, en estos días, tiene a mí país en vilo.

Antes de empezar

No me gusta hablar de temas políticos en el blog, mucho menos de cosas que no me afectan en mi vida diaria, la de un español en Holanda, pero hay un punto donde uno, quizás por el tsunami informativo, se ve, como aquel que dice, "obligado por las circunstancias".

Dicho lo cual, un cierto descargo de responsabilidad y contexto: el aquí firmante es un orgulloso ex-ciudadano de la Villa y Corte de Madrid... En la medida en la que uno pueda hablar, nótese que, quizás, no sea todo lo certero que se deba: dentro de mis posibilidades, intento abstraerme del movidón y ver las cosas desde fuera, como alguien que, desde hace muchos años, vive fuera de su país y que, en este caso en particular, desconoce la realidad cotidiana del lugar donde están pasando los acontecimientos.

Por todo ello, te pido que, como siempre, dudes de mis palabras, que te informes, que busques información por tu cuenta y que, cuando encuentres algo, verifica y re-verifica aquello que leas, no vaya a ser que te la metan doblada.

Una vez más: lo aquí escrito es una opinión subjetiva que, como mucho, intenta comprender qué es lo que ha pasado y por qué.

Al turrón...

Si has estudiado un poco de historia de España, habrás que, como nación, mi país nace curiosamente en el mismo año en el que un señor, con tres carabelas, un día, en nombre de la corona de Castilla y Aragón, partió hacia las Indias en dirección contraria a todo el mundo.

Fue en Enero de 1492 y toda esta movida empieza justo cuando el último reino moro, el Reino de Granada, se rinde y la Reconquista de la península ibérica, por parte de los cristianos, se finaliza, después de más de 700 años de dominio de los reinos-taifas árabes.

Desde entonces, dependiendo de cómo soplara el viento, las cosas han sido más fáciles o difíciles para la identidad de una nación con múltiples expresiones culturales.

En mi idioma, el castellano, así a lo tonto, se cruzan la gramática y el vocabulario del latín, el griego, un poquito de árabe y una pizquita de hebreo: todo ello es el fruto de casi 2.500 años de Historia, con sus momentos bonitos, su esplendor, su declive, sus miserias y su presente.

Pero el castellano no es sólo el idioma que vive en esa extraña piel de toro, a la que uno ama en la distancia y le irrita en el trato en corto: otros idiomas, incluyendo uno de origen prerrománico (el euskera) se utilizan diariamente por millones de personas, en los diferentes puntos de una geografía donde montañas con nieve y desiertos se funden entre cordilleras y altiplanos, mezclando climas atlánticos, continentales y mediterráneos que, así a lo tonto, nos dan como resultado lo que somos, con nuestras preciosas virtudes y nuestros lamentables defectos.

Desde hace un par de años, una de las regiones de mi país, Cataluña, a partir de unas elecciones regionales, elige a unos representantes políticos que, aunque representan la mayoría de su parlamento, en términos de votos no representa a más del 50% de la población (gugléese "Sistema d'Hont" para entender cómo funciona el asunto).

La cosa empieza hace unos meses, cuando se decide convocar un referéndum de autodeterminación en dicha región: bajo el marco jurídico de mi país, un referéndum que afecta a la unidad de la Nación no es legal si no toda la nación lo vota, así que empezamos mal, pero bueno...

Ante algo así, existen dos opciones:
  1. Votamos todos los españoles si queremos permitir que Cataluña se independice del resto del Estado.
  2. Cambiamos el ordenamiento jurídico actual para que Cataluña pueda votar, por sí misma, su situación dentro o fuera de España: esto requiere un cambio de nuestra carta magna, la constitución, lo cual es un proceso complicado que, además, requiere finalmente otro referéndum, por parte de todo el pueblo español, para aceptar dicho cambio en la Ley de Leyes que todo estado democrático posee.
Se decide por la opción 3: "Nos la pela: queremos votar y lo haremos".

Empezamos mal...

Y lo que mal empieza...

Aquí es donde empieza el Kung-fu: una vez que decides hacer algo que afecta a la unidad de una nación sin seguir el procedimiento establecido para tal cambio, te sales de la Ley.

Esto, te puede gustar más o menos, pero esto es lo que hay y nosotros no hemos sido: en cualquier estado federal europeo (véase Alemania, véase Suiza), una cosa de estas es un aspecto serio: si un Länder alemán decide hacer algo similar, el Estado federal alemán tardaría cero coma en eliminar el gobierno federal del cantón y tomar el control (los alemanes, con según qué gilipolleces, no juegan, por muy federalistas que sean).

Hasta aquí, por tanto, sabemos quienes son "los malos" (nótense las comillas: esto no va de buenos y malos, conste).

¿Qué hacen entonces "los buenos"? Muy sencillo: como a tontos no nos gana nadie, nada como ser más tonto que el otro.

Empieza "La Cena de los Idiotas".

Para empezar, ante una amenaza así, la inacción es siempre la peor de las opciones: dejar que alguien desafíe abiertamente el ordenamiento jurídico debilita a la ley y al Estado que, se supone, debe aplicarla.

Como esto va de inacción (al parecer, una traza inequívoca del proceder del actual ejecutivo), el tiempo empieza a pasar hasta la fecha fatídica: el 1 de Octubre, fecha elegida por el gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña, para efectuar ese referéndum de autodeterminación.

Mientras todo esto pasa, la tensión aumenta: declaraciones de líderes políticos y/o mediáticos de medio mundo se empiezan a pronunciar, intentando comprender algo a lo que, desde la distancia y la ignorancia, escapan matices de muchos colores.

Éste, repito, es un tema muy viejo con una génesis que parte desde la transición de la dinastía de los Habsburgo hasta la actual, los Borbones, que data del año 1700, cuando Carlos II de Habsburgo muere sin descendencia y, donde unas regiones apoyaron a una dinastía y otros a otra.

Cuando finalmente la dinastía de los Borbones toma el poder, las regiones que apoyaron a los Habsburgo fueron penalizadas (adivinen ustedes a qué dinastía apoyó qué territorios y ya saben lo que toca).

El día D llega: en los días anteriores se intenta parar ese referéndum, interviniendo imprentas y demás (es un referéndum ilegal, al fin y al cabo, bajo el ordenamiento jurídico que rige a los territorios que conforman España)...

Hasta ese momento, este "monumento a la estupidez", mirado desde fuera, en palabras de personas que no son ni españolas ni catalanas, tienen un juicio común:
"Es un referéndum ilegal que no tiene validez alguna: dejad que lo hagan y pasad olímpicamente".
Esa, en mi opinion, es una opción inteligente: deja que la gente vote algo que no tiene ninguna validez y después, tranquilamente, tomas a los señores que han hecho algo ilegal (los dirigentes políticos) y les aplicas la ley.

Fin de problema... ¿No?

Pues no...

Sería demasiado bonito: el gobierno central decide enviar a policías de otras regiones para evitar la consulta, momento en el cual, aunque sólo hubiera habido un sólo incidente con un mínimo de violencia, ya has perdido lo que actualmente mueve al mundo, la bien llamada "sociedad de la imagen", donde lo que no importa es lo que es, sino lo que parece.

Y cuando las imágenes de policías dando porrazos a gente, cuyo único "delito" (que no lo es) es participar en una consulta, ya has perdido.

Parecemos nuevos, joder... Parecemos nuevos...

Y mientras esto sucede, los señores que han desafiado la ley, los políticos catalanes, siguen tan campantes y felices: una vez que un Estado es desafiado y no existen consecuencias, su brazo legislativo se debilita, con una imagen de unos señores dando palos a manifestantes o votantes que, con o sin contexto, hablan por sí solas (por muy injustas o justas que puedan ser, a un señor de Holanda lo que le parece son imágenes próximas a otra época).

Desde ese momento, ya has perdido: ya no importa que tengas o no razón, sino que lo que importa es lo que parece... Y ahí, siempre, perderás, porque el cuento de la lechera es siempre más bonito y épico que la cruda y triste realidad.

La frase...
"Paquito: las imágenes en la televisión me recordaron a las imágenes de Chile en los años 70"...
Estas palabras fueron pronunciadas por un colega mío, un holandés cabal e inteligente: como uno es perro viejo, decide actuar con cordura, sentido común y certeza:

"No... No... No... Las imágenes son penosas y yo siento vergüenza, pero esas imágenes y tu interpretación es como decir que, el día que se casó la Reina Beatriz en Ámsterdam, con todos los disturbios que hubieron, Holanda estaba en Guerra Civil".

El buen hombre entendió el concepto, pero coincido con el en una cosa: las imágenes son vergonzosas.

Una vez más: da igual el contexto, que sean justificables o no, pero la cara de gilipollas, la rabia y la vergüenza del episodio no me la quita nadie.

Y llegamos hasta aquí

Hoy, 10 de Octubre de 2017, a las 19:00, horario central europeo, el presidente de la Generalitat de Cataluña da un discurso en el parlamento catalán, con medio mundo poniéndolo en la tele.

Decido tragármelo hasta el final: el Twitter echa humo y, un par de compañeros, que quedan por la oficina, lo ven conmigo, intentando comprender qué pasa...

Y lo que pasa es que, después de todo un discurso lleno de conceptos altamente discutibles, se dice que sí, que se quiere hacer una declaración de independencia, pero que se van a esperar unas semanitas, que hay que dialogar...

"Independencia interruptus": es lo que tiene la locura cuando no da para mucho más (pero no nos adelantemos al post).

"Diálogo"

Durante todo este tiempo, en los últimos meses, se llama al "diálogo"... Un concepto muy bonito: ayer vi un árbol y le di un abrazo, a ver si el karma se me liberaba un poco y conseguía conectar con Gaia, "La madre Tierra", mientras le contaba lo bello del otoño...

Tengo la impresión de que al árbol le dio completamente igual mi abrazo y mi florido discurso: lo mismo le sentaría que le diera un abrazo o que le dejara una meada de regalo...

En esta vida, hay gestos muy bonitos y muy poéticos que, aunque quedan cojonudas en un post de Facebook o una foto de Instagram, sirven para bien poco.

"Diálogo" supone que dos o más partes tienen algo que discutir: cuando ambas partes deciden que no hay nada de discutir, mal vamos...

"Ambas partes", digo bien: una parte entiende que "dialogar" es saltarse la ley y hacer lo que ellos quieren sin ningún tipo de cortapisa ("Mira: voy a entrar en tu casa, me voy a tirar a tu mujer y esto va a pasar, así que dialoguemos cuando y cómo lo hacemos, porque que me voy a tirar a tu mujer no es algo que tenga que discutir"), mientras la otra parte dice que las leyes, tal y como están, no se discuten ("Hombre: a mí es que te tires a mi mujer, a día de hoy, va a ser que no, mucho menos sin consultar con mi señora... Con lo que se refiere a mí, negociar un Menage à Trois no va a ser posible, porque a mí eso de ver otras colas de otros hombres me hace sentir raro").

Para que nos entendamos: he visto a mis padres, en una tienda de turcos en Ámsterdam, tener diálogos más constructivos con los señores tenderos, que no hablaban español, que el diálogo que pueden tener dos partes cuyas posiciones, por los motivos que sean (legales, ilegales, fundados o infundados) se basan en posiciones completamente incompatibles.

Ésta es la situación, damas y caballeros: "Me voy a tirar a tu mujer, te guste o no" versus "A mí mujer no le pones un dedo encima"... Un diálogo cojonudo y avocado inevitablemente al encuentro y al acuerdo, como pueden observar.

"Independencia Interruptus"

Decíamos antes que hoy ha habido una declaración de independencia "en diferido" (este concepto requiere ser español para entender el cascarrillo)... La lógica de este gesto es muy fácil de entender: "No hay cojones"... Y "no hay cojones", no por falta de ganas, sino por las consecuencias que semejante bravata puede suponer.

Para empezar, todas las empresas radicadas en Cataluña podrían sufrir un cataclismo económico de tres pares de cojones (perdone el lector mi evidente uso del lenguaje malsonante, por cierto): en la última semana, todos los bancos con sede en Cataluña han cambiado inmediatamente su sede social...

¿Por qué? Muy fácil: si a estos locos se les ocurre declarar la independencia, en ese mismo momento esos bancos pierden la protección del Banco Central Europeo, lo cual supone, casi inmediatamente, exponerse al abismo de la bancarrota.

El problema es cuando a una población se le cuenta el cuento de una arcadia feliz y maravillosa, sin contarles que, quizás, antes de la arcadia feliz, pueden haber problemas muy severos y que, en realidad, a lo mejor eso de "arcadia feliz" es un concepto muy abstracto.

Ejemplo ejemplar: ¿Recuerdan Vds. a los defensores del Brexit, alegando que la pasta que se le daba a la UE podía ser invertida en el Sistema Nacional de Salud británico? Al día siguiente del resultado, los mismos que utilizaron el argumento dijeron que "nanai de la China"...

Esto va de provocar la reacción del Estado Central: desafiar la ley supone la ejecución de la misma... "La imagen de la policía tomando las dependencias" es, una vez más, la guerra de la imagen, el Tweet, del vídeo en YouTube... "Nosotros, pueblo oprimido"...

Y mi gobierno, si tuviera dos dedos de frente, tendría que hacerlo, de la manita del resto de países de la UE, para que ciertos lloriqueos victimistas se quedaran ahí (la UE está completamente de acuerdo con el gobierno español: nadie quiere que, en un momento de integración, los estados se empiecen a deshilachar).

"El fin justifica los medios"

De lo que aquí hablamos es, en última instancia, de conseguir un fin, sin entender las consecuencias y, sobre todo, contándole una milonga a la población.

Traducción: una vez metidos en el asunto, "ya veremos" (para ser tan catalanes, el procedimiento es 100% español, ojito).

Y de esto va la historia al final: unos señores, que se pasan la ley por el forro, mientras otros señores dicen que la ley está para cumplirla, todo ello sazonado con un problema sistémico que explica toda esta historia, que es una crisis económica brutal y una falta de visión y liderazgo, en un mundo cada vez más global y más rápido, intentando mantener el status quo de los señores que están arriba de todos nosotros, jugando a enfrentar a todos aquellos que estamos por debajo.

Que nadie se engañe: esto va de élites jugando a mantener su posición a tu costa, seas catalán, seas español o de La Haya.

¿De La Haya?

Sí: de La Haya... Porque en esta historia, ahora, se reabren antiguos debates territoriales en toda Europa (aquí mismo, en Holanda, tenemos a Frisland, un territorio con idioma diferente que, también, se siente distinto y están con una cantinela similar, aunque, eso sí, el sentimiento identitario holandés no se cuestiona jamás: aquí, sacar la bandera de Holanda y ponerla en un poste, cualquier día, por cualquier ocasión, no supone que nadie te llame facha o cosas así).

Dicho lo cual... ¿Y yo qué haría?

Esta discusión no es nueva para mí: la he tenido, a lo largo de los años, con diferentes personas, de diferentes orígenes y lugares...

En primer lugar: no se puede obligar a nadie a ser lo que no quiere ser.

Podría entrar en cómo se ha llegado hasta donde se ha llegado, pero eso ya da igual: el daño ya está hecho y hay una parte de un territorio de mi país donde existe un evidente dilema identitario.

Da igual que tengan razón o no: es demasiado tarde... Aceptar lo que ya está hecho supone entender la realidad.

En segundo lugar: si la ley actual no permite referéndums parciales sobre la pertenencia o no a un estado, hablemos de cambiar las leyes.

La democracia es un sistema político donde se asume la expresión del pueblo a través de sus representantes políticos: hablemos todos de si nuestro marco jurídico actual refleja nuestra realidad contemporánea...

La realidad es que, una vez más, sin juicios de ningún tipo, existe un descontento en una parte sustancial de la población de todo el territorio español: hartos de "castas políticas" que se perpetúan en el poder, acusados y carcomidos por casos de corrupción y prácticas propias de los terratenientes de la segunda parte del siglo XIX (un sólo ejemplo: un líder gallego, que ha acabado acorralado por la corrupción, era conocido como, ojito, "el cacique bueno"... ¿A qué acojona?).

Más allá de izquierdas o derechas, el conjunto de la población (catalana o no) está "hasta los cojones" (con perdón, una vez más) de lo que los últimos años ha sucedido en mi país: clases políticas que, acosadas por la corrupción, no sólo no dimiten, sino que se blindan... Un país con más horas de sol que toda Europa donde se penaliza la instalación de placas solares o iniciativas de auto-consumo que podrían reducir la dependencia en oligopolios eléctricos que ofrecen la segunda energía más cara de Europa, mientras tanto, en mi barrio, en Holanda, donde la aparición del Sol es una especie de leyenda)  todas las viviendas están instalando placas solares y el coche eléctrico, poco a poco, progresa, versus un país cuyos productores de coches vetan cualquier despliegue serio de cargadores o incentivos a coches eléctricos que no producen.

Los mismos que acusan al resto de España de "robarles", han sido robados sin conmiseración por sus clases dirigentes (gugleen, niños y niñas: a ver si va a ser que el zorro estaba dentro de ese apacible gallinero).

Por eso, quizás, deberíamos discutir TODOS lo que nos está pasando: si finalmente decidimos que, efectivamente, los territorios pueden decidir libremente su destino y, a partir de ahí, si Cataluña, el País Vasco, Galicia, Canarias o Teruel, deciden que quieren proseguir su camino en solitario, las cosas se hacen como se deben hacer y, con mucha tristeza, y dentro de un marco legal legítimo, se les dirá adios, con las mejores formas y las mejores maneras.

En el camino, como sucedió con el caso escocés, se harán debates y se explicarán las consecuencias: contar cuentos de arcadias felices está muy bien, pero la realidad es jodida y, esta parte, es sobre todo la que tenemos que entender: la Unión Europea nace como una fórmula donde un conjunto de Estados, en una federación, crean una unidad cuya sinergia es superior a la suma individual de sus partes.

Para que nos quede clarinete: cuando a los escoceses se les planteó el referéndum, el gobierno central británico se esforzó muy mucho en explicar las consecuencias, factor que declinó finalmente a los escoceses en su decisión de quedarse dentro del Reino Unido (que sí, que la arcadia feliz mola mucho, pero que 10 o 15 años pasándolas putas, es un palo que, a lo mejor, no justifica alcanzar la zanahoria final).

Curiosamente, cuando el Brexit llega, los escoceses vuelven a decir que eso no es lo que habían planeado y que, si ahora el Reino Unido se va la de la UE, ellos quieren volver a votar.

Éste, una vez más, es otro problema recurrente: si un referéndum se hace y no sale lo que los independentistas quieren... ¿Cuántas veces hay que celebrarlo? ¿Una vez cada cinco años? ¿Cada dos? ¿Cada diez? ¿Cuáles son las condiciones para que el referéndum sea válido? ¿Cuál es el quorum de participación mínimo? ¿Cuál es el resultado vinculante? ¿La mitad más uno? ¿El sesenta por cierto?

En última instancia, eso sí es discutible: entiendo el malestar de las personas que, en Cataluña, sienten que un destino separado de España puede ser mejor en solitario...

¿Por qué no? No es el fin del mundo... Es triste, sí, mucho más en un contexto donde, más que nunca, queda claro que pertenecer a un país grande suponen todo tipo de ventajas (que se lo digan a Irlanda, Portugal y Grecia, dentro la UE: cuando eres pequeño, se te ningunea y, cuando eres grande, si hay que tragar, se traga, porque es lo que hay, por muy injusto que sea).

No por nada, hace apenas unos añitos, el 70% de la población portuguesa era partidaria de fusionarse con España por, precisamente, esa situación de indefensión, ante países como Reino Unido, Francia o Alemania.

Pero creo que, también, este tipo de cosas son muy serias: el estado más antiguo de Europa se debate entre la sordera de unos, que se niegan a cambiar nada que desafía  y la sinrazón de otros.

Y recuerda: al final, las víctimas, seremos tu y yo...

De un antiguo dicho: "Las guerras son discusiones entre señores mayores en las que luchan señores jóvenes".

Nunca lo olvides: esto va de señores que sólo quieren defender su posición de poder, a costa de lo que sea, contándote lo que sea necesario para que les des el poder que tanto ansían.

Esto es todo.


Paquito
Emilio: sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es
Twitter: @paquito4ever

Comentarios

  1. Buenos días

    Ya lo dijo Tito Livio hace 20 siglos... "Tan valioso es el pueblo hispano para la lucha como torpe para la confederación".

    Nihil nova sub sole (Esto lo digo yo).

    Antxon.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas,

      Mil gracias por la visita y el comentario: todo un placer y un honor.

      Estamos "de aquella manera": todo es muy raro, todo es muy extraño y triste, por unas cosas y otras.

      No sé qué más decir: por más vueltas que le doy, lo único que siento es pena.

      A ver qué nos traen los siguientes acontecimientos...

      Un abrazo y mil gracias una vez más por la visita y el comentario.

      Paquito.

      Eliminar
  2. La bloguera dicharachera leyó tu post el 11 de Octubre, pero ese día estaba de camino a mañolandia vía Cataluña....

    Muy buen análisis, me gusta la comparación con tirarse uno a tu mujer....

    Yo por mi parte estoy ya hartica....acabo de volver de España y ni me gustó ver zaragoza con banderas españolas en todos los balcones, ni me gustó el pequeño detalle en Barcelona de "Cocina Catalana" allá donde antes ponía "Cocina Española" ....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy buenas:

      La bloguera dicharachera viaja más que los baules de la Piquer: la forma de explicarlo ha sido utilizada un par de veces por aquí ("Mínimo común denominador": utiliza algo muy gráfico para que el personal pueda entender cosas muy complejas de realidades absolutamente ajenas a la suya)

      También hemos hablado de Friesland y cosas así: cuando se le toca a uno el terruño, también captan el mensaje.

      Si tu estás harta, imagínate yo, que me paso el día explicando esta historia...

      En fin: a ver cómo acaba esto, porque ya es cansino de narices :-)

      Mil gracias por pasarte por aquí: todo un honor :-)

      Eliminar

Publicar un comentario

Todo comentario, siempre y cuando sea educado, es bienvenido.

Quizás te pueda interesar...

Tener un coche en Holanda

Es cuestión de organizarse

ChatGPT - Ahora empieza lo bueno

"No hay huevos" - La compra de Twitter por Elon Musk

Para mí Tanya es Ucrania