La Ley de servicios de inteligencia y seguridad de Holanda (WIV)

Muy buenas,

Desde hace un tiempo, como comenté en el post anterior, por diversos motivos, el tiempo libre que tengo lo dedico principalmente a batallar contra molinos de viento digitales y a descansar después de tales cruentas batallas, donde el navegador acaba con tropecientas pestañas y con la sensación de que, si supiera lo que estoy haciendo, probablemente sería todo muchísimo más sencillo.

En los ratitos de asueto, mi incombustible voracidad por la información me lleva a pasarme horas leyendo noticias, escuchando podcasts o viendo videos sobre tal o cual asunto en el mundo.

En esos ratitos, un nuevo jugador ha entrado en liza: se llama "Lubach" y es un presentador que, todos los domingos, hace un programa que, en esencia, es un clon del archiconocido (y si no lo conoces, estás tardando en buscarlo) "Last Week Tonight" con John Oliver, donde cada semana se hace un resumen muy rápido de la actualidad y donde se hace un monográfico, de entre 20 y 25 minutos, sobre un tema en particular, todo ello con un enorme sentido del humor.

"Zondag met Lubach" ("Domingo con Lubach") es, por tanto, un análisis de la realidad holandesa, tocando temas con el equilibrio suficiente para hacer que, a priori, temas tediosos o controvertidos, terminen siendo agradables y divertidos.

Gracias a este programa, ya digo, se abre una pequeña rendija en esa eterna cortina traslucida que cubre lo que, a priori, parece una sociedad donde nada sucede, donde todo es modélico y donde no hay problemas de ningún tipo.

Detalle: a las dos semanas de la emisión del programa, en Youtube, ponen subtítulos en inglés, cosa muy deseable para aquellos a los que el holandés se les resiste y, de paso, haciendo que, gente como tu y yo, podamos seguir el asunto del que se habla, dándonos la ventaja de ser extranjeros que, con nuestro propio sesgo, observamos una realidad a la que, por más que lo intentes, siempre serás un poco ajeno.

Hace unos cinco meses, el programa tocó algo que, como ya se ha podido leer en diferentes ocasiones en este blog, me interesa sobremanera, y es la forma en la que tanto empresas como estados intentan reducir o eliminar nuestro derecho a la privacidad, un derecho reconocido en la declaración de derechos del hombre de Naciones Unidas y que, se supone, es acatada y aceptada por los estados que la firman.


Link en Youtube (por si no lo puedes ver aquí)

Esto es a priori aunque, a partir del famoso 11 de Septiembre de 2001, con la excusa del miedo y con la oportunidad de las nuevas tecnologías, los estados y las empresas modernas intentan utilizar todo tipo de mecanismos que nos recuerdan, entre jiji y jaja, al famoso libro al que una famosa compañía de ordenadores citó en un muy famoso anuncio que hicieron hace unos 35 años.

La ley, llamada "Wiv" (acrónimo del holandés "Wet op de inlichthingen en veiligheidsdiensten", que como TODOS sabemos, significa "Ley de servicios de inteligencia y seguridad"), gana un precioso mote, "Ley de red de arrastre", por cuanto supone que, con la excusa de la seguridad, los servicios de inteligencia del país pueden legalmente meterle mano a todo dato o información que circule o que cualquier entidad posea por el territorio del Reino de los Países Bajos o sobre aquel o aquello que le pueda causar un perjuicio, dejando a discreción del sistema qué es eso de "perjuicio".

Así, en Quinta, como Encarna Sánchez en sus años buenos, cuando enganchaba a algo o alguien que no le gustaba y le calzaba hasta debajo de la lengua, el gobierno holandés pretende establecer poderes casi plenos para  poder espiar a sus ciudadanos...

Esto a mí me suena de algo...

Si llevas por este blog un tiempecito, quizás te acuerdes de que, en Julio pasado, publiqué un artículo sobre el cual hablaba de como el Senado holandés pretendía pasar una ley por la cual, a la hora de investigar a algún sospechoso de un delito, en lugar de mantener un estricto control sobre las labores de investigación sobre el mismo, se abría el campo para, con la excusa de dicha investigación, ponerse a mirar todo lo que rodeara al mismo, no ya amigos o contactos sospechosos, sino áreas geográficas enteras que podrían englobar a gente que, quizás, tendrían algo que ver con el tipo, pero donde muchas otras personas, no relacionadas con el asunto, pasaban a ser monitorizadas, sobre todo, en el uso e intercambio de información a través de teléfonos móviles o internet...

Esa ley es la que, en su momento, colectivos y asociaciones en defensa de los derechos de los ciudadanos se pusieron en marcha para pasar un referéndum que se ha celebrado hace unos días, en el marco de las elecciones locales para elegir alcaldes y demás.

Como ciudadano no holandés, a la hora de votar, me resultó extraño que a mí no me dieran la papeleta, porque aún pudiendo votar a mi alcalde, en cuestiones nacionales (elección de gobierno y demás) no puedo ser partícipe (cosa habitual en todos los estados de la UE).

PERO... Mientras escribía esto, mi bloguera dicharachera favorita me adelantaba por la derecha y publicaba un post similar a este (que podéis encontrar aquí) donde explica, a grandes rasgos, la movida, así que tendremos que cambiar la aproximación.

La movida es seria y es extraño escuchar a gente defender este tipo de medidas con el "no tengo nada que ocultar", sin pensar un par de veces en lo que están diciendo, por cuanto cualquier información, por inocua que sea, sin el contexto adecuado, puede ser utilizada en tu contra.

Pongamos un ejemplo: una compañera de trabajo me pide unos minutos de su tiempo para hablar... En esa discusión, me cuenta un suceso terrible, una pérdida de un ser querido, un mal de amores, lo que se te venga a la cabeza.

La criatura, en un momento determinado, se pone a llorar: como tengo más de dos neuronas en perfecto estado de revista, intento consolarla y le doy un abrazo...

Imagina que, en ese momento, alguien toma una foto del momento, conmigo abrazando a mi compañera y se lo manda a mi pareja... Obviamente, uno siempre puede explicar qué sucede, pero eso no te quita la carita de menú con la que recibirán en casa si eso sucede, teniendo en cuenta que, con suerte, tu pareja es razonable y te conoce...

Pero... ¿Y si tu pareja no fuera tan razonable? Ahora tienes un problema con una situación completamente sacada de contexto...

Ahora imagínate que tienes una mascota y te da por sacarla de paseo... Imagínate que, como tú, en tu vecindario hay varias personas que, periodicamente, hacen lo mismo... En un momento determinado, quizás, te da por empezar a quedar con todos ellos, así, además de sacar al perro, te dan charleta y lo que sea...

Entre esas personas, hay alguien que es muy malo maloso, así que, como tu tienes contacto con esa persona, alguien establece que, quizás, tu tengas algo que ver con esas actividades tan malas... Así que, se ponen a investigarte y, de momento, toda la información que puedan recopilar sobre ti, sea relevante o no para el caso, se pone dentro de un dossier con tu nombre, asociado a su vez a esa persona tan mala, de tal forma que, aunque al final quizás no tengas nada que ver, tu nombre estará asociado, toda tu vida, a esa historia, sin entrar en los detalles íntimos a los que puedan acceder en el curso de esa investigación (y estoy seguro de que todos, en mayor o medida, tenemos o usamos productos y/o servicios que, por la naturaleza que sea, preferimos que no sean del dominio de nadie.)

Ahora imagínate que alguien, un amigo del señor tan malo, resulta que es también para echarle de comer aparte... Investigan y averiguan de su relación con ese vecino malo al que conociste en su día... En la base de datos, sigue quedando constancia de que, por lo menos, que ellos sepan, tu tuviste relación con esa persona, así que puede empezar otra vez la cosa ("Por si acaso, uno nunca sabe").

Ese es el problema: investigar a todo bicho viviente pone a todo el mundo en un sistema donde, al final, alguien puede establecer relaciones inexistentes, pero todo ello sin evitar el objetivo real de la investigación, que es encontrar pruebas que llevan a creer al Estado que ese señor está haciendo cosas malas...

Una foto comprometida en Facebook o en Instagram, con los datos de geolocalización en tal o cual lugar, pueden dar a conocer cosas que pueden existir o no, pero que de momento te ponen, potencialmente, en la picota de algo de lo que, probablemente, ni tengas conocimiento de que exista, pero que lleva al sistema a que, a lo mejor, alguien algún día llame a tu puerta y, con una orden judicial, registren tu casa, "por si acaso"...

Esto último no es una broma: por desgracia, hace unos años, una compañera mía por poco sufre un ataque al corazón cuando, en una investigación judicial, se determinó que en su casa se estaba plantando marihuana... La pobre mujer lo describió en Facebook (lo que es la vida), como llamaron a su puerta, le preguntaron si podían pasar y la buena mujer, pensando que sería para Dios sabrá qué, dijo que por supuesto, que adelante señor agente...

Lo siguiente son las dos horas más largas de su vida, con todo un grupo de agentes entrando en todas sus habitaciones, registrando todos sus cajones, armarios o cualquier lugar donde pudieran encontrar alguna evidencia (piensa por un momento: "¿Te gustaría que un desconocido abriera ESE cajón donde tienes tal o cual cosa de la que, si acaso, sólo tu pareja sabe que lo tienes o lo usas?")...

Y lo que es peor: imagínate que, un día, un potencial empleador se pone a investigar sobre una candidata que le ha entrado y, al ir a buscar datos, se encuentra con que una vez tuvo un encontronazo con la policía, acabando en registro en su casa (quizás se lea todo el hilo para saber qué paso o, quizás, con tan solo ver los dos primeros posts, asuma que hizo algo malo y la descarte de oficio para empezar el proceso de selección).

Para cerrar este asunto, el registro terminó con una disculpa (se confundieron de casa), pero el mal rato y la sensación de violación de intimidad que se le quedó en el cuerpo no se lo quita nadie.

Lo terrible es que, por una parte, el referéndum no tiene carácter vinculante para la decisión del gobierno de seguir adelante con la ley, lo cual de por sí indica mucho de la actitud de los representantes del pueblo para con sus representados pero, por otra parte, es que el estrecho margen por el que los ciudadanos han votado que la ley no debería ser introducida demuestra una falta de entendimiento y aproximación simplista a un problema muchísimo más profundo.

El "Yo no tengo nada que ocultar", una vez más, demuestra que el personal no piensa demasiado en según que consecuencias, sobre todo a la hora de otorgar a los servicios de seguridad de un Estado la capacidad para espiar a sus ciudadanos sin apenas límites u objetivos concretos en dicha actividad.

Recuerda: el derecho a preservar tu privacidad es un derecho universal al que, desafortunadamente, a base de emojis y pijaditas, estamos renunciando sin contemplar las consecuencias de los mismos.

Y esto es preocupante, en un país que se tilda de democracia liberal, donde poco a poco, va calando un mensaje xenófobo en una importante parte de la población, donde los extranjeros somos percibidos como un elemento con el que no quieren lidiar, si no es una situación de subordinación, a pesar de la evidente necesidad que, tanto a ellos como a nosotros, nos pone en el mismo terreno.

Y eso supone que, como somos diferentes, en caso de problema, 

Otro día hablaremos de este último punto: es algo que nos debería hacer recapacitar.

Hasta aquí otro episodio del "Capitán Privacidad" y sus historias para dormir a las ovejas (que sí, que no son muy divertidas, pero que sólo tienen como objetivo el hacerte pensar sobre tu derecho a tener una vida tranquila y en paz, conforme a tus términos y tus decisiones).

Seguiremos informando.


Paquito
Emilio: sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es
Twitter: @paquito4ever

Comentarios

Quizás te pueda interesar...

Es cuestión de organizarse

Tener un coche en Holanda

Cuando sí puedes soportar la verdad

La polémica de los Hooligans del PSV en España

"No hay huevos" - La compra de Twitter por Elon Musk