Sobre la Sanidad

Buenas,

Los que me conocen saben de mi particular interés sobre los temas políticos y sociales de los países donde, o bien he vivido o, mejor, en el país en el que resido.

Recientemente, al hilo de algunos e-mails y comentarios que he recibido, he estado leyendo algunos artículos en prensa y en otros blogs sobre los diferentes recortes sanitarios que, tanto en España como en Holanda, se están efectuando.

La última que me ha llegado es la eliminación de la Asistencia Sanitaria de los españoles que abandonen el país por más de tres meses.

Esto no es nuevo, aunque al personal ahora se le caigan los anillos: en España, que lo sepas, después de 90 días sin cotizar a la Seguridad Social, el sistema sanitario debería denegarte la asistencia, salvo que estés listado como buscador activo de trabajo en el INEM o, truco del almendruco, te pongas como beneficiario de tu padre o de tu madre.

Esto no me lo han contado: me pasó a mí cuando en 2006 me fui de la empresa en la que trabajaba en España o, al volver de Alemania, los diez meses que estuve buscando trabajo en Madrid me mostraron efectivamente eso, con la diferencia, eso es verdad, que los médicos del sistema sanitario público fueron tan amables de pasarse el protocolo por el forro y recomendarme el hacerme beneficiario de mi padre (a raíz de esos diez meses en el dique seco, tengo material suficiente para escribir un post glorioso acerca de los empleadores de mi amado país: la última vez que crucé un par de llamadas telefónicas con un caza-talentos de una agencia de reclutamiento de la piel de toro, las chanzas y gracias que me procuró la conversación me recordaron porqué no puedo ni tampoco quiero volver).

En estas historias, más allá de ver los recortes, uno también ve las ineficiencias de un sistema garantista, y digo "ineficiencias", por la forma en la que los usuarios acaban abusando el sistema (váyanse Vds. a la costa mediterránea y encontraran a decenas de miles de guiris que, hasta hace cuatro días, abusaban el protocolo sanitario médico para, sin pagar ni un céntimo y sin que sus países hicieran la correspondiente compensación por asistencia en el extranjero, se sacaran todo tipo de operaciones y medicamentos).

Ojito: las inmobiliarias (la mayoría de capital inglés) que ofrecían a estos venerables viejecitos de piel sonrosada y ojos claros les ponían, como parte del argumento de venta de sus viviendas, éste, por otra parte bien intencionado, protocolo sanitario.

Nótese que no hablo de inmigrantes ni historias parecidas: hablo de rubitos con un poder adquisitivo relativo muy superior al que un residente nacional que, no contentos con salir de su cloaca de Manchester (o similar agujero con moquetas en baños y cocinas), parasitaban impune y deliberadamente un sistema sanitario diseñado para asistir a algún turista (que siempre lo hay) que efectivamente pudiera sufrir algún tipo de problema al que se atendería sin considerar ningún otro factor.

Debemos entender algo: un sistema sanitario, sin dudar de sus beneficios, es brutalmente caro y el nuestro, que es garantista (público y universal), se puso a funcionar bajo la premisa de que lo más importante era el bienestar del paciente, sin considerar el coste.

Esto, si lo lees bien, no tiene nada de malo, sino todo lo contrario, salvo por la parte en la que, aquí sí, el diseño del sistema propicia el abuso por activa (el personal hace cosas alucinantes, como lo de los viejecitos que os contaba) o por pasiva (¿Cuántas madres y padres se plantan en urgencias cuando su Kevin Costner de Jesús o su María Vanessa tiene una tos? Pues eso: si las urgencias costaran 10 Euros por visita la cosa cambiaría, pero "a gratis total", a ver quién espera a ir al médico unas horitas más tarde, cuando su retoño tose un poquito... ¿Accidentes de tráfico? ¿Amputaciones? ¿La barbacoa con los vecinos acabó con un dedo requemadito? Nada es comparable a la tos de un niño... ¡Vaya Vd. a comparar!).

Al hablar de recortes, el personal en España piensa en lo que su gobierno les está haciendo (dato: España ya no es soberana, por cuanto su primer ministro declara de forma pública que espera que Alemania y Bruselas le marquen el rumbo) pero no piensan en que, en otros lugares en Europa, situaciones similares, sin la obvia diferencia de situaciones socio-económicas, también están llevando a sus diferentes sistemas hacia un presente y un futuro incierto.

Aquí en Holanda, hace ya muchos años, les hicieron la trece-catorce ofreciéndoles las maravillas y los ahorros que la iniciativa privada traerían a su sanidad y a sus pensiones.

Poco pensaron en las consecuencias reales que, años más tarde, tendría sobre sus hijos: sistemas donde las pensiones que reciben fluctúan según la gestión financiera de tu fondo de pensiones (generalmente sólo en una dirección, así que te dejo a ti que decidas en cual) o, mi favorita, como aquella sanidad tan barata y fantástica que les prometió el sistema privado se ha convertido, con los años, en un sistema muchísimo más caro y maligno para los (por otra parte bien) pagadores de dichos seguros...

La última me afecta de forma directa: he sido testigo, en las últimas semanas, de cómo el sistema funciona en cuanto sacas a los médicos del lugar del catarrito o una enfermedad que cuadre exactamente con la definición que ofrece Wikipedia.

La historia, además de sangrante, ha rozado la desgracia personal, por cuanto la persona ha ido pasando por fases cada vez más graves y dañinas para su cuerpo mientras, el personal médico de "aquí mis amigos", sistemáticamente han respondido que "no encuentran nada" y negándose a seguir haciendo pruebas.

Los hospitales, eso sí, muy bien organizados y demás (eso es impecable, es verdad) pero asusta y aterra pensar que si algún día nos sucede algo serio aquí, ese día estaremos vendidos, de ahí que no sea casualidad que los extranjeros que venimos de países con una sanidad pública universal, intentemos, siempre que podemos, hacer uso de la misma en detrimento de la que tenemos aquí.

No es nuevo el asunto, lo sé, pero últimamente, con eso de que estoy viajando, me dedico a preguntar a los locales acerca de sus sistemas sanitarios y sus experiencias personales en los mismos, por aquello de evaluar el daño que, según que intereses, están provocando a la humanidad.

En España ya se le han visto las orejas al lobo y los intentos de privatización de la gestión sanitaria en Madrid indican lo que va a venir: la agenda es muy clara y pasa por empobrecer los servicios hasta tal punto que la respuesta de la iniciativa privada parezca la única posible (la estrategia no es nueva, repito: la población debería de una vez empezar a tomar medidas)...

Soy capitalista, como tu: mucha gente me viene con historias diferentes, pero suelen ser resabios burgueses de la mala conciencia de una vida acomodada... Pocos conozco que sean consecuentes con esas ideas que propugnan, pero ello no es óbice para hacer lo que se está haciendo, y es destruir lo que en ningún sistema debería estar en la mesa de negociaciones: una educación gratuita, universal y de calidad, así como una sanidad y una justicia que cumplan las mismas condiciones.

Aquí la educación sigue estando fuera de la ecuación, pero la sanidad se la han cargado y la justicia, esa es la diferencia, han conseguido crear mecanismos para desatascarla (como los servicios de arbitraje con entidades que pueden actuar en paralelo, además de que, como en el sistema americano, aceptan una cierta negociación en el caso de fraudes).

No es casualidad: la sanidad es una necesidad básica y, en el general suele ser cara, de ahí que crea un apetitoso postre para toda una plétora de intereses que le quieran meter mano...

Me duele pensar que mi país (o algunos en mi país, para ser más exactos) quiera hacer a sus ciudadanos lo que éstos le han hecho a los suyos (en serio, aterrador), más aún cuando todas las evidencias indican esa terrible pérdida (en serio: no queréis esto, aunque sí deberíamos aprender de sus sistemas de gestión, donde la cosa de verdad es modélica).

Aprendamos de sus virtudes y de sus errores para obtener lo mejor y abandonar lo peor: no existe un futuro más oscuro que aquel que se basa en los errores que ya han cometido otros.

En breve, unas semanitas de trabajo en España... Vuelta a casa :-))

Eso es todo: ¡Ámsterdam prevalece!


Paquito
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