La vuelta a la Secta Apple
Buenas:
Mientras sigo escribiendo la serie sobre mi pérdida de sobre peso durante la pandemia, hago un pequeño paréntesis para continuar mi vuelta al redil de la manzana...
Hace unas semanas te hablaba del gusanillo que me estaba dando a la hora de juguetear con el ordenador que, en los últimos años, me ha hecho compañía.
Justo al hacer eso, comencé "la vuelta a la secta", esto es: volver a tener un ordenador de la marca Apple.
Han pasado varios años desde la última vez: en aquel entonces, "el bichito" cambió de hogar (una donación a una persona de mi entorno) y, en el camino, apareció "la bestia", que ha dado guerra hasta el último segundo de actividad (y lo que te rondaré morena).
El caso es que, hace unos días, el señor UPS llamó a la puerta y, una pequeña cajita más tarde, empezaba "el proceso" de re-inmersión en lo que era mi vida informática hace bastante tiempo...
Cosas extrañas
Hay cosas que, como montar en bici, supongo que uno nunca olvida: lo primero que noté es la absoluta familiaridad a la hora de moverme a través de las entrañas de "El cacharrito": es bastante extraño el comenzar a trabajar con un entorno gráfico que tiene convenciones diferentes a las que llevas usando años, todo sin ningún tipo de esfuerzo...
Honestamente (me conozco): me lo esperaba peor, siendo el ejemplo ejemplar el caso de los "atajos de teclado", donde me esperaba un poco más conflicto y de, como la primera vez que usé un producto de Apple, el tener que acostumbrarme a las pequeñas diferencias.
El ejemplo más famoso que he escuchado en otras personas, y que yo mismo viví en su día, es el "CONTROL + C" para copiar cosas en Windows y en Linux, que se convierte en "COMMAND + C" en macOS, siendo "COMMAND" la tecla que está al lado de la barra espaciadora de tu teclado y que, en otros ordenadores, es la tecla con el símbolo de Windows.
En las últimas semanas, la preparación ha sido metódica: un adaptador de USB 2 and USB C, varias cajas de discos duros con entrada USB-C... Poco a poco, todo ha sido preparado para dar el salto.
Y el salto empezó a las pocas horas de abrir la cajita donde venía guardado, después de migrar la dichosa biblioteca de música de iTunes y copiar mis fotos al Mac, cosa que llevó un ratito.
Todo, ya digo, con la familiaridad que uno sentiría al volver a un lugar en el que estuvo hace muchos años, donde más o menos sabes cómo moverte y por donde, pero donde sigues mirando el nombre de las calles, porque no acabas de fiarte de tu sentido de la orientación.
La sorpresa
Acostumbrado a un trasto más grande, el tamaño del cacharrito me ha sorprendido: realmente pequeño y muy compacto, que se siente casi pesado al agarrarlo con las manos, dándote cuenta de que parece más ligero de lo que es, mientras sigues mirando y remirando lo fino y pequeño que te sigue resultando).
Al sacarlo del paquetito y abrir la pantalla, el famoso sonido "Daaaaaaaang", sonó de forma imponente: los altavoces del cacharrito son espectacularmente buenos, situación por la cual me he dado cuenta de que, muy probablemente, va a ser utilizado para escuchar música o ver alguna peli sin auriculares ni nada (el sonido es realmente bueno).
Honestamente: me sorprendió muy gratamente. Lo del sonido además llegaría a su máxima expresión una noche, donde la señora Paquito y yo estábamos viendo Netflix en la cama con el bichito y, de pronto, en una escena de una película, me empecé a dar cuenta de que, algunos de los sonidos de la misma, literalmente se sentían detrás de mi cabeza.
Lo tuve que verificar tres veces, momento que dio para la anécdota habitual en estos casos...
La señora Paquito ya está acostumbrada a mis neuras y a que pare una serie o una película para observar tal o cual cosa, momento en el que aquí escribe está completamente sobre-excitado, explicándole tal o cual cosa, mientras ella me observa como el que mira a una persona hablándole a las palomas en el parque.
Cada loco con su locura, supongo :-))
Lo más interesante es que, años más tarde de volver a la secta, al empezar a usar el ordenata, un montón de cosas empezaron a configurarse automáticamente: las redes que utilizo, mis contraseñas, las aplicaciones que compré en su día, los favoritos acumulados en el iPad o en el iPhone...
Es más: de pronto, en mi historial de compras de aplicaciones, me enseñó y me instaló aplicaciones que, en su día, años atrás, compré, cosa que me sorprendió gratamente.
Todo empezó a fluir, como parte de un todo: la gente de Apple sabe cómo hacer estas cosas, desde luego.
Otro detalle súper curioso es que he configurado al iPad como un segundo monitor del bichito: es como una segunda pantalla adicional donde puedo poner cosas para leerlas o para trabajar con ellas.
Eso, que parece una tontería, es maravilloso, sobre todo cuando estás escribiendo y quieres tener todo conectado y hablándose entre sí, aunque no es realmente necesario: podría no configurarlo, estar leyendo algo en el iPad y, si la misma aplicación está instalada en el ordenata, al apagar la tableta, automáticamente el ordenata te modifica el icono de la aplicación para que, al abrirla, sigas en el mismo punto donde estabas en el otro dispositivo.
Eso, es un puntazo.
Pero es la secta...
Algo que Apple hace fantásticamente bien es hacer que todo funcione de coña entre sus productos, sobre todo cuando son casi todos nuevos o de la misma época.
Al escapar hacia el otro ordenata ("la bestia"), hace unos años, tuve el "placer" de descubrir el amargo sabor de la salida: mientras que Apple te lo pone facilísimo para entrar en su mundo, salir es complicado de narices (ofuscándote la localización de tus fotos y demás para que no puedas, simplemente, copiarlas a un disco duro y llevártelas a otro sitio).
Aunque la forma está ahí (puedes exportar las fotos de su aplicación de mismo nombre), la forma en la que lo hace no es tan fantástica y, lo que es peor, el meta-dato de las mismas a veces se pierde.
Por eso lo llamo "la secta": es un lugar súper confortable para entrar, pero tiene mil triquiñuelas para que te lo pienses cinco veces antes de salir.
Conclusión
Es un cacharrito pequeño, silencioso, potente como el solo, fantásticamente bien diseñado y una gozada para usarlo, pero Apple te pone varios precios (desde el económico hasta otros menos evidentes) que, quizás, no todo el mundo esté dispuesto a pagarlos.
En mi caso, usando todo tipo de productos y sistemas desde hace años, puedo decir que el ordenador desde donde escribo ahora mismo estas líneas es, para mí, lo mejor que puedo tener.
¿Qué puedo decir? Estoy harto de pantallazos azules (que curiosamente jamás suceden en mi ordenador del trabajo: sólo en mi ordenador personal al que, por cierto, en ese tema, estaba cuidado con un mimo infinito, teniendo la aplicación oficial del fabricante para tener siempre los últimos drivers actualizados).
No todo se compra con dinero, pero hay cosas que, desde luego, no serán baratas.
Tengo un nuevo bichito que hace mi vida digital en casa un poquito más agradable y eso es lo más importante.
En el próximo episodio, te cuento el hackeo de mi dieta :-))
Un abrazo y cuídate.
Yo tengo relacion amor odio con la manzana. Mi ordenador y mi laptop son microsoft, y por ahora pasarme a apple no me llama. Mi movil es iphone, y me gusta mucho, pero hay ciertas cosas que me gustan menos. Como por ejemplo que casi te fuercen a pagar mensualmente y tener cosas en la nube...y digo casi xq yo llevo años con iphone y aun no he caido. Pero tengo un mensajito constante en el movil diciendo que no tengo espacio en la nube y que no tengo copia de seguridad...en fin, que un día caeré, pero por ahora me hago la cabezona
ResponderEliminarBuenas:
EliminarGracias por la visita y el comentario (un honor que la bloguera dicharachera se pase por estos lares).
Lo del iCloud lo entiendo perfectamente y tienes razón (por eso lo tengo desactivado para todo lo que no sea estrictamente necesario).
Pero, créeme: tienes un cacharrito que está diseñado por gente que comparte una serie de principios contigo (y eso es bueno).
De igual forma que, ahora mismo, "el cacharrito" está mostrando esto en la pantalla y, "detalle allí, detallé allá" hace de mi experiencia como usuario algo normal.
Gustazo Pelocha: gustazo el usar algo que simplemente funciona y mantiene una serie de principios muy claritos.