Cuando redescubres tu antiguo trabajo

Buenas:

¡Feliz año nuevo en primer lugar! Espero que estés bien, sano y que 2021 sea un poquito mejor que 2020 (yo creo que el nivel está tan bajo que, si no hay una catástrofe, tipo meteorito, con poco que hagamos estaremos fantásticamente bien).

En estos días, mientras intento disfrutar de unos días de descanso, estoy estudiando, leyendo y trasteando con cosillas, por aquello de mantener la mente ocupada y por saciar esa eterna sed que la curiosidad le da al cerebro.

El caso es que, esta noche, mientras estaba estudiando, me acordé de pronto de "mi otra vida" y, a partir de ahí, un pequeño viaje virtual tomó su camino y me llevó hasta este momento, donde estoy dispuesto a contártelo.

Cuando todo esto era campo...

Esa frase, no sé si en tu país se utiliza, la he escuchado mil veces en el mío para describir una situación donde, en el pasado, lo que sea que tienes delante, no existía.

El caso es que, en el mundo virtual, hace muchos años, casi todo era campo y, curiosamente, en esa "otra vida", yo fui responsable de, entre otras cosas, una sub-sección de la web de una importantísima organización empresarial.

Tenía su enjundia el asunto, sobre todo por el contenido y las implicaciones del mismo: en mi trabajo, debido a lo que hacía, mis conocimientos legales alcanzaron cotas máximas, convirtiéndome en una especie de "pseudo-abogado" que revisaba desde la redacción de contratos hasta la cosa más absurda que las condiciones de un producto o de un servicio determinaban en su texto.

Ésto, además, fue inculcado por mi jefe al que, después de un tiempo, reemplacé, llevando (bienvenidos a mi vida) de pronto un departamento yo solo (esto es una constante en mi carrera: de pronto, lo que en cualquier otro lugar supone trabajo para varias personas, yo me lo despacho solo) al que, además, la otra historia de mi vida, le reduje costes como si el dinero fuera mío.

Luego acabé como acabé, pero es lo que tiene: era joven y una persona muy responsable, en una situación de presión y absurdez como pocas, trabajando en una multinacional con un grado de exigencia altísimo, en una subsidiaria, la española, donde las filias, las fobias y los odios encarnizados entre personas y departamentos escapaban a mi pobre comprensión.

Ya te estás yendo otra vez por los cerros de Úbeda...

Tienes razón: me centro.

Como te decía, debido a mi trabajo, la revisión de todos los textos que tenían que ver con ciertos aspectos de los productos y servicios que la compañía ofrecía era fundamental.

Así que, cada vez que había que crear o corregir un contrato, o explicar en la web tal o cual cosa, teniendo en cuenta que el lenguaje original era el inglés, tuve que aprender a no sólo saber traducir lo que se decía, sino realmente a darle sentido para, por una parte, hacer el texto legible y, por otra, que efectivamente conllevara en castellano el mismo significado que tenía en la lengua de Shakespeare.

Era un trabajo interesante, sobre todo porque a mí me encantaba practicar el idioma: el hecho además de hacer esas traducciones me ayudaba a tener un conocimiento mucho más íntimo de la materia, de tal forma que, cuando hacía formaciones para el canal de venta, bien externa o bien interna, cuando me hacían preguntas, me lo conocía todo bastante bien.

Como ya digo, la parte de la web era la más interesante y la que, a diario, tanto clientes como empresas externas utilizaban para entender bien según qué conceptos.

Un flashback mítico

La historia más guay que viví con este asunto sucede la vez que, navegando por la web americana, descubrí un configurador de cosas que me encantó y, con todo mi arrojo, decidí ponerlo en la web española.

Esa decisión me costó tres días escribiendo correos electrónicos y haciendo llamadas a medio planeta, hasta que encontré al tipo que lo creó, en el estado de Nevada, si no recuerdo mal, después de dieciocho interacciones con respuestas tipo "esto no lo llevo yo, pero quizás xxx sepa quién te pueda ayudar"...

Y así, ya digo, la web española fue la segunda en el mundo en disponer del cacharrito (mis hermanos latinoamericanos, con los que empecé una relación de amistad, me pidieron el código y lo compartí con ellos: creamos un puente entre continentes para compartir cosas, cada vez que uno de nosotros traducíamos algo, para así echarnos una mano).

¿Por qué te cuento todo esto?

Porque aquella web, hasta el último día que estuve en esa empresa, la tuve como la patena, con un mimo en el contenido y en el lenguaje que me habría hecho ganar un sillón en la Real Academia de la Lengua Española (probablemente el sillón con la letra pe mayúscula, de "Puñetero como el solo")...

Y, como uno es como es, hace unos minutos, me acordé de todo aquello, tecleando en el navegador la famosa dirección web que, durante años, fue mi pequeño escaparate al mundo de lo que mi trabajo significó...

"Otros vendrán que bueno te harán"

Esto me lo dijo un ex-jefe mío al dimitir de esa empresa (el día que decidí reclamar mi humanidad y largarme al extranjero, con la firme intención de no volver a trabajar en mi país, siempre que pueda evitarlo) y, aunque me hizo gracia en su momento, no sabía hasta que punto eso sería cierto...

Porque esta noche, cuando mi querida ex-web vomitó lo que, de lejos, vi que era una mala versión trasliteral de la página americana, con textos que parecían sacados de una mala traducción usando Google Translate, cierta parte de mí se despertó con una rabieta del quince.

Y ahí es donde uno se da cuenta de que, toda la dedicación, mimo y cuidado que le puse durante 4 años de mi vida no sirvió para absolutamente nada, lo cual te deja un mal sabor de boca, porque recuerdo claramente cómo se me explicó en su momento la importancia de todo estuviera correctamente redactado y explicado.

Han pasado un montón de años y, según parece, con el tiempo también se han desvanecido algunos estándares de calidad (y créeme: ese contenido es importante).

Moraleja: por mucho que creas que tu labor es importante, salvo que seas médico y salves vidas o cosas similares, en realidad tu labor, así como lo que crees que es importantísimo, es absolutamente irrelevante.

Hace muchos años pasé días y semanas en vela revisando textos con un grado de suspicacia altísimo, porque se me dijo que era de vital importancia y bla bla bla para que, años más tarde, me encuentre con un contenido, todavía de vital importancia, que parece cagado por alguien usando Google Translate, sin prestarle ninguna atención, porque "¿Pa qué?"

Obviamente esto irá a mis ex-jefes por correo electrónico, con la frase: "Mirad, hijos de puta: ¡Mirad lo importante que era esta mierda!"

Feliz año nuevo: empezamos fuerte el 2021 :-))


Paquito

Emilio: sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es

Twitter: @paquito4ever

Comentarios

  1. Igual están recortando gastos y han metido a google translate a traducir la página...

    (ahora ya estoy al día, mira que has escrito en pocos días)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas:

      Creo que hay parte de eso, pero hay ciertas cosas que, más allá de una traducción automática, requieren una revisión por parte del "Subject Matter Expert", por cuanto según qué cosas pueden ser utilizadas como argumento en una demanda en caso de transliteración errónea.

      Esa es la parte que llamó la atención y, hasta donde yo sé, esa empresa sigue estando "bastante bien" (huele a negligencia y pasotismo, unido probablemente a la política de ahorro de costes que, aún ganando dinero a espuertas, rige esa organización).

      En fin... Una lección que he tardado 20 años en aprender (mejor tarde que nunca, ¿Verdad?).

      Un abrazote y mil gracias por tus visitas y comentarios (es la hora de que tú también escribas en tu blog: algún exigente lector lo echa de menos, seguro).

      Eliminar

Publicar un comentario

Todo comentario, siempre y cuando sea educado, es bienvenido.

Quizás te pueda interesar...

Tener un coche en Holanda

Es cuestión de organizarse

ChatGPT - Ahora empieza lo bueno

"No hay huevos" - La compra de Twitter por Elon Musk

Para mí Tanya es Ucrania