Tribulaciones

Buenas,

Estoy feliz. Quizás demasiado, no lo sé, pero me gusta esta sensación que me invade.

Para empezar: un anónimo tendero de la capital de Túnez ha cambiado el mundo, provocando dos revoluciones pacíficas, una en su país y otra en Egipto, que quizás lleven al ansiado cambio de sus pueblos, hartos de sátrapas y tiranos enriquecidos con el sufrimiento de su gente.

Por tanto: si creías que todo está perdido y que el mundo no se puede cambiar, ya te lo puedes ir metiendo "de canto, por el centro del orto" que dicen los argentinos (me encantan sus expresiones: son geniales :-)).

Probar que, a veces, esos extraños sueños que, piensas, son utópicos, te llena de alegría y te hace seguir adelante, aceptando que algo no va bien cuando miramos al pasado en busca de confort, en lugar de mirar al futuro en búsqueda que lo que Frank Sinatra cantaba en una de sus canciones ("The best is yet to come": lo mejor está aún por llegar :-)).

Días de mucho trabajo y días de disciplina casi espartana: estoy estudiando todos los días y estoy leyendo más que nunca, haciendo especial hincapié en política económica y filosofía (ahora estoy con Marx: en breve empezaré con Hume y Locke), por aquello de que, cuando uno no comprende bien algunas cosas a las que se le refieren, lo mejor es aceptar que no está seguro de lo que se plantea y empezar a documentarse, ganando, por lo menos, un poquito de nivel y de autoridad en la siguiente ocasión en la que el tema se ponga en la mesa.

Recomiendo aquí leer, lo antes posible, a un maravilloso escritor del Siglo XVI llamado Baltasar Gracián, quién escribió un libro llamado "El Arte de la Prudencia", que está siendo vomitado ahora mismo por una impresora para su posterior lectura.

Detalle: hace un ratito, en mi soledad y mi silencio, me dio por pensar que, si sigo así, quizás, dentro de un tiempo me convierta en el personaje del amigo Miguel de Cervantes, aquel que reivindico, como seña de identidad, luchando contra gigantes que, según el cabal Sancho, resulta que son molinos...

"No son molinos sino gigantes Sancho", me suelo repetir a mi mismo cuando se me habla de ser realista. En estos dos últimos días, como recuerdo a la veracidad de mi afirmación, he conversado con dos personas que así lo prueban...
La primera es una vieja amiga de mi antigua vida: una compañera de trabajo que, un día, descubrí que hacía unas galletas maravillosas... Y aunque la vida nos llevó por distintos derroteros, lo cierto es que, como dice el refrán, "Dios los cría y ellos se juntan"...

Ambos hemos pasado por el desierto del desempleo y la desesperación: recuerdo una última conversación en Madrid, la última que tuvimos cara a cara, donde insistí que no eran molinos sino gigantes, y que nunca hay que dejar de resistir, porque los sueños se cumplen, y los sueños, cuando uno es razonable, no son imposibles, sino alcanzables por tus propios méritos...

Es la misma persona que ayer estaba hablando conmigo, aquella que se fue a hacer las Américas y que ahora recoge los frutos de su esfuerzo y de su talento: "Auuuuuuuu!" por ella, por su coraje y por su resistencia, por creer que "No: esto no es lo que hay" y ponerlo en práctica.

Y al igual que su orgullo lo hago mío (porque no hay nada mejor en esta vida que ver a aquellos a los que uno aprecia prosperando), existe otra pequeña historia que, hoy, me ha recordado quien soy, al igual que ha recordado mi historia y todo lo vivido...

En los días aquellos donde me recorrí un pequeño país por debajo del (nivel del) mar, con un zapato con un agujero en mi suela, la vida fue a poner en mi camino a un entrañable gaditano que, a través de su visión del mundo, me ayudó a sonreír y, hasta en ciertos aspectos, cambiar mi forma de pensar...

Con él acabé cantando chirigotas justo debajo de la casa del alcalde de Ámsterdam, en los canales de la pequeña capital de este pequeño país y, junto a él, descubrí el Carnaval de Cádiz, pasando con él noches geniales delante de un ordenador viendo desfilar a comparsas, chirigotas, cuarteros y coros, aprendiendo lo que era un cuplé, un paso doble y un popurrí, aprendiendo quien era un tal "Selu", "El Canijo", o "Quique Remolino"...

Su historia es la historia del que, sin embargo, a pesar de haberlo intentado, no puso conseguirlo y, sin embargo, demuestra el orgullo del intento, del que quiere algo y lo intenta, aunque finalmente no pueda ser...

Su respuesta fue respondida: nunca tendrá que preguntarse, unos años más tarde, el consabido "¿Qué hubiera pasado si no lo hubieras intentado?".

Fue la primera persona que supo que todo acababa para mi: estaba en su casa cuando recibí aquella llamada, donde abrí aquel e-mail y donde leí aquel documento Word donde se sumarizaban las condiciones de mi contrato.
Paquito: Se acabó Nabo.
El: ¡Ohú Pisha! ¡Vamo a i a celebral-lo! ¿No?
Y al igual que él se fue y siguió su vida, hoy he sentido un orgullo indescriptible al verle encima de un escenario, como parte de su agrupación, concursando en el Carnaval de Cádiz, aquel que, dos años antes, veíamos juntos en Amsterdam, mientras yo, "¡Paquito Pisha! ¡Tu ere mu serio cohone!", aprendía a sonreír de nuevo, entre días buenos, malos y horribles.

Puedes cambiar el mundo y puedes cambiar tus circunstancias: no mirar al pasado en búsqueda de tiempos mejores, sino al futuro para seguir adelante, resistiendo y buscando la esperanza de aquello por lo que estés luchando o resistiendo.

Decía Steve Jobs (aquí al Chiflins ya me empiezan a dar sudores fríos :-)) que una de las cosas que hizo ,al volver a Apple en 1997, fue recoger todas las cosas antiguas de la empresa (modelos de exposición, colecciones de objetos, maquetas, prototipos y demás parafernalia corporativa) y enviarlas al Museo de la Informática.

"Era importante que nadie siguiera buscando en el pasado tiempos mejores". Al obligar a su organización a mirar al futuro, ha conseguido que, 14 años más tarde, sea la segunda compañía en capitalización bursátil del mundo, sometiendo a todos sus rivales y, de paso, dándoles lecciones de producción y gestión de costes (¿Quién habría apostado a que el Tablet más barato y completo del mercado es el iPad de Apple?:-))

"And it's beauuuuuuuuutiful" (esto no viene al caso, lo sé, pero es que me sale, porque sé que a alguien le hace sonreír :-)).

Quizás es una de las cosas que me intento aplicar a mi mismo, a pesar de que a veces mire al pasado, no quizás buscando tiempos mejores, sino encontrando nostalgia de algunos sentimientos que hoy me faltan. Lo cierto es que, hasta un cierto punto, alivia al alma, la cual, en esos días "malos y horribles", necesita más que nunca cariño y mimos.

Pero esa es la historia que cuento siempre y que quizás tu no conozcas...

En los días horribles, suelo contar, cuando me levantaba, miraba a la ventana y, bajo ese cielo gris de éste invierno que es capaz de matar cualquier atisbo de vida, había momentos donde me derrumbaba: empezaba a llorar en silencio, haciéndome mil preguntas a mi mismo, con mi mente buscando su zona de confort en aquellos tiempos que, según parecían, habían sido mejores...

En aquellos días, de los que hubo muchos, aprendí a conocerme a mi mismo. Comprendí que, a veces, intentar luchar contra tus sentimientos es mucho más dañino que darlos libertad para expresarse... Aprendí a vaciarme, a llorar hasta que ya no quedaba nada: me metía en la cama, lloraba, invadía cada célula de mi cuerpo con tristeza y, cuando todo acababa, empezaba lo que fue, en mi opinión, la mejor terapia de mi vida, un compendio de instrucciones que, sistemáticamente, apliqué en aquellos momentos:

"Levántate. Dúchate. Come algo. Vístete, pon tu ordenador en la mochila y vete a la biblioteca: tienes trabajo que hacer".

Y aunque cada persona es un mundo, aunque cada persona funciona de forma distinta, si te encuentras alguna vez en esta situación, intenta simplemente eso: deja de luchar contra lo que sientes y deja que inunde todo tu ser para que, cuando todo pase, puedas volver a empezar a funcionar de nuevo.

Por eso, cuando miro atrás, intento recordar que el alivio es transitorio y que, después de un par de minutos de nostalgia, necesito pensar unos 4 en lo que quiero en mi futuro y en mi vida: los objetivos vitales, los siguientes pasos, sean los que sean.

¿Por lo demás? Bueno: siguiendo mi filosofía del "una cosa dentro, una cosa fuera", ésta semana he vendido mi Netbook, dejando espacio para lo que viene (exacto: ESO) y ahora sólo queda esperar hasta que se anuncie, se comercialice y llegue a mis manos :-))

No queda mucho más y es la hora de seguir caminando. Eso es todo: ¡Ámsterdam Prevalece!


Paquito
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