El final del año
Buenas,
Con la broma, poquito a poquito y, casi casi sin darnos cuenta, apenas queda una semana para el final de este 2010 que, a grandes rasgos, por lo menos en lo que a mi me toca, no ha estado mal...
La cosa empezó, para variar, de forma "peculiar": 2009 terminó conmigo en un hospital con varios doctores monitorizándome, un médico que hablaba español y que, entre pregunta y pregunta, enseñaba a los demás a decir tacos en nuestro querido idioma...
De aquella experiencia, más allá de las lágrimas en el corredor de urgencias, me quedan mis sonrisas a las personas de aquel lugar...
Una frase para el recuerdo que alguien me ha recordado: "¿Tu eres así de pálido o es que has perdido mucha sangre?" que fue lo que me preguntó la enfermera al quitarme la camiseta...
Quizás lo más divertido fue cuando, diciéndome que me iban a "hacer unos análisis de sangre", testearon si iba drogado, porque escapaba a su comprensión eso de que, con un labio reventado y un diente menos, aquel extranjero del sur, pálido como la leche, no dejaba sonreír y hacer bromas ante su desgracia...
Sentirte afortunado cuando algo terrible te sucede: el 2010 empezó por tanto con una gran lección...
Un año que empezó en una nueva casa: he vivido con un japonés, un español, un alemán, una francesa, una canadiense y un holandés... Todo ello, eso sí, sazonado con la casera más maja de este lado del Ebro: la fortuna de las pequeñas grandes cosas, como esa maravillosa biblioteca que tanto me inspira...
Un año probando cosas nuevas, como vivir con el mínimo dinero posible: mi record es bajar hasta los 720 Euros en un mes (con gastos de casa, comida y transporte: ¡Ahí es ná! :-))... Gracias a esa experiencia, he implementado un par de procesos que han mejorado considerablemente mis políticas de aprovisionamiento (sin contar con que, al fin, he sido capaz de entrar en un MediaMarkt y salir de él sin comprar nada...
Esperando, eso sí, a Marzo-Abril, que es cuando nuestros amigos de la manzana sacarán el iPad 2: un añito que llevo esperando y un añito que he pasado con el cachondeo de los orgullosos poseedores de uno con la matraca del "¿Y el tuyo dónde está?" :-))
Pero también ha sido un año de descubrimientos... En mi "vuelta triunfal", allá por Marzo, descubrí que ya no puedo estar por mi tierra más de dos semanas: descubrí también que, aunque la cosa está mal, hay gente que no pierde la sonrisa y, más importante, también descubrí que, por fin, puedo implementar un último punto que, desde el año 2003, la fatídica fecha donde todo cambió, se me había quedado en el tintero...
Un año de sonrisas y lágrimas: un año donde, un lunes, al entrar en la oficina, el silencio se hizo para escuchar la voz de ese que siempre grita "¡Buenos días!" en inglés, japonés, holandés, italiano y español...
Fue justo al día siguiente de cuando unos chicos, vistiendo una camiseta roja, ganaron un partido de fútbol en Suráfrica y, esperando alguna bravata, que al final nunca fue (no todos somos iguales), sólo supe decir con una enorme sonrisa:
"¿No hace hoy un día maravilloso? El sol brilla y los pajaritos cantan..."
Un año donde Madrid, siempre Madrid, ha sido mi faro y mi guía: allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir... El paraíso es ahora un poquito menos feo y, aunque sigue siendo igual de ruidoso y contaminado, sigue siendo esa pequeña gran ciudad que viaja conmigo allá donde voy...
El año donde pasée por un Moscú en llamas y donde sus habitantes, siempre extrañados, me preguntaban porqué parecía sonreír debajo de la mascarilla para poder respirar...
Moscú... Moscú... Menudo Metro Manolo: ¡Madre Mía! ¡Monumental! :-))
El año donde recordé a los Rolling Stones en San Petersburgo y, justo enfrente del Hermitage, por un instante, pude ver a aquel que, una vez, en la inmensidad de sus canales, con todos los puentes abiertos, rememoró a nuestro ya ausente José Luis López Vázquez al grito de "¡MOOOO-NU-MEN-TOOOOOOOOO!...
Un año que termina con 72.9 kilos en la báscula (objetivo conseguido), con una vieja pretensión que, por fin se cumplirá (habré escuchado todas las canciones que tengo en el iTunes al menos una vez) y aprendiendo a leer código Java (poquito a poquito :-)).
Un año que termina pensativo, con la policía parándome en la calle, porque eso de andar por aquí "es sospechoso"
Un año que termina queriendo hacer cosas nuevas: un año que morirá con una promesa de cambio a la que, más que nunca, me aferraré en silencio...
Un año que acaba con mi bici en algún lugar: he aprendido a renunciar a los bienes, poco importa y, mucho mejor, ya no sé ni cuanto gano... Estoy un poquito más cerca de la Utopía de Thomas Moore, mi Ítaca, donde, más importante que el destino, lo es el viaje y sus entresijos...
Un año que acaba con mi serie favorita, "Pelotas" y que, en su honor, acabaré hoy este post sin un "Amsterdam Prevalece", sino con una de las frases más gloriosas de uno de sus protagonistas, la cual, para alguien que vive fuera del terruño, resume a veces mil y un sentimientos con ese sentido de la ironía que, sólo los que pensamos en el idioma de Cervantes, podemos entender:
Feliz Hanuka :-))
Paquito.
Con la broma, poquito a poquito y, casi casi sin darnos cuenta, apenas queda una semana para el final de este 2010 que, a grandes rasgos, por lo menos en lo que a mi me toca, no ha estado mal...
La cosa empezó, para variar, de forma "peculiar": 2009 terminó conmigo en un hospital con varios doctores monitorizándome, un médico que hablaba español y que, entre pregunta y pregunta, enseñaba a los demás a decir tacos en nuestro querido idioma...
De aquella experiencia, más allá de las lágrimas en el corredor de urgencias, me quedan mis sonrisas a las personas de aquel lugar...
Una frase para el recuerdo que alguien me ha recordado: "¿Tu eres así de pálido o es que has perdido mucha sangre?" que fue lo que me preguntó la enfermera al quitarme la camiseta...
Quizás lo más divertido fue cuando, diciéndome que me iban a "hacer unos análisis de sangre", testearon si iba drogado, porque escapaba a su comprensión eso de que, con un labio reventado y un diente menos, aquel extranjero del sur, pálido como la leche, no dejaba sonreír y hacer bromas ante su desgracia...
Sentirte afortunado cuando algo terrible te sucede: el 2010 empezó por tanto con una gran lección...
Un año que empezó en una nueva casa: he vivido con un japonés, un español, un alemán, una francesa, una canadiense y un holandés... Todo ello, eso sí, sazonado con la casera más maja de este lado del Ebro: la fortuna de las pequeñas grandes cosas, como esa maravillosa biblioteca que tanto me inspira...
Un año probando cosas nuevas, como vivir con el mínimo dinero posible: mi record es bajar hasta los 720 Euros en un mes (con gastos de casa, comida y transporte: ¡Ahí es ná! :-))... Gracias a esa experiencia, he implementado un par de procesos que han mejorado considerablemente mis políticas de aprovisionamiento (sin contar con que, al fin, he sido capaz de entrar en un MediaMarkt y salir de él sin comprar nada...
Esperando, eso sí, a Marzo-Abril, que es cuando nuestros amigos de la manzana sacarán el iPad 2: un añito que llevo esperando y un añito que he pasado con el cachondeo de los orgullosos poseedores de uno con la matraca del "¿Y el tuyo dónde está?" :-))
Pero también ha sido un año de descubrimientos... En mi "vuelta triunfal", allá por Marzo, descubrí que ya no puedo estar por mi tierra más de dos semanas: descubrí también que, aunque la cosa está mal, hay gente que no pierde la sonrisa y, más importante, también descubrí que, por fin, puedo implementar un último punto que, desde el año 2003, la fatídica fecha donde todo cambió, se me había quedado en el tintero...
Un año de sonrisas y lágrimas: un año donde, un lunes, al entrar en la oficina, el silencio se hizo para escuchar la voz de ese que siempre grita "¡Buenos días!" en inglés, japonés, holandés, italiano y español...
Fue justo al día siguiente de cuando unos chicos, vistiendo una camiseta roja, ganaron un partido de fútbol en Suráfrica y, esperando alguna bravata, que al final nunca fue (no todos somos iguales), sólo supe decir con una enorme sonrisa:
"¿No hace hoy un día maravilloso? El sol brilla y los pajaritos cantan..."
Un año donde Madrid, siempre Madrid, ha sido mi faro y mi guía: allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir... El paraíso es ahora un poquito menos feo y, aunque sigue siendo igual de ruidoso y contaminado, sigue siendo esa pequeña gran ciudad que viaja conmigo allá donde voy...
El año donde pasée por un Moscú en llamas y donde sus habitantes, siempre extrañados, me preguntaban porqué parecía sonreír debajo de la mascarilla para poder respirar...
Moscú... Moscú... Menudo Metro Manolo: ¡Madre Mía! ¡Monumental! :-))
El año donde recordé a los Rolling Stones en San Petersburgo y, justo enfrente del Hermitage, por un instante, pude ver a aquel que, una vez, en la inmensidad de sus canales, con todos los puentes abiertos, rememoró a nuestro ya ausente José Luis López Vázquez al grito de "¡MOOOO-NU-MEN-TOOOOOOOOO!...
Un año que termina con 72.9 kilos en la báscula (objetivo conseguido), con una vieja pretensión que, por fin se cumplirá (habré escuchado todas las canciones que tengo en el iTunes al menos una vez) y aprendiendo a leer código Java (poquito a poquito :-)).
Un año que termina pensativo, con la policía parándome en la calle, porque eso de andar por aquí "es sospechoso"
Un año que termina queriendo hacer cosas nuevas: un año que morirá con una promesa de cambio a la que, más que nunca, me aferraré en silencio...
Un año que acaba con mi bici en algún lugar: he aprendido a renunciar a los bienes, poco importa y, mucho mejor, ya no sé ni cuanto gano... Estoy un poquito más cerca de la Utopía de Thomas Moore, mi Ítaca, donde, más importante que el destino, lo es el viaje y sus entresijos...
Un año que acaba con mi serie favorita, "Pelotas" y que, en su honor, acabaré hoy este post sin un "Amsterdam Prevalece", sino con una de las frases más gloriosas de uno de sus protagonistas, la cual, para alguien que vive fuera del terruño, resume a veces mil y un sentimientos con ese sentido de la ironía que, sólo los que pensamos en el idioma de Cervantes, podemos entender:
"No quiero que me des cariño: ¡Quiero jamón!"...
Feliz Hanuka :-))
Paquito.
Y que nosotros lo sigamos leyendo!
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y Felices Fiestas!
Hola Santiago :-))
ResponderEliminarComo siempre: mil gracias por tu visita y por tu comentario. Es todo un placer el leerte por aquí :-))
Ojalá tenga muchas cosas interesantes que contar en 2011 y ojalá que tu sigas leyéndolas :-))
Otro abrazo para ti y, de nuevo, mil gracias por tu visita y por tu comentario :-))
Paquito.
ME GUSTAN MÁS CUANDO ME LAS CUENTAS CON UNA BUENA MERIENDA-CENA. TE ESPERO PA´L AÑO QUE VIENE AQUÍ ABAJO Y FELICES FIESTAS
ResponderEliminarHola Saltamontes,
ResponderEliminarComo siempre, todo un placer el leerte por aquí: ¡Mil gracias y Feliz Navidad! :-))
Claro que sí: ya sabes que "mi última cena" siempre es contigo (como, de igual forma, la primera persona con la que como es "Chiflins": las tradiciones son las tradiciones :-)).
Un besazo enorme,
Paquito.
Feliz año amigo y que el próximo sea algo más benévolo...eso en lo que a mi respecta.
ResponderEliminarTe deseo muchas cosas buenas,ya lo sabes bien. Puestos a pedir...me encantaria poderte conocer, a la rubia también, en el 2011 y eso puede ser, verdad?
Bueno, que miles de besos y que no cenes sólo...si puede ser...
Hola Sara :-))
ResponderEliminarMil gracias por tu visita y por tu comentario: un verdadero honor y un placer el saber de ti por estos lares :-))
A ver si organizamos algo para poder conocernos: no tengo ni idea de como o cuando, pero hay que intentarlo :-))
De momento, eso sí, tendré que bajar... Eso es lo único que ocupa mi cabeza en estos momentos (bueno, "eso" y "lo otro" que sólo tu sabes :-))
Un abrazote y, de nuevo, mil gracias por tu visita y tu comentario :-))
Paquito.