Pérdida de peso durante la pandemia - Parte 3

Si quieres leer la segunda parte, haz clic aquí.

Buenas:

En el capítulo anterior hablábamos de cómo, poco a poco, después de unos añitos "un poco fuera de control", empecé a hacer ejercicio o, por lo menos, a moverme todos los días...

La cosa acaba conmigo corriendo hora y media casi a diario, hasta más o menos Octubre, donde una de mis rodillas dice "ya es suficiente" y tengo que parar.

El frío del invierno, la oscuridad y la lluvia hacen su aparición para hacerlo todavía más complicado, así que, definitivamente, la temporada del jogging llega a su fin.

Y ésta es la parte donde, en los últimos meses, la preocupación original se va desvaneciendo porque, a pesar de dejar de hacer ejercicio, consigo bajar un poquito más de peso y, a día de hoy, estabilizarlo.

Así que, si mientras hacía ejercicio perdía peso, si paraba entonces obtendría el efecto contrario, ¿Verdad?

Pues no...

El factor elemental en esta ecuación, durante todos los meses en los que decidí cambiar toda la historia. es la alimentación, y hoy, precisamente, hablaremos de esto.

Para empezar, y darle un toque semi-simpático al asunto, nada como recurrir a una escena de una de las películas que más impresión ha generado en mi vida adulta:


Aunque suene a broma, la realidad es muchísimo más similar a la escena de lo que podríamos creer, pero hay varios factores a tener en cuenta antes de tocar ese tema.

En primer lugar, hay que tener en cuenta las cantidades: en los últimos años, comía lo que quería (siempre y cuando no me hiciera daño al estómago, lo cual eliminaba un montón de cosas) cuando quería (a placer).

Lo más difícil, teniendo un estómago dilatado de comer sin ton ni son, es precisamente empezar a reducir las cantidades de la ingesta, mientras intentas mitigar la sensación física de un apetito insatisfecho.

Una de las cosas que descubro en esa fase es que, desafortunadamente, con la mejor de mis intenciones, he estado haciendo lo incorrecto durante bastante tiempo.

¿Qué es lo que estaba haciendo? Básicamente beber agua como un animal en cantidades absurdas (al final, pensaba yo, el agua es agua, no engorda y, si en vez de comer, me pongo ciego a base de agua, pues eso que gano)...

Beber agua es sanísimo, ojo: la hidratación de tu cuerpo es fundamental, eliminas toxinas a través de la orina y tu cuerpo mantiene ese proceso de hidratación y eliminación de toxinas de forma fluida y constante.

El problema, como descubrí por casualidad, es cuando empiezas a beber grandes cantidades de agua "de una sentada" (como cuando tienes sed y te bebes una botella de un litro de agua de un golpe).

Esto lo descubro, ya digo, a través un canal de YouTube de gente que son "comedores profesionales", personas que compiten para, por ejemplo, comerse una hamburguesa de 7 kilos en menos de 30 minutos y cosas similares.

En esos vídeos, veo a tipos súper finos, sin problemas de sobrepeso, a pesar de meterse entre pecho y espalda salvajadas de comida como consecuencia de su profesión o hobby (participar en, ya digo, competiciones o retos de comida con unas cantidades absurdas de alimentos).

Y aquí es donde llega el descubrimiento: un día, uno de ellos explica, mientras habla con otras personas, que uno de los trucos que ellos utilizan para poder hacer lo que hacen es, unas horas antes de la competición, empiezan a beber agua como si la vida les fuera en ello, dilatando el estómago y con el tiempo suficiente para que el cuerpo se deshaga del agua, mientras el estómago permanece en ese estado.

Eso me explica un montón de cosas sobre el estado de mi estómago pero, como soy como soy, decido experimentar y ver si, efectivamente es así.

Una tarde, después de una larga caminata de verano, al llegar a casa, me bebo una botellita de medio litro de agua de un golpe (como he hecho durante años cuando me daba sed para "mitigar mi apetito", o eso pensaba yo).

Indefectiblemente, al hacerlo, noto como mi estómago, que estaba normal antes de salir a caminar, entra en un estado de dilatación casi instantáneo...

Eso me lleva a dos decisiones fundamentales:
  1. Jamás comer o beber después de hacer ejercicio: siempre antes.
  2. Reducir la ingesta de líquidos a un cuarto de litro de un golpe (al final del día acabaré bebiendo las mismas cantidades de líquido, pero en porciones más pequeñas).
Eso, de por sí, va a ayudar un montón a la causa, pero ahora nos queda la parte más importante, que es la de la ingesta de sólidos y, en particular, la composición de los mismos,

Ese será el asalto final: el momento en el que todo se une y produce el milagro.

Continuará...

Actualización: si quieres leer la cuarta (y última) parte, haz clic aquí.


Paquito

Emilio: sugerenciasapaquito (arroba) yahoo (punto) es

Twitter: @paquito4ever

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Buenas:

      Me sorprendo hasta yo, que soy el que lo escribe, así que imagina (una de las ventajas de tener una memoria de pez en estos últimos años es que ni yo mismo a veces me creo las cosas que he aprendido o me han pasado).

      Pero aquí tengo la prueba: la báscula no miente, así que algo tuve que hacer bien :-))

      Un abrazote (seguimos para bingo, que estoy respondiendo comentarios esta mañana).

      Eliminar

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