Descanso

Buenas,


Con eso de que, poco a poco, nos hacemos mayores, he decidido tomarme unos días de descanso para, así, disfrutar de la vida un poquito :–))

¿Qué hace uno cuando tiene un poquito de tiempo libre? Pues, para empezar, levantarse tarde y, para continuar, con eso de que estoy en modo de descanso, nada como venirse a una de las bibliotecas más "fanboy" que existen (la concentración de ordenadores y/o dispositivos identificados con la manzanita es abrumador)…

Estoy viendo, en uno de esos flashes que me dan, a uno que yo me sé, cual predicador en el Bronx, anunciando el día del juicio informático donde, nosotros, seremos acusados del peor de los pecados en el mundo de la tecnología: la "technolust" (Tecnolujuria) o utilización de dispositivos electrónicos o cualquier invención de carácter digital que le puedan aportar al usuario algo más que quebraderos de cabeza :–))

Total, que estos días me he venido a la biblioteca a lo que se supone que debe venir uno: a leer como un señor y, de paso, entre capítulo y capítulo, responder y mandar correos a la parroquia, la cual, con el tema de las manifestaciones por allí abajo, ha estado más o menos inquieta (hemos tenido hasta acampados en la Puerta del Sol y sus testimonios me han sido fielmente transmitidos :–)).

La vuelta a la realidad será dura: han sido dos días donde, más tranquilo, eso sí, que en aquel entonces, he rememorado los días en los que me venía a este lugar para buscar trabajo (la oficina más bonita del mundo: "la envidia para los empleados de Google", que dije una vez :–)).

Hoy he compartido sitio con un chico de Hungría: su historia es tan sencilla como que, después de estar años estudiando música en el Conservatorio, con un 27 años, decidió empezar de nuevo, empezando por estudiar ingeniería informática y comprarse un ordenador (mejor no preguntes la marca, por aquello de que no le dé "el arrebato" a nuestro buen amigo :–))

– Es mi primer ordenador. 
– ¿Tu primer ordenador? Le pregunté.
– Sí. nunca había tenido uno: estudiaba música y nunca lo necesité.
– Pero… ¿Cuántos años tienes?
– 27…
– Al menos has empezado con buen pie :–))
– Sì… El trackpad es genial: nunca había usado algo multi-táctil.

El chico descubrió la biblioteca hace un par de semanas y, ahora, viene aquí todos los días a estudiar (entre página y página, vi en su pantalla un par de programas para picar código: hay un montón de desarrolladores que se vienen a trabajar a la biblioteca).

– Es un lugar fantástico para hacer cosas: antes me pasaba todo el día en casa.
– Sí, conozco la sensación.
– Además, la biblioteca está llena de chicas bonitas :–))
– ya veo yo a qué vienes tu, ya :–))

En general, la edad de la gente que visita este lugar, por motivos obvios, suele ser baja: hay muchísimos estudiantes y se ve de todo (desde la estudiante solitaria con los apuntes, hasta los chavales que vienen aquí a hacer trabajos) pero he de reconocer que hay un grupo que me llama poderosamente la atención: los tipos que vienen a tirar la caña…

Se los ve venir: se sientan en una mesa y, realmente, estudiar estudiar, la verdad es que no lo hacen, pero no pierden ni un segundo perfilando a toda chiquilla que se cruza en su campo visual.

Lo más divertido es, además, que siendo una sociedad con una inversión de roles (es impresionante ver a chiquillas con una destacable belleza física y con las maneras de un camionero), unido al hecho de ser un lugar público, hace la cosa realmente difícil, de aquí que, ya digo, entre página y página, "como quien no quiere la cosa", a veces les observo y me río en silencio, mientras ellos creen que sólo soy un extranjero que no comprende su idioma o nada de lo que sucede a mi alrededor :–))

Por las tardes, cuando pasan de las 18:30, la edad media de los visitantes sube un poco. Se ve a gente un poquito más mayor, todavía jóvenes, pero más maduros: supongo que deben ser los universitarios de cursos más altos, los cuales deben de haber salido del trabajo y se vienen por aquí a estudiar un ratito.

Debo reconocer, en ese sentido, que he sido un afortunado: para temas de estudio, siempre tuve los medios adecuados en términos de espacio. Aquí en Amsterdam, dado que las viviendas son pequeñas y caras, al final sueles compartir un apartamento donde, esencialmente, comes algo, te duchas y duermes (aunque supongo que eso no sólo sucede en Amsterdam: estoy seguro de que esto pasa en mil sitios, además de aquí), de ahí que, en lugares como las bibliotecas, veas grupos de estudio o a chavales haciendo trabajos.

Quizás por eso me llaman tanto la atención estos espacios: recuerdo en Francia, cuando fui a la biblioteca de la universidad, la sensación que me provocó aquel enorme espacio para el estudio junto con, mucho más importante, una mediateca del tamaño de África (todo tipo de material audiovisual e interactivo para aprender lo que te apeteciera).

Recuerdo también, a mi vuelta a España, en 2001, cuando, una noche, me fui con un amigo a estudiar a una de las bibliotecas de la Universidad Autónoma: recuerdo aquel silencio con aquella luz fluorescente, esa luz fría que, no sé muy bien porqué, se empeñan en usar en todas las instituciones educativas españolas que conozco…

En esta biblioteca, en cambio, no hay régimen de silencio, así que, aquí, el personal puede hablar mientras revisa sus apuntes o, como nuestro amigo, pica alguna rutina de código par resolver Dios sabrá qué enigma informático (no lo puedo asegurar, pero creo que la criatura estaba picando algo en Java… Pobrecito :–)).

En otro orden de cosas, Elza (ya se sabe: "¡Cómo mi Elza no hay dos!" :–)) ya está alertada y, como ella, vosotros ya podéis saber que habrá Episodio 5 en Rusia aunque, esta vez, sólo sea por tres días (Operación de nombre en clave "ISPANSI").

Me puse tan contento cuando me lo confirmaron que, en uno de los correos que envié a uno de los directores de por allí, le casqué un "Poyekhali!" y me quedé más ancho que largo...

¿Poyeka qué? Te podrás preguntar... "Poyekhali" (un poquito de historia curiosa) por si no lo sabes, es lo que el astronauta Yugi Gagarin (el primer ser humano que orbitó alrededor de la Tierra) gritó cuando los motores de la cápsula Vostok empezaron a activarse y empujarle así hacia los libros de historia…

"¡Allá vamos!" gritó (Gagarin fue siempre admirado y querido en Rusia por su buen talante y sentido del humor :–)) y, aunque menos solemne que el famoso "Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad" que se cascó Armstrong, lo cierto es que, en temas de ciencia, los rusos siempre han sido mis favoritos (y en ajedrez y en física teórica ni te cuento: es escuchar hablar a Gary Kasparov hablar sobre ajedrez y algoritmos matemáticos y se me cae la baba :-)) y, aunque al astronauta americano le prepararon la frase para quedar bien en los libros de historia, Gagarin, con su espontaneidad, una vez más hizo sonreír a más de uno cuando la historia, aquel 12 de Abril de 1961, decidió reservarle un huequito en sus libros.

"Espero qué esté bien escrito en caracteres latinos", le dije al receptor del correo. "Hace medio siglo desde que esa frase se pronunció y, siendo un admirador de Yuri Gagarin, siempre quise empezar un email citándole"…

"Lo has escrito perfectamente" me respondió. "Nos ponemos en marcha aquí: será un placer volverte a ver por Moscú" fue la respuesta :–)).

Va a ser un viaje complejo: saldremos de noche y aterrizaremos a las 2 de la mañana en Moscú. Afortunadamente, Elza ya tiene montado todo el dispositivo, porque, ya digo, "como mi Elza…".

El último comentario que me hizo, por teléfono, no tiene desperdicio.

– Entonces vienes tal día, ¿Verdad? Me dijo.
– Sí señora: ¡Allí estaré! Le respondí.
– ¿Y qué nos tienes preparado esta vez? Me preguntó entonces.
– ¿A qué te refieres? Contesté a la gallega.
– La última vez que viniste, Moscú estaba con los incendios. La anterior, en invierno, hubo récord en temperaturas bajas, el verano anterior hubo récord de temperaturas altas y, en Marzo, cuando ibas a venir, hubo un Tsunami en Japón…

Bien pensado, va a ser que tiene razón: mis compañeros ya están apostando por un Holocausto Nuclear en Rusia, así que, si estando allí sucede algo, mejor no preguntéis :–))

Sí sé, en cambio, que a Elza le gusta el chocolate (y siempre que voy, procuro tener un detalle con ella), así que, cuando llegue a la oficina, esta vez, le ofreceré los que, personalmente, considero que son los mejores bombones del mundo (si me dan una habitación que dé a donde se supone que tiene que dar, comprenderéis que es para hacerle un monumento :-)).

2 días de descanso y 3 libros finalizados: creo que tengo que hacer más a menudo estas cosas (a fin y al cabo, tengo demasiados días acumulados… Habrá que gastarlos :–)).

Verano en Moscú de nuevo: a la tercera (dicen), va la vencida, así que, cuando el avión despegue, creo que recordaré al amigo Yuri diciendo lo del "POYEKHALI!!!" y sonreiré pensando en que, esta vez, en cierto sentido, durante esa noche, veremos el mismo cielo oscuro que, hace 50 años, abrió nuestra imaginación al espacio :–))

Eso es todo: Amsterdam prevalece :–))

Paquito.


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Comentarios

  1. Hola Paquito,

    respecto a lo de ir a tirar la caña a la biblioteca tal vez ahora se haya extendido, pero hace ya unos cuantos años, cuando yo estaba en la universidad, teniamos unos cuantos "pescadores" profesionales. Allí estaban los apuntes sobre la mesa pero si querías un inventario de personal femenino, sin apuntes y al detalle.
    Esperemos sobrevivir a la visita a Moscú.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Hola Julián,

    Como siempre, mil gracias por tu visita y por tu comentario: todo un placer el verte por aquí :-))

    Resulta, cuanto menos, curioso ver las "tácticas de caza" por estos lares (estoy haciendo un estudio sociológico del copón :-)).

    Moscú ya está preparado para mi: la pregunta es, ¿Estaré yo preparado para ellos? :-))

    Un saludo y, de nuevo, mil gracias por tu visita y por tu comentario :-))

    Paquito.

    ResponderEliminar

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